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Escribir gratis, opinar gratis y David Gistau

En el campo de las artes, existen decenas de miles de autores y autoras que realizan esas artes sin cobrar estipendios
Jesús Millán Muñoz
lunes, 20 de enero de 2025, 09:12 h (CET)

Usted, usted no sé si sabe, que una gran parte del articulismo de opinión que hoy se publica en nuestro terruño lo hacen personas gratis, no cobran ni un estipendio de céntimo de euro.


Me he encontrado con una frase del notable articulista David Gistau, en una columna titulada: Christmas, publicado en ABC, el día 25 de diciembre del 2013, que indica lo siguiente: “Detesto escribir gratis. Detesto opinar gratis”. Respeto esta opinión, pero creo que existen en todos los campos, una fase en la cual, las personas se van preparando o no, aprender ese oficio o ese deporte. Miles de jugadores de todos los deportes, lo hacen de forma gratuita o casi gratuita, intentando llegar a un podium o un ranking que su trabajo o afición se convierta en profesión, y, por tanto, le otorguen medallas y méritos y dineros y salarios de sal. Cierto es que si se pasa de una línea, pues quizás sea una forma de trabajo no remunerado. Pero…


La realidad debe usted saberlo, que en el campo de las artes, son diversas y diferentes, existen miles, posiblemente decenas de miles de autores y autoras que realizan esas artes, sin cobrar estipendios. Suele empezarse al principio, con un afán, digamos de aprendizaje, se continúa, cuándo no se llega a la meta, esperando, quizás siguiendo la frase de Persio, “quien aguante triunfa”, en todos sus matices y variedades, frase que el Premio Nobel Cela, repitió hasta la saciedad: “En España el que aguanta gana”. Y, al final, se llega a una etapa, quizás, por el camino, el camino de los años, se han ido quedando muchas personas. Que han llegado a la conclusión, que no vale la pena, y, han ido dejando la afición o afición a ese arte concreto, a los diez años de empezar o a los treinta, o, quizás continúan pero ya, con tan poca actividad, que prácticamente han dejado el oficio y vocación y profesión y arte… Es lógico, ustedes estarían treinta años vendiendo botijos, y, que nadie les comprara uno, o uno cada año o cada tres…


Pero todos conocemos, personas que ya han llegado a la Tercera Edad, y, quizás con cantidad menor e interés menor y vocación menor y mayor desaliento y tristeza, continúan todavía elaborando un poco, lo que pueden ese arte o esta actividad cultural. Se han podido pasar, cuatro o cinco décadas de su existencia o más, dándole al color o al sonido o al lápiz o a la tecla o al ordenador… O, han podido realizar, contextualizando y materializándolo en este género, han podido realizar dos mil o tres mil o cinco mil o diez mil piezas periodísticas, quizás de todos los géneros periodísticos, quizás cinco mil artículos de opinión, y, posiblemente, no hayan sido remunerados, ni por mil euros sumando todos los cuarenta años…


Al final, que tenemos que hacer, esas personas pintan gratis, hacen música gratis, dibujan gratis, hacen fotografías gratis, escriben gratis, redactan artículos de opinión gratis, o, mil otras actividades cada uno según su interés o cabezonería… Qué decimos y qué hacemos, al final, se suele decir, acaso Cervantes sabría cuándo escribía El Quijote, que saldría el Quijote, y, ya escrito, estaba seguro de que se publicaría, y, publicado sabría que tendría un éxito importante, sabría acaso que cuatro siglos después estamos todavía dándole vueltas a la noria de descifrar sus conceptos…


Esa esperanza, de hacer una obra maestra, es lo que lleva a miles de personas, cada una en distintos géneros y artes, a decir, cada año, cada uno de enero, quizás este año sea mi año, quizás, con sonrisa cuándo llega octubre de cada año, los letra-escribientes, se dicen, quién sabe, si dentro de diez años mi producción habrá estado bajo el estudio de ellos –bueno, esto con risa y sonrisa e ironía-. Por eso y por mas razones, miles de personas continúan labrando el arado del arco de la palabra o la imagen o el sonido o el movimiento o…


Puede que también se digan, bueno jamás viviré de este oficio, pero al menos, ya que sé lo suficiente, ya que lo conozco, seguiré continuando, porque es mejor dedicar tres horas o cinco cada día de media, a este escanciar palabras o sonidos o colores, que no entrar en tu estómago todo tipo de alcoholes… Mejor y continuar esto, aunque sea de quinta categoría en este oficio –al final, no todos los médicos o pasteleros son geniales-. Y, así continúan… y continúan semestre tras semestre, año tras año, década tras década, van cambiando su situación de y en la vida, van apareciendo las flores de las canas y los cansancios de los ojos, pero continúan con mayor o menor calidad y cantidad de floración y producción y produciendo…


Lleva razón el señor David Gistau, es más, se queda corto, es un drama escribir, sin que te paguen, ni siquiera una tilde, ni una tilde de céntimo, pero así, están, así estamos miles de escribientes y escribidores y escritores, quizás, todos seamos de quinta categoría… quizás, sea un drama escribir gratis, opinar gratis. Pero es aún más drama, que a una edad, todos y cada uno son conscientes, que los veinte libros que han escrito durante toda su vida, quizás los cinco mil artículos de opinión, se van a perder, a deteriorar, destruir… porque nadie los cuidará, porque habrán quedado en los cajones, y, nadie los cuidará, ni los leerá, ni los coleccionarán, ni los conservarán… Eso es más triste, pero mucho más triste. Y, más sabiendo que con la tecnología de hoy, podría conservase para el futuro…


En fin, cuándo llegará el día y el concepto y la persuasión, que igual que se conservan las ermitas del pueblo, hay que conservar los escritos de los autores del pueblo, aunque sean de quinta categoría… Paz y bien…

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