Este artículo ya lo iba maquinando a principios de curso, cuando una primera convocación de huelga revolucionó las aulas españolas, dándoles la oportunidad a los estudiantes de secundaria de cogerse un puente bastante atractivo. Aún bastante extrañado por haberse convocado una huelga a principios de curso, lo dejé pasar como quien no quiere la cosa. Pocas semanas después se convocó otra, y así consecutivamente hasta el pasado martes. Posiblemente, este año sea en el que más huelgas estudiantiles, y de temas más irrelevantes, se han propuesto.
Antes de nada, destacar la inutilidad de las huelgas estudiantiles. Pensar que al no asistir ningún estudiante a sus clases durante un día, cambiará algún problema de la actualidad, es de tener muy pocas ideas en la cabeza. Y tener en mente que los alumnos que hagan huelga, irán a las manifestaciones que se movilicen en sus correspondientes ciudades, es de tener menos ideas todavía. Ya de por sí, las huelgas de trabajadores son inútiles, pues por mucho que se revolucione el pueblo no se solucionarán los problemas («No es la religión, sino la revolución, la que es el opio del pueblo», Simone Weil). Actualmente, las huelgas no causan tanto ``choque´´, pues culturalmente lo hemos normalizado; pero en el sentido de tener un día libre. Esta idea la han recogido los más jóvenes, que, ante la posibilidad de no asistir a clases, no manifestarán resistencia alguna.
Motivos de protesta, como la tardanza de la publicación de los exámenes de la PAU, no resultan del todo superfluos. Pero otros, como la guerra de Israel y Palestina o la DANA de Valencia, son absolutamente irrisorios. Por un lado, la huelga convocada por la guerra de Israel y Palestina (y similares conflictos bélico-políticos) son adoctrinamiento político puro, pues la huelga ya lleva un posicionamiento ideológico incrustado en ella (como la defensa o apoyo a un país determinado con respecto a una guerra). Asimismo, la huelga convocada por la DANA de Valencia, es todavía más absurda. No tengo muy claro si por lo que se manifiestan es por el propio hecho geográfico y la trágica situación actual de los valencianos, o si es por la pésima organización política y las artimañas que se están llevando a cabo (como la manipulación de la información transmitida en los medios de comunicación públicos, o las complicaciones que están sufriendo los españoles que se han movilizado hasta Valencia para ofrecer su ayuda). De cualquier modo, nada de esto, ni les incumbe, ni tienen la posibilidad de solucionarlo los estudiantes españoles.
Finalmente, es necesario exhibir el deseo de que esta «oleada de huelgas» cese, pues por muchas huelgas que se convoquen, ninguno de los problemas por los que se manifiestan se solucionará. Dejen de darles la oportunidad a los alumnos españoles de que se alejen de los institutos. Pues la única forma de que los grandes problemas de la actualidad (bélicos, políticos, sociales…) se eliminen, es mediante la educación.
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