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​La esclavitud blanca

Este término hace referencia a hace referencia a la sufrida por personas de origen europeo, ya sea por parte de otros europeos o de distintas culturas
María del Carmen Calderón Berrocal
sábado, 21 de diciembre de 2024, 12:29 h (CET)

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La esclavitud blanca hace referencia a la esclavitud de personas de origen europeo, ya sea por parte de otros europeos o de distintas culturas.


Se encuentran casos de esclavos en galeras navales o capturados por vikingos.


Los esclavos de origen europeo estuvieron presentes en sociedades como la antigua Roma y el Imperio otomano.


Bajo el feudalismo, en Europa, existieron diversas formas de servidumbre que incluían siervos, bordares, vagabundos y esclavos, quienes eran obligados a trabajar sin recibir remuneración.


Vikingos


En la cultura vikinga, la esclavitud fue un elemento central. Los vikingos asaltaron ciudades costeras en las Islas Británicas y la Península Ibérica, capturando a miles de hombres, mujeres y niños que luego retenían o vendían como esclavos. Se estima que estos esclavos pudieron representar hasta un 10% de la población escandinava durante la era vikinga. La búsqueda de esclavos fue posiblemente una de las principales razones detrás de sus incursiones, y entre las personas capturadas predominaban francos, anglosajones y celtas. En la Península Ibérica los vikingos asaltan la Península en varias ocasiones, pero los musulmanes, que estaban en la península desde el 711 invadiendo y esclavizando a la población natural de la Península, supieron hacerles frente.


Por qué eran presa fácil los monasterios


Los monasterios, además, se convirtieron en una fuente importante de esclavos jóvenes y educados, que eran vendidos en Venecia o Bizancio a precios elevados. Los monjes eran muchos de ellos procedentes de la nobleza, segundones que no percibían el patrimonio ni la responsabilidad de un mayorazgo que continuara el legado familiar y, por el contrario, se les daba carrera eclesiástica. La Iglesia era, por otra parte, en muchas ocasiones refugio de quienes no tenían oficio ni beneficio, pero entrando en la Iglesia, como curas beneficiados o como monjes tenían asegurada la subsistencia. Los monasterios exigían dotes y el sacerdocio podía acceder a los beneficios eclesiásticos y capellanías que les aseguraban rentas que aseguraban su manutención.


Lo mismo pasa en el caso femenino, los conventos de religiosas se mantenían básicamente con las dotes de las monjas que profesaban y las propiedades que tuviera el convento, de modo que cuando faltaban dotes, se recurría solo a las propiedades, que eran vendidas y, en ocasiones, los conventos desaparecen por la imposibilidad de hacer frente a los gastos de manutención y mantenimiento de monjas y convento. Este es el caso, por ejemplo, del sevillano Convento de Regina Angelorum, que estaba en lo que conocemos hoy como Plaza de la Encarnación, reconvertida en un entramado pastiche al que se denomínó  popular y contemporáneamente  como “Las Setas”.


En este lugar había dos conventos, el de Regina Angelorum y el Convento de la Encarnación, que sufrieron destinos distintos pero al cabo ambos desaparecen de este lugar, el de Regina Angelorum pasa a la rama masculina de su orden, dominicos; y las monjas se dispersan entrando en otros conventos de la ciudad o en la clausura del Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla. Por su parte, el Convento de la Encarnación sería asaltado por las tropas francesas en 1808, sus monjas expulsadas y huyen a la zona de la Plaza Virgen de Los Reyes, frente al Arzobispado de Sevilla, ahí desde entonces, conocemos como tal al Convento de la Encarnación, de monjas agustinas.


Mongoles


Durante el siglo XIII, las invasiones mongolas ampliaron aún más el comercio de esclavos, llevando a mujeres, niños y personas hábiles a Karakórum o Saray, desde donde se vendían por toda Eurasia. En Novgorod, los esclavos provenientes del comercio mongol eran enviados a mercados controlados por comerciantes genoveses y venecianos. Por otro lado, el Kanato de Crimea mantuvo durante siglos un comercio masivo de esclavos con el Imperio otomano y Oriente Medio, donde numerosos campesinos eslavos fueron esclavizados en lo que se conoció como la “Cosecha de la Estepa”.


