Dobles parejas. En póquer, mano con dos pares de cartas y otra distinta. Fuera del póquer, ‘dobles parejas’ define el encuentro de dos pares de elementos. Pueden estar en un orden, uno tras otro; o al revés. Por leyes y hábitos sociales sobre edad, conocimiento o sexo, es lógico ver las personas que pueden ‘hacer pareja’. Carlo Ancelotti, entrenador del Real Madrid, talludito, en la cresta de ola por méritos. María Jesús Montero, licenciada en medicina y vicepresidenta de gobierno-Sánchez, madura, en jaleo con su entorno y lejos. Yolanda Díaz, ídem en gobierno-Sánchez, licenciada en derecho, a punto de amortizarse en rojo. Vinícius, joven en sazón y genio en el fútbol. ¿Las parejas Ancelotti-Mariaguesú y Yolanda-Vinícius son equilibradas? En edad, casi. En talento profesional no, porque aunque Ancelotti y Vinícius en su actividad superan a las vicepresidentas del gobierno-Sánchez, lastrados en su compañía no llegan al equilibrio. En sexo, puede: macho-hembra y viceversa.
Por un rato, porque la actualidad es efímera, los hechos que copaban anteanoche las páginas de noticias, eran dos: El Real Madrid, con Ancelotti y Vinícius, ganaron al Manchester City de Guardiola en un partido de Copa de Europa. María Jesús Montero, Mariaguesú, a la sombra de la portavoz del gobierno, Pilar Alegría, y resguardada en o ante una enfermedad, montó algo parecido a un entremés político en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, a cuenta del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y a costa del IRPF salido de él. Un sainete expuesto en Antena 3, versión Vicente Vallés. Lo del fútbol, como noticia seria y principal, estaba claro. La rueda de Prensa en Moncloa, también claro, era noticia, pero no seria. Vallés, periodista y buen tipo, vio un punto de comicidad propio de un sainete.
Pero, a pesar de benevolencias, un Consejo de Ministro no es ni puede ser un sainete. Lo visto define una realidad política que sobrepasa el mínimo exigible a quién se ocupe de la ‘res publica’. Hombres o mujeres, en este caso las mujeres María Jesús Montero, Yolanda Díaz y Pilar Alegría no estuvieron, y siguen sin estar, a la altura del respeto, excelencia y exigencia que merece la Nación. Compromiso para resguardar las deliberaciones del Consejo de Ministros. Sí, pero, por decencia, a la vez o antes, también está la obligación de mantener el compromiso con la entidad en la que estas mujeres están (Consejo de Ministros) y el respeto que deben a todos, incluidas ellas mismas.
Por lo que parece, se trataba, y se sigue tratando, de usar el SMI y su IRPF posible al cobrarlo, no en el interés de los ciudadanos que tienen derecho a él; también se quería, y se sigue queriendo, aprovechar la ocasión y circunstancias para otros fines. De lejos, para separar a los socios poco cómodos en el Gobierno, PSOE, Podemos y Sumar, ante el electorado con vistas a quitar votos en elecciones venideras. De cerca, para, con el SMI y pagado por el erario, conservar puestos y unos sueldos que van desde presidente de gobierno a los que viven a costa de los aparatos de los partidos. No se trata, pues ni solo, de colar el gol impuestos IRPF del SMI a la ministra de Trabajo, adalid de Sumar, a favor del PSOE y de los grupos que pueden, con el permiso de Sánchez y Montero, hacer mella a Yolanda Díaz en su espacio político. Es algo, más duro y viejo, que arranca en la pugna internacionales comunista y socialista y que ahora permite un sitio en la izquierda, rojo como la hemoglobina, que disputa el PSOE (Montero-Alegría) con Sumar (Yolanda) y lo que hay cerca.
Hay póquer, pero la sociedad, hoy, no apuesta ni debe arriesgarse a fiar en la pareja que en el Palacio de la Moncloa, tras un Consejo de Ministros, no ha quedado en entredicho porque ya han decidido, y tratado de ocultar, qué quieren y a qué van.
Lo que se juega es la realidad nacional. Por eso, en el futuro, la pareja es prescindible: ¡Fuera! Mientras se van, motu proprio o en elecciones, sin sainetes. Como farsa: Dobles parejas, Ancelotti-Mariaguesú y Yolanda-Vinícius.
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