En pleno debate para la reducción de la jornada semanal a 37,5 horas en nuestro país, ahora surge la figura del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, que se descolgó hace semanas con la propuesta de que lo que debemos hacer es trabajar más para poder ser tan productivos como en los países de la Unión Europea y aumentar la jornada hasta las 41 horas aproximadamente en cómputo semanal. Y hace escasos días el máximo responsable de la patronal ha vuelto a redundar con declaraciones en este sentido a diversos medios de comunicación.

Antonio Garamendi, presidente de la CEOE
Durante todo el proceso negociador entre los agentes sociales para acometer la reducción horaria que se ha alargado casi un año sin que no se consiguiese ningún acuerdo, la patronal se posicionó siempre radicalmente en contra.
Los empresarios argumentan que incidiría en la desaparición de pequeñas empresas y provocaría la perdida de numerosos puestos de trabajo, además de causar desajustes organizativos en muchas de ellas y de incrementar los costes laborales, afectando a la productividad y disminuyendo la flexibilidad laboral que garantice la subsistencia de cuantiosas empresas.
Convenios y reducción
La patronal se empeña en aseverar que la productividad ha descendido en el último lustro (2019-2024) sin ofrecer dato alguno que lo sustente, basándose tan solo en el aumento del absentismo. Y señala que las negociaciones del pasado año entre los agentes sociales han generado que en muchos convenios colectivos firmados durante 2024 ya se hayan pactado jornadas por debajo de las 40 horas semanales.
Tanto CEOE como Cepyme indican que el 25% de los convenios colectivos actuales ya tienen acordada la jornada semanal entre 37,5 y 38,5 horas y casi el 54% la tienen entre 38,5 y 39,5 horas. Además, afirman que en otros países de la UE los proyectos de reducción horaria semanal prevén que sean de adscripción voluntaria, careciendo de imposiciones normativa y acompañados de ayudas públicas a las empresas que la lleven a cabo.
Según la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), en un estudio elaborado en el año 2023, la media de horas semanales reales de trabajo en el ámbito de la UE es de 36,1, situándose tan solo por encima del aumento sugerido por la patronal española, Bosnia con 41,4 horas semanales, Serbia con 41,7 y Turquía con 44,2.

Ardua negociación parlamentaria
Después de casi 11 meses de negociación entre ministerio y sindicatos, sin que se haya alcanzado acuerdo alguno con la patronal, el pasado mes diciembre Trabajo y los representantes sindicales firmaron un acuerdo de texto legal que permita plasmar la reducción horaria en el Estatuto de los Trabajadores.
Y el Consejo de Ministros del pasado día 4 de febrero dió luz verde a este anteproyecto de ley para la disminución de la jornada laboral, que beneficiaría a un total de 12 millones de trabajadores, aproximadamente.
De ahora en adelante queda la tramitación parlamentaria. El ejecutivo deberá negociar con todas las formaciones políticas del arco parlamentario con el fin de recabar los mayores apoyos posibles que permitan su aprobación. Y tanto el PSOE como Sumar se deberán fajar para ganarse el voto afirmativo de sus socios habituales, incluido el del PNV y Junts, muy reticentes a la medida.
Si se implementase finalmente la merma de la jornada semanal se recortaría por primera vez en 40 años. La última vez que se produjo fue en el año 1983, cuando se redujo de 43 horas en jornada partida y 42 en jornada continua a las 40 horas actuales.
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