El hecho de que Sánchez esté empeñado en que no nos olvidemos de Franco hace que los demás nos veamos motivados a tratar de recordar viejos tiempos, y a reflexionar sobre ellos. A mí, una de las vivencias que se me viene a la cabeza es que, desde que tengo uso de razón, años cincuenta, hasta que llegó ZP al Gobierno, la convivencia en España era bastante armoniosa. Pero, a partir de ese momento, las relaciones comenzaron a deteriorarse. La ley de Memoria Histórica resucitó cierto enfrentamiento entre españoles; las leyes feministas (ista, ista, Zapatero es feminista) lo hicieron entre hombres y mujeres; y hay más. Después llegó Sánchez, y, en vez de disminuir la crispación, la aceleró.
En cuanto a lo de reflexionar o darle vueltas al tema, ha acudido a mi mente la siguiente comparación:
Imagínense que en SIRIA llegasen actualmente a unos acuerdos, escribiesen una constitución que fuese aprobada por una mayoría aplastante y se viviese en paz durante unos 50 años, causando la admiración de casi todo el mundo; pero que, al cabo de este tiempo, surgiesen unos políticos, actualmente niños, que, al modo de los ZPs, quisiesen cargarse los citados acuerdos para Siria, mediante una especie de ley de memoria histórica. ¿Qué opinarían?
Pues, como pueden ver, no parece que, en esta comparación, haya muchas diferencias. En 1975, ZP tenía 15 años, y Pedro, 3. A ver si Sánchez, al leer escritos similares a éste, le sirven para hacer, también en esto, un cambio de opinión.
|