Aunque los trazos comunes nos sean útiles para hacer el dibujo apresurado de una generación, los retratos que se hacen en la teoría, muchas veces se dan de bruces con ejemplos concretos de una realidad que nos interpela. Así ha sucedido con miles de jóvenes, de los que solemos meter en el saco de la llamada “generación de cristal”, que han respondido de forma ejemplar ante la tragedia de la DANA.
Es verdad que en ese dibujo general, que incluye falta de compromiso y de fortaleza ante las dificultades sobrevenidas hay algo de verdad, pero ni es toda la verdad, ni es tampoco una verdad que les caracterice solo a los jóvenes. Se suele decir que tiempos de confusión moral alumbran también hombres fuertes y, en esto, los jóvenes no son una excepción. Lo mejor del espíritu solidario de los españoles, lo hemos visto en ellos, volcándose en la ayuda al más desfavorecido, en un momento, además, en el que se hacía evidente que la mayoría de los políticos y de las instituciones del Estado no estaban a la altura requerida.
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