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Etiquetas | Cristianismo originario | Nuclear

Nuestro arsenal nuclear podría destruir varios planetas

En todos los tiempos en los que la humanidad se estaba destruyendo a sí misma se manifestó el Espíritu de Dios
Vida Universal
martes, 18 de octubre de 2016, 00:08 h (CET)
Los medios de comunicación informan sobre radioactividad casi siempre cuando algo está fuera de control, principalmente cuando ocurre un accidente nuclear como el de Chernóbil o Fukushima. Sin embargo son siempre titulares de prensa que tienen una corta vida, lo que no se puede decir de la energía nuclear. En el capítulo relativo a los experimentos nucleares las cifras hablan por sí solas, pues se han contabilizado un total de 2.052 experimentos atómicos: 1039 los EEUU, 718 la Unión Soviética, Francia con 198, y China y Gran Bretaña con 45 experimentos respectivamente.

Parece un sin sentido que tras las catástrofes de Nagasaki e Hiroshima la humanidad necesitara hacer más experimentos nucleares. Se trató de una época dominada por la guerra fría, es decir una guerra consistente en tener la hegemonía militar, en la que lamentablemente nadie se preocupó mucho por la naturaleza. En la antigua Unión Soviética existía la filosofía del «equilibrio del terror», que significa que ambas superpotencias (los EEUU y la Unión Soviética) querían crear una especie de equilibrio que consistía en que si cada una de las dos naciones estaba en condiciones de destruir a la otra, no podría surgir una guerra.

Los rusos realizaron menos experimentos nucleares en la atmósfera que los americanos, pero en cambio cuentan con otro récord mundial que consistió en explotar la mayor bomba de todos los tiempos, la llamada «Bomba del Zar», una bomba con 58.000 kilotoneladas de fuerza explosiva de dinamita –tal vez esto no nos diga mucho–, pero por ejemplo la bomba de Hiroshima sólo tenía 12 kilotoneladas. La Bomba del Zar explotó en la atmósfera y su onda expansiva recorrió toda la Tierra hasta llegar a las Antípodas. La potencia explosiva fue 30 veces superior a todas las bombas juntas lanzadas en la Segunda Guerra Mundial, algo prácticamente inimaginable.

Sin embargo en todos los tiempos en los que la humanidad se estaba destruyendo a sí misma, o cuando se había alejado mucho de una ética y de una moral elevada, se manifestó el Espíritu de Dios. También en la actualidad tenemos manifestaciones del Espíritu de Dios dadas a través de Su profeta Gabriele, quien además ha escrito muchos libros. En uno de ellos se dieron declaraciones sobre la radioactividad, se titula «Origen y formación de las enfermedades», y en él se advierte sobre los efectos de la radioactividad, también que en un futuro muchas enfermedades surgirán debido a la radioactividad incrementada, es decir que el tema de la radioactividad realmente juega un papel importante en el bienestar y en la salud de las personas. Sin embargo a pesar de las advertencias del mundo divino los experimentos nucleares siguieron realizándose, con lo que la energía nuclear sigue jugando un papel importante en el presente.

Actualmente hay un enorme potencial armamentístico nuclear. Han pasado 20 años desde la Guerra fría, pero a través de The Nuclear-Information-projekt (Proyecto de información nuclear), se sabe que en todo el mundo hay 10.300 armas nucleares listas para el combate y 20.000 bombas nucleares almacenadas, es decir un arsenal enorme con el que podríamos destruir varios planetas. ¿No significa esto que vivimos una paz ficticia poco convincente?

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