La "Cosecha de la Estepa" es un término que describe el proceso sistemático de captura y esclavización de campesinos eslavos por parte del Kanato de Crimea, estado vasallo del Imperio otomano que existió entre los siglos XV y XVIII. Este término hace referencia al saqueo recurrente de las áreas rurales en las regiones de Europa del Este, especialmente en Ucrania, Rusia y Polonia, llevadas a cabo por los tártaros de Crimea.


Tenían un método de captura por el cual los tártaros organizaban incursiones militares periódicas en aldeas y zonas rurales poco protegidas. Atacaban rápidamente, tomaban prisioneros y destruían las aldeas para maximizar el impacto.


El destino de los cautivos era ser conducidos hasta Crimea, donde los vendían como esclavos en mercados locales o se transportaban a otros territorios, como el Imperio otomano, el Norte de África o el Oriente Medio. Los hombres solían ser utilizados en trabajos forzados, mientras que las mujeres y niños eran vendidos como concubinas, criados o esclavos domésticos.


Durante su apogeo, se calcula que cientos de miles de personas fueron esclavizadas. Según algunas estimaciones, entre los siglos XV y XVII, más de un millón de personas podrían haber sido capturadas y vendidas víctimas de este sistema.


Estas capturas tuvieron considerable impacto social y económico. La "Cosecha de la Estepa" tuvo efectos devastadores en las regiones afectadas. Muchas áreas rurales quedaron despobladas o sus habitantes vivieron en constante inseguridad, lo que afectó negativamente a la economía agrícola y a la estructura social.


Pero llegó el fin de estas incursiones, disminuyendo considerablementeen el siglo XVIII, cuando el Imperio ruso empezó a expandirse hacia el sur, conquistando Crimea en 1783 y poniendo fin al Kanato de Crimea. El término "Cosecha de la Estepa" refleja tanto la brutalidad como la regularidad de estas incursiones, que se asemejaban a una cosecha literal, pero de seres humanos, en beneficio de los traficantes de esclavos y los estados que demandaban mano de obra esclava.


Piratería en y desde el Norte de África


En el norte de África, los piratas llevaron a cabo incursiones entre 1530 y 1780, secuestrando a más de un millón de europeos. Estas acciones despoblaron zonas costeras de Sicilia a Cornualles. Se estima que los piratas capturaban cada año a miles de cristianos europeos, quienes eran obligados a trabajar como esclavos en galeras, sirvientes o concubinas en regiones como Marruecos, Túnez, Argelia y Libia.


Las costas de Italia, España y Francia fueron las más afectadas, pero también hubo capturas en Gran Bretaña, Irlanda e Islandia. Durante este periodo, se calcula que el número total de europeos esclavizados fue de cientos de miles.


Frente a esto luchan instituciones benéficas y señores poderosos que aplican cantidades en dinero para poder extraer de su cautiverio a quienes habían caído en manos de piratas, turcos y musulmanes en general. Esta práctica de redimir cautivos es la misión ejemplar de una orden religiosa, los mercedarios, que se intercambiaban por presos esclavizados porque se consideraba que su fe estaba a prueba de toda tortura y cayendo en manos enemigas, los cristianos de a pie, el pueblo llano o no tan llano, podía sucumbir ante las torturas musulmanas por ser considerados infieles. El mismo Cervantes estuvo preso en Argel.


En el mundo árabe, la esclavitud no se limitó a una raza o religión específica; incluyó a turcos, iraníes, europeos y bereberes, especialmente en los primeros siglos del comercio esclavista. Durante el califato fatimí, los esclavos europeos capturados en costas y guerras fueron numerosos, al igual que aquellos provenientes de regiones como el Cáucaso, Asia Central y Escandinavia. Los estados de Berbería se beneficiaron económicamente de esta práctica, mientras las incursiones árabes devastaron reinos ibéricos, capturando esclavos y botines.


El Imperio otomano también incorporó la esclavitud en su sistema sociopolítico. Desde el siglo XIV hasta el XIX, muchos funcionarios gubernamentales eran antiguos esclavos educados en las escuelas palaciegas para servir al sultán. Los eunucos y jenízaros desempeñaban roles destacados en la corte otomana, mientras que las esclavas jugaban papeles clave en los harenes.


