Cercenada tiene la cara la sierra de Santo Domingo por el río Arba de Biel. Desde su sumergido abismo, surge un azulado lunar de nombre Pozo Pígalo de Luesia. En su orilla se arrodilla para saciar su sed el Camping Pígalo. Es un coqueto campamento que ofrece: zonas de acampada con tiendas de campaña y áreas de pícnic, restauración con menú variado y bar, zona de merendero con mesas y bancos, alquiler de tiendas de campaña con colchón hinchable para dos personas. La dirección tiene el placer de ofrecer a sus distinguidos clientes la posibilidad de depositar sus impurezas en lindos contenedores distribuidos por el parking situado en la entrada del mismo. Dado que los contenedores están en plena naturaleza, los animales husmean en ellos buscando comida. Y al hacerlo, vuelcan su contenido al suelo y el aire esparce los desperdicios por el monte. Para corregir dicho inconveniente les propongo dos soluciones: uno es envenenar a todas las alimañas del bosque y el otro, enterrar los contenedores bajo tierra como en la ciudad. El problema de matar a todas las enojosas bestias del monte, es el mal olor que despiden al descomponerse. Para subsanar esta contrariedad, he pensado que la gente podría practicar senderismo con mascarilla perfumada. ¡Ahora! Una de las ventajas de utilizar este humanitario método, es que nos evitaríamos los irritantes cantos de los ruiseñores, jilgueros, verderones, los graznidos de las águilas, el ulular de los búhos, los mugidos de las vacas y sus excrementos... En fin, ha escoger cualquiera de las dos opciones…
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