Pertenezco a una generación que ha vivido sin excesivos problemas a lo largo de su vida. Cierto es que nacimos y nos criamos en la posguerra, tiempos difíciles, pero que han ido cambiando paulatinamente a mejor a lo largo de los años. Por eso no teníamos ni idea de lo que pasaría cuando pintaran bastos. A finales del 2019 llegó el Covid; durante un par de años vivimos con la amenaza del contagio grave, que se llevó para adelante a unos quince millones de seres en todo el mundo, -unos ciento sesenta mil en España-. Los españoles de a pie dimos la talla. Todo un ejemplo de disciplina y civismo por parte de la población en general. Como siempre aparecieron unos cuantos “espabilados” que inflaron sus bolsillos. Pero la gran mayoría aguantamos estoicamente el tirón. En este 2024 (año bisiesto) también nos hemos tenido que enfrentar a una situación extrema. Las circunstancias meteorológicas nos lo han puesto difícil a los andaluces y los levantinos. Una vez más nos hemos portado. Especialmente la llamada “generación de cristal”. (Se llama así a los nacidos a partir del año 2.000 por ser trasparentes; manifiestan sus deseos y emociones claramente y sin tapujos). En este caso, también han demostrado que, además, reaccionan con valor y entrega ante las adversidades. Se han dejado de proclamas y manifiestos políticos y se han puesto a la tarea armados de palas y escobas. Ya me lo suponía yo. Tengo la inmensa suerte de convivir con estudiantes de esa generación a lo largo de estos dos últimos años. Se trata de gente alegre y muy bien formada. Con menos ganas de juerga que los de mi etapa. Se han dado cuenta que lo tienen más difícil que lo tuvimos nosotros. Hay mucha más competencia y menos posibilidades de encontrar un buen puesto. Creo que serán un buen reemplazo. Mi buena noticia de hoy me la transmite la humanidad. Ese montón de seres anónimos que llora con el que sufre y ríe ante la vida. Algunos confían en la Inteligencia Artificial como tabla de salvación para el mundo. ¡Qué equivocados están! Jamás llegará a sentir como el ser humano, que reacciona inmediatamente sacando lo mejor que lleva dentro. Aunque nos vengan tiempos difíciles tenemos capacidad de sobra para superarlos. Como ejemplo ese chico africano que no duda en meterse en una inundación y saca una mujer en brazos, o ese bombero que anda en el punto cero de la DANA, que aprovecha su tiempo libre para cuidar a una anciana de más de 90 años que se encuentra sola e inválida. Bienvenida la inteligencia natural que sale del corazón del ser humano. Esa no falla nunca.
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