Fiel a la "doctrina del Schuldenbremse" (freno a la deuda), Alemania habría conseguido sucesivos superávit económicos en el último quinquenio debido a que los tipos de interés cero o negativos implementados por el BCE exigían menos montante para el pago de la deuda pública, lo que le permitió acumular reservas y tener una moderada deuda.
Sin embargo, dicha doctrina se habría convertido en un corsé que ha constreñido a la economía germana al impedir a los Gobiernos centrales y a los Landers endeudarse para asumir los retos pendientes de renovar las obsoletas infraestructuras viarias así como la digitalización de sus empresas y una urgente reconversion industrial.
Así, según euronews.com, la locomotora alemana habría retrocedido en el 2024 (crecimiento negativo del 0,2% del PIB) debido al incremento de los precios energéticos, la reducción en la producción industrial por la débil demanda europea, al estancamiento del consumo interno y la pérdida de competitividad frente a los países del resto del mundo que se ha traducido en un severo retroceso del 1,24% de las exportaciones en el 2024.
En consecuencia, la primera decisión del futuro Gobierno de Coalición de Merz y Scholz será finiquitar dicha doctrina para emprender un ambicioso plan de regeneración de la arquitectura económica de la otrora locomotora europea, una especie de Plan Marshall alemán sustentado en una deuda del 62,9% del PIB y un superávit comercial de 20.700 millones de Euros en 2024.
Dicho colchón permitirá al nuevo Gobierno de Coalición inversiones millonarias en renovación de infraestructuras básicas como el transporte ferroviario, la digitalización de las empresas, la expansión del 5G a todo el territorio alemán y la construcción de centrales nucleares de IV generación "European Pressurized Reactor” (EPR) y asimismo, deberá diseñar las lineas maestras de la reconversión industrial que se antoja urgente en la economía alemana.
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