Para Sánchez, actual presidente del Gobierno, a estas alturas, el poder ya sólo consiste en una cuestión de supervivencia. Un poder que no hace más que amenazar a la oposición, como se volvió a demostrar con las declaraciones de Montero refiriéndose a “informaciones que a todos nos escandalizarán”, en referencia a la pareja de Ayuso. No es de extrañar que por más que se le pregunte a Sánchez por los casos de corrupción que le deslegitiman, por si se reunió o no con Aldama, su única respuesta sea el silencio o, a lo sumo, echar balones fuera cuando no atacar directamente a la oposición.
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