A falta de que se sustancien las consecuencias jurídicas concretas, es evidente que un presidente diligente y provisto de un mínimo de ética ya estaría asumiendo responsabilidades políticas. Cabe recordar que Ábalos no fue un simple ministro más, sino que se distinguió por ser uno de los hombres más cercanos al presidente y uno de los artífices de su llegada a la Secretaría General del partido y, posteriormente, a la presidencia del Gobierno.
Por más que Pedro Sánchez intente obviar su estrecha proximidad con todos estos casos de corrupción: su esposa, su hermano, el Fiscal General del Estado, además de Ábalos, la situación comienza a ser insostenible también para unos socios que, en su renuncia a pedir cualquier tipo de explicación, están quedando retratados.
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