El goteo de tímidas protestas pro europeas en Georgia se ha convertido en un masivo movimiento que recuerda al Maidan en Ucrania. La primera chispa se produjo con las denuncias por fraude en las elecciones de octubre. Lo que ha provocado el incendio ha sido, sin embargo, la decisión tomada por el Gobierno de suspender las negociaciones de adhesión a la Unión Europea. La represión policial contra los manifestantes ha motivado la dimisión de varios altos cargos y embajadores, a los que se suma la carta de protesta de miles de funcionarios. La presidenta, un cargo más bien simbólico, se ha posicionado a favor de los manifestantes. Hay grietas en el régimen. Con todo, el Gobierno parece tener la situación bajo control, con unas fuerzas de seguridad entrenadas por la OTAN y hasta ahora leales al régimen.
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