Leontion (300 a. C.) también conocida como Leontio, Leontia, Leoncia, Leoncio o Leontario, formó parte de la escuela epicúrea y compañera del célebre Metrodoro. Fue discípula de Epicuro y una de las pocas mujeres en participar activamente en las discusiones filosóficas de su época, una rareza en la Atenas misógina de entonces.
Epicuro y Leontion, Ludwig Portman, 1803
El epicureísmo fue un movimiento filosófico fundado alrededor del 307 a. C. basado en las enseñanzas del antiguo filósofo griego Epicuro de Samos, que fundó una escuela llamada "El Jardín" cuyas ideas fueron seguidas por los filósofos "epicúreos". El Jardín se hizo famoso por el cultivo de la amistad. Hay que tener presente que en la antigüedad clásica filosofía, ciencia, teología, alquimia son conceptos que se interseccionan.
El Jardín de Epicuro se erigía como un refugio intelectual para mujeres, extranjeros y esclavos, lo cual no siempre fue bien visto. Para la moral de aquellos días, la apertura de Epicuro a incluir a figuras como Leontion representaba una amenaza; tanto así, que Cicerón la desdeñó, aludiendo a su vida como hetera, hetaira, meretriz o meretrícula, etiqueta con la que la historiografía misógina buscó reducirla a una simple "cortesana" o prostituta. Todo ello podría ser tanto una actitud misógina como una calumnia antiepicúrea, porque Epicuro permitía que asistieran a su escuela mujeres, extranjeros y esclavos.
No se conserva su obra y lo que escasamente sabemos de ella es por referencia que otros filósofos contemporáneos suyos y posteriores en sus escritos criticando a Teofrasto.
Las hetairas frecuentemente disfrutaron de una independencia negada al resto de las mujeres en la Grecia Antigua, sociedad dominada por los hombres. Su independencia y voluntad de pensamiento la llevaron incluso a redactar una crítica enérgica contra Teofrasto, uno de los más respetados discípulos de Aristóteles, un hecho inaudito para una mujer en la Grecia antigua. La reacción fue fuerte y no sin sesgo: Cicerón se escandalizó de que “una cortesana” como Leontion osara refutar a un pensador tan encumbrado, y más aún en un estilo ático, tan apreciado por su pureza literaria.
Plinio, aunque se sorprendió de que una mujer se atreviera a escribir contra Teofrasto, pero la menciona sin menosprecio, recordando incluso que fue pintada por Arístides de Tebas en una obra que la representaba "pensando en Epicuro".
Clemente de Alejandría, en cambio, reconoció la grandeza de su intelecto al incluirla entre las mujeres capaces de sabiduría, en paralelo con figuras bíblicas como Judith y Esther.
Fue esposa de Metrodoro de Lámpsaco El Joven con quien tuvo una hija; también filósofo de la escuela epicúrea y uno de sus mayores exponentes aunque de él solo se conservan fragmentos de su obra. Leontion tuvo otra hija más de nombre Danae, también hetaira que tuvo una relación cercana con Laódice, mujer de la nobleza de Anatolia y pariente cercana de la dinastía seléucida, que fue la primera esposa de Antíoco II, rey seléucida.
Diógenes Laercio ha preservado una línea de una carta que Epicuro escribió a Leontion, en la cual Epicuro alaba sus argumentos bien escritos en contra de opiniones filosóficas seguras. En la carta dice Epicuro a Leontion: “…cuán grande alegría y conmoción llenó mi ánimo leída tu pequeña carta”. Clemente de Alejandría cita a Temista y Leontion a la par que a Judith y Esther como mujeres capaces de ser sabias.
Además de su vida en la filosofía, el legado de Leontion inspiró generaciones: Hermesianax de Colofón le dedicó versos en sus Elegías.
En un escrito del siglo XIV, Boccaccio se preguntaba si Leontion era la más fuerte de los dos por arrastrar la filosofía a su nivel o bien la filosofía era más floja o débil debido a que su ilustrado corazón pudiera ser dominado por sus actos deshonrosos. Boccaccio se cuestionaría si Leontion había rebajado la filosofía a su nivel o si, por el contrario, había dignificado su posición femenina al elevar su propia mente al campo de las ideas. La controversia sobre su vida y obra continuó inspirando incluso en tiempos modernos.
Lope de Vega realza la sabiduría de Leontion en su comedia "La doncella Teodor", `pniendo como ejemplo su disputa contra Teofrasto.
Walter Savage Landor le otorgó un diálogo en su obra Conversaciones imaginarias y William Stott la inmortalizó en su lienzo Hide and Seek in the Garden of Epicurus, Leontium and Ternissa,"Epicuro, Leontion y Ternissa", un retrato que captura la esencia de esa mujer que, desafiante y brillante, se atrevió a pensar libremente en una época en la que esto era casi imposible.
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