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Decapitados en la Edad del Hierro

Este hallazgo ha dado un paso decisivo en desentrañar el misterio de las cabezas cortadas de la Iberia prerromana
María del Carmen Calderón Berrocal
miércoles, 12 de marzo de 2025, 08:45 h (CET)

El descubrimiento asombroso sobre los cráneos decapitados de la Edad del Hierro en la Península Ibérica ofrece una nueva visión que cambia por completo lo que hasta ahora sabíamos.


Unnamed


Durante más de cien años, los arqueólogos han desenterrado cráneos humanos decapitados en yacimientos de la Edad del Hierro en el noreste de la Península Ibérica. Estos restos, que a menudo han sido hallados perforados y fijados a las paredes, han desconcertado a los estudiosos.


¿Se trataba de trofeos de guerra? ¿Eran símbolos de veneración hacia figuras clave de la sociedad?

Un reciente estudio, que combina técnicas de análisis isotópicos con datos arqueológicos, ofrece una respuesta que da un giro inesperado a las interpretaciones previas. Ahora sabemos que estas prácticas eran, en realidad, una amalgama de violencia y rituales que reflejaban la estructura social de las comunidades ibéricas.


Estudio basado en análisis isotópico


El análisis isotópico es una técnica científica utilizada para estudiar la composición de los isótopos de ciertos elementos en muestras biológicas, geológicas o arqueológicas. Un isótopo es una forma de un elemento químico que tiene el mismo número de protones, pero un número diferente de neutrones, lo que da lugar a diferentes "versiones" de un mismo elemento, que pueden tener propiedades ligeramente distintas, como la estabilidad o la relación con otros elementos en el entorno.


En arqueología, los análisis isotópicos se aplican a restos humanos, animales y materiales para obtener información sobre diversos aspectos de las sociedades del pasado, como sus hábitos alimenticios, sus movimientos, las relaciones comerciales y la procedencia geográfica de los individuos. Los dos tipos más comunes de análisis isotópicos en este contexto son el análisis de isótopos de oxígeno y estroncio.


Análisis de isótopos de oxígeno. El oxígeno tiene varios isótopos, pero los más comunes son el oxígeno-16 (O-16) y el oxígeno-18 (O-18). La proporción entre estos isótopos en los cuerpos humanos y animales se ve influenciada por la cantidad de lluvia, el clima y las fuentes de agua en una región específica. Dado que el oxígeno se incorpora en el cuerpo a través del agua y los alimentos, los isótopos de oxígeno pueden utilizarse para rastrear los orígenes geográficos de los individuos. Este análisis es útil para determinar si alguien proviene de una región con agua más pesada (rica en O-18) o más ligera (rica en O-16), lo cual puede revelar si una persona nació y vivió en una determinada área o si migró de otro lugar.


Análisis de isótopos de estroncio. El estroncio es otro elemento utilizado en estudios isotópicos, especialmente para rastrear los movimientos de las personas. Los isótopos de estroncio (como el estroncio-87 y el estroncio-86) tienen una distribución geográfica diferente debido a las variaciones en las rocas y suelos de distintas regiones. Cuando una persona ingiere agua o alimentos, los isótopos de estroncio presentes en su entorno local se incorporan a su cuerpo. Con el tiempo, estos isótopos se depositan en los dientes y huesos. Al analizar los isótopos de estroncio en los restos humanos, los arqueólogos pueden identificar si una persona vivió en un área local durante su vida o si se desplazó a otras regiones, ya que los isótopos de estroncio en los huesos o dientes reflejan la geología del lugar donde la persona vivió.


Aplicaciones en la arqueología


Los análisis isotópicos se utilizan para abordar varias cuestiones en la arqueología, como:


Determinación de la dieta. A través del análisis de isótopos de carbono y nitrógeno en los restos óseos, se puede estudiar la dieta de los antiguos pobladores, lo que permite conocer si su alimentación estaba basada en plantas, carne o productos marinos.


Rastreo de movimientos y migraciones. Los análisis de isótopos de oxígeno y estroncio pueden revelar si los individuos proceden de lugares distantes o si han migrado a nuevas regiones. Esto ayuda a comprender las rutas comerciales, los desplazamientos y las migraciones de las antiguas poblaciones.


Reconstrucción de climas antiguos. Los isótopos de oxígeno también se pueden utilizar para entender las variaciones climáticas a lo largo del tiempo, ya que los cambios en la proporción de los isótopos de oxígeno en las muestras pueden reflejar condiciones climáticas pasadas.


Estudios de la procedencia de los materiales. En el caso de la cerámica, los metales y otras materias primas, el análisis isotópico puede ayudar a rastrear el origen de los materiales utilizados por las antiguas civilizaciones, lo que a su vez puede proporcionar pistas sobre las redes comerciales y las interacciones entre culturas.


El análisis isotópico es una herramienta poderosa para la investigación arqueológica, pues permite obtener datos directos y precisos sobre el origen, los hábitos y los movimientos de las personas en el pasado. Esta técnica ofrece una nueva dimensión de comprensión, que va más allá de los artefactos y estructuras materiales, aportando una visión más clara sobre la vida cotidiana, las relaciones sociales y las interacciones de las antiguas comunidades.


Un ritual oscuro en la Iberia prerromana


Entre los siglos VI y II a.C., las comunidades ibéricas del noreste de la Península vivieron una época de profundos cambios. La llegada de influencias mediterráneas, como las griegas y fenicias, trajo consigo un auge del comercio, pero también provocó tensiones y conflictos internos, así como una jerarquización creciente en las estructuras sociales.