Las caravanas del Sáhara


Las caravanas del Sahara, operativas desde la época romana, transportaron esclavos junto con productos comerciales. Las rutas marítimas hacia el Mar Rojo y el Océano Índico también facilitaron este comercio. Aunque el siglo XIX marcó el inicio de la abolición de la esclavitud en tierras musulmanas, la práctica persistió en algunos lugares hasta el siglo XX. En 1962, Arabia Saudita prohibió formalmente la esclavitud y Mauritania fue el último país en abolirla en 1981.


Las caravanas de esclavos del Sáhara fueron una parte crucial del comercio transahariano que se desarrolló durante varios siglos, conectando África subsahariana con el norte de África y el mundo mediterráneo. Estas caravanas no solo transportaban esclavos, sino también bienes comerciales como oro, sal, especias y otros productos valiosos, pero el tráfico de esclavos fue uno de los componentes más destacados y brutales de este sistema.


Las caravanas atravesaban el desierto del Sáhara siguiendo rutas bien establecidas, que conectaban ciudades comerciales como Tombuctú (en el actual Malí) y Gao, al sur del Sáhara; Fez, Marrakech, Trípoli, El Cairo y otros centros en el norte de África; Agades y Kano (en la actual Níger y Nigeria) como puntos de conexión entre el Sáhara y África Occidental.


Los esclavos generalmente eran capturados en regiones subsaharianas como África Occidental (actuales Senegal, Malí y Nigeria) y África Central. También podían provenir de guerras tribales, incursiones militares o ser vendidos por traficantes locales a cambio de bienes.


Los esclavos eran llevados a mercados en el norte de África, Egipto y Medio Oriente, donde eran comprados para desempeñar diversas funciones. Se los empleaba como trabajadores agrícolas en plantaciones o grandes propiedades; como sirvientes domésticos, en hogares ricos; como soldados, especialmente hombres jóvenes, que eran entrenados como soldados (como los mamelucos); como concubinas y esclavas sexuales.


Los esclavos eran transportados a pie en condiciones extremadamente duras, encadenados y obligados a caminar largas distancias a través del desierto bajo un calor extremo. Es la imagen que nos viene al recuerdo de Judá Ben-Ur, interpretado magistralmente por Charlton Heston en la adaptación cinematográfica de la obra "Ben-Hur: A Tale of the Christ", de Lew Wallace, de 1880, una de las más populares novelas de la literatura estadounidense, con una fuerte influencia religiosa y cultural, en la que un noble judío que vive en el siglo I d.C., durante la ocupación romana en Judea. Su vida cambia drásticamente cuando es traicionado por su amigo de la infancia, Mesala, un oficial romano, siendo acusado injustamente de intentar asesinar al gobernador romano, es condenado a la esclavitud en galeras y su familia es encarcelada. Cuando es apresado lo vemos encadenado atravesar el desierto en una larga fila de presos esclavizados con destino a galeras.


Muchos esclavos mueren durante el trayecto debido a la deshidratación, hambre, agotamiento o enfermedades. Las caravanas podían incluir cientos o incluso miles de personas, protegidas por escoltas armadas para defenderse de ataques de tribus nómadas.


El comercio transahariano de esclavos comenzó alrededor del siglo VII con la expansión del Islam, que trajo consigo una gran demanda de esclavos en los territorios islámicos. Este comercio persistió durante más de mil años, alcanzando su punto álgido entre los siglos XIII y XVII y disminuyó gradualmente en el siglo XIX debido a las presiones abolicionistas de potencias europeas.


Sin duda fue considerable su impacto socioeconómico en la devastación de comunidades africanas pues la captura de esclavos desestabilizó regiones enteras, destruyó estructuras sociales y causó una pérdida significativa de población en áreas subsaharianas. Supone igualmente una interacción cultural y económica pues las caravanas fomentaron el comercio y el intercambio cultural entre el África subsahariana, el Magreb y Medio Oriente.


La abolición formal de la esclavitud en el siglo XIX por potencias coloniales europeas y la presión de movimientos abolicionistas islámicos contribuyeron al fin del comercio de esclavos a gran escala. Sin embargo, en ciertas áreas remotas, esta práctica persistió de manera informal hasta bien entrado el siglo XX.


Las caravanas de esclavos del Sáhara son un recordatorio de la brutalidad del comercio de esclavos y el impacto profundo que tuvo en la historia de África y sus pueblos.

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