En este ambiente convulso, los cráneos decapitados encontrados en yacimientos como Puig Castellar (Barcelona) y Ullastret (Girona) han sido interpretados de diferentes maneras:

Unos investigadores apuntaban a que pertenecían a líderes reverenciados por sus pueblos.

Otros sugerían que podrían ser los restos de enemigos capturados en combate y exhibidos como un acto de intimidación.


Para resolver este dilema, un equipo de investigadores ha analizado siete cráneos hallados en estos yacimientos mediante el uso de isótopos de oxígeno y estroncio. Este análisis ha permitido rastrear el origen geográfico de los individuos y arrojar nuevas pistas sobre su rol en las sociedades ibéricas.


Pero… ¿son trofeos de guerra o símbolos de veneración?


Lo más revelador de este estudio es el patrón que se ha identificado en función de la ubicación de los cráneos.


En Puig Castellar, tres de los cuatro cráneos examinados provenían de personas ajenas a la región. Los restos fueron hallados en la entrada del asentamiento, lo que sugiere que se exhibían allí como trofeos de guerra, probablemente de enemigos derrotados en combate, con el fin de afirmar el poder y la autoridad de quienes los colocaban.


En Ullastret, dos de los tres cráneos analizados provenían de personas locales. En este caso, los restos no se hallaron en espacios públicos, sino en viviendas privadas. Esto indica que los cráneos pertenecían probablemente a personas de alto rango o figuras veneradas dentro de la comunidad, cuyo valor perduraba incluso después de su muerte. El tercer cráneo de Ullastret, sin embargo, pertenecía a un extranjero y fue hallado en una fosa, lo que recuerda a las prácticas rituales observadas entre los galos del sur de Francia, donde los cráneos de los enemigos se almacenaban en cajas o enterraban en lugares específicos.


Selección de las víctimas y rituales previos


Según los investigadores el estudio reveló también que los individuos decapitados no eran seleccionados de manera aleatoria sino que todos eran varones jóvenes o adultos en su pleno vigor, lo que sugiere que su elección estaba vinculada a su rol dentro de la sociedad o a su participación en conflictos armados.


Algunos de los cráneos mostraban signos de haber sido sometidos a una preparación previa antes de ser exhibidos. Se han identificado cortes en los huesos que indican la eliminación de tejidos blandos antes de su exposición, lo que sugiere que la decapitación no era un acto fortuito, sino parte de un ritual cuidadosamente planeado.


Además, se encontraron restos de aceites de cedro, lo que implica que estos cráneos fueron tratados para su conservación, una práctica que refuerza la idea de que se trataba de un ritual cargado de simbolismo.


La violencia como herramienta de poder en la Iberia prerromana


Los hallazgos corroboran la idea de que la violencia jugaba un papel crucial en la construcción del poder y la identidad en las comunidades ibéricas de la Edad del Hierro. La exhibición de cabezas decapitadas no solo servía como un medio para aterrorizar a los enemigos, sino también para consolidar la cohesión interna y reforzar la jerarquía social.


Incluso en la Edada Media, la exposición de cabezas a la entrada de la ciudad o en lugares de público, significaban exhibición por ejecuciones ejemplarizantes. En ocasiones también se han encontrado cabezas separadas del cuerpo, algunas pudiendo entenderse como símbolo de humildad, caso del enterramiento en Salteras de Susana, fámula dei; o de la calavera que durante mucho tiempo estuvo en la fachada de la casa que perteneciera a la familia Susón, en este caso la “Fermosa Fembra”, la “Bella Susana” Susona ben Susón, dejó dispuesto en su testamento este extremo, como ejemplo y penitencia por la traición a su padre con objeto de salvar la vida de su amado. Su padre que había liderado una conjura judía en el Barrio de Santa Cruz, fue preso junto con sus conjurados y fue quemado en el Campo de Tablada. Ambos casos han sido investigados y publicados por la autora de este artículo en varios artículos que pueden consultarse en las actas de la Asociación de Archiveros de la Iglesia en España y en TABULARIUM Edit.


Los cráneos de Puig Castellar refuerzan la hipótesis de que la violencia era un recurso explícito para marcar territorios y establecer autoridad, mientras que los de Ullastret indican que algunos cráneos pertenecían a la élite local, lo que sugiere que su significado no era solo militar, sino también simbólico.


Perspectivas futuras sobre estos descubrimientos


A pesar de los avances en la investigación, aún quedan muchas preguntas sin respuesta. Aunque los análisis isotópicos han permitido identificar el origen de algunos de los individuos, el siguiente paso sería investigar más restos para comprender mejor las redes de interacción entre las diferentes comunidades ibéricas.


Asimismo, el estudio de las marcas en los cráneos podría ofrecer más detalles sobre los rituales asociados a estas decapitaciones. ¿Fueron ejecutadas en ceremonias públicas? ¿Se les practicaba algún tipo de mutilación antes de su exhibición? ¿Existen paralelismos con otras culturas mediterráneas contemporáneas?, son preguntas que salen a la palestra. Este hallazgo ha dado un paso decisivo en desentrañar el misterio de las cabezas cortadas de la Iberia prerromana, una práctica que une la guerra, el poder y la religión en un contexto de violencia y veneración. Sin duda, aún queda mucho por descubrir, pero lo que ya sabemos ha alterado por completo nuestra comprensión de estas antiguas sociedades.

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