Al aceptar Mariano Rajoy la propuesta del Rey para intentar la investidura
como Presidente de Gobierno, se han abierto unas expectativas en la vida
política nacional que han ido llenando la actualidad desde el momento en que
Rajoy se convirtió en candidato hasta que llegue (o no) a la Presidencia del
Gobierno.
A la vez, han surgido una serie de hechos noticiosos que en unos casos
llegan a todos, convertidos en noticias principales; y que en otras ocasiones,
con una difusión menor, sólo llegan a sectores reducidos.
Las noticias principales de estos días, casi en su totalidad, tienen su
origen en la actividad parlamentaria: Discursos de oradores. Movimientos de
grupos parlamentarios...Y lo que acompaña a la elección de un Presidente
que ha de formar Gobierno y designar a sus ministros.
También hay otros hechos noticiosos, poco difundidos y conocidos sólo
por unos pocos, que son importantes: Intereses personales de afectados. La
parafernalia y manifestaciones que aparecen. Y algo que es tan importante
como la misma formación del gobierno, o más: Los apoyos en que éste
puede basarse, que son determinantes para su acción, duración, fracaso o
éxito.
Entre esos apoyos, los hay de dos tipos principales: Los logrados con
pactos entre grupos y personas, que buscan equilibrar intereses y repartir
beneficios. Y los, realmente políticos, que no surgen de pacto alguno, sino de
quien cede apoyo a cambio de beneficios.
Hoy mismo, en relación con los apoyos y al margen de la actividad
parlamentaria, hay un hecho aparentemente casual, aunque acaso no lo sea,
que ha aparecido en el Foro más importante de los que existen en la Villa y
Corte: Nueva Economía Fórum.
Presentado por el aristócrata, sindicalista y antiguo comunista Nicolás
Sartorius, comparecía como orador el Secretario General de CC.OO Ignacio
Fernández Toxo.
En la presentación, nostálgica, Sartorius dibujó la personalidad de un
sindicalista que le hacía tender al optimismo porque, «habiendo Gobierno, al
fin, es una ocasión para apretar clavijas y sacar cosas en limpio»
Con esa entrada, parecía lógico suponer que las clavijas serían las que
pretendieran la pura reivindicación sindical, frente al gobierno y el mundo
empresarial. Pero, desde el principio se percibió que el discurso de Toxo no
era el de los sindicalistas de antaño. En pocos minutos, hizo un análisis de la
situación nacional ecuánime, técnico, con datos y razones sensatas; y con
unas opiniones, en principio económico-laborales, que fueron dejando hueco
a proposiciones políticas tan inmaculadamente racionales que ni siquiera
fueron superadas por la pasión del sindicalista que es.
Refiriéndose a la realidad presente, compuso un discurso estructurado
que, por puro deleite, merecen repaso:
Empezó, firme, mezclando datos con recuerdos: «Hoy (los políticos) no
han venido, porque están haciendo su trabajo,pero seguro que nos van a
oir», «Ayer en el discurso de Rajoy hubo declaraciones sensatas y
restricciones que pueden crear dificultades»,«Diálogo social por primera
vez», «(lo pasado) fue una ocasión perdida. Llegamos en 2011 y hasta enero
hicimos un gran acuerdo con las organizaciones empresariales con
resultados importantes. Estuvimos a punto de conseguir un cambio en el
Estatuto de los Trabajadores. No se hizo porque 5 minutos antes de las 12 se
paró»,«Ahora hay un propósito de cambio por el periodo que convenga al
gobierno...En todo caso, vamos a tomar el guante».
Después, unas afirmaciones sensatas: «Una reflexión sobre el empleo
lleva a no tomar posiciones dogmáticas...La Reforma de 2012, después de
los retoques, hace aflorar un empleo que sustituye el anterior por otro más
precario. Solo por eso merece la pena revisar la Reforma»,«La devaluación
salarial va acompañada de desigualdades. Conviene que nos pongamos de
acuerdo para ver qué hacer», «Senda de Consolidación Fiscal, pero con lo
que se envió a Bruselas no se puede conseguir. Ni los Presupuestos
Generales del Estado pueden mantener el impulso»,«Si no se aporta en
inversión pública, caerán las redes de infraestructuras», «esta Legislatura
tiene que recuperar las pensiones»,«No vale cualquier gobierno, Las fuerzas
de la izquierda (estos días) no han estado a la altura. Era posible otro
gobierno, pero, entretenidos en otras cosas, al final tenemos un gobierno de
continuidad»,«Con ciclo conservador, la izquierda ha de saber que sólo hay
un partido, de la derecha, para gobernara», «O la izquierda coopera con este
PP o no llegará el gobierno. Y esto puede resultar dramático»
El silencio y la admiración en la sala descubrían en el sindicalista algo
que, a buen seguro, compartiría el Candidato Rajoy.
«Necesitamos gobierno, no terceras elecciones. Hay que ponerse a
trabajar. La economía ha funcionado porque, a pesar de todo, el consumo ha
tirado con inflación y salarios bajos», «Esto no se va a mantener, ni los
precios del petróleo»,«Lo que haya que hacer debe acomodarse a la gente
de nuestro país», «Ha funcionado la macro-economía, pero la crisis sigue
presente en España»,«Hemos de poner en marcha: Un Plan de choque (que
fomente el empleo). Una política fiscal adecuada que hay que acordar con la
UE, porque necesitamos un año más para cuadrar las cuentas públicas.
Impulsar la Negociación colectiva. Me gustaría que se revocase la Reforma
Laboral, aunque no va a pasar. Ofrecemos a las empresas un acuerdo para 3
años», «Más salarios; y que el Gobierno aumente el Salario mínimo a 800 €»
Dos ideas: Para combatir la pobreza. Otra, muy peculiar, sobre el
Sistema de Pensiones, teniendo en cuenta «la situación demográfica», «que
la SS no es como hace años» y proponiendo que «Los Presupuestos
Generales del Estado cubran el déficit de la SS»
Y unas advertencias prudentes: «Hagámoslo pactado, sin deteriorar la
competitividad de las empresas», «No es en momentos agudos cuando se
producen las crisis sociales, sino en momentos de recuperación, cuando los
beneficios no se reparten», «Si se consiguen (pactos sociales) se evitarán las
crisis sociales».
- ¿Éste es un sindicalista? - preguntó alguien.
- De CC.OO. Pero podría ser, perfectamente, un Secretario de
Relaciones Sindicales del Gobierno de Rajoy - le contestaron.
En el interrogatorio de la prensa, llevado a los hechos noticiosos del
momento (Fórmula para equilibrar Presupuestos y Necesidades Sociales,
Fractura de la Izquierda y Postura novedosa de Podemos): Vaciló en un
equilibrio contable que no llegó a cuadrar. Matizó las diferencias de la
izquierda. Y esbozó algunas razones (supuestamente) útiles para Podemos.
Tras unas despedidas, cuando bajábamos, coincidimos en la escalera.
Él había hecho algunas consideraciones sobre Podemos. De lejos venían
los estudios y habladurías viejas, sobre las posibilidades y conveniencia de
que las huestes de Iglesias fundaran sindicato propio al margen de los
existentes (CC.OO y UGT) y en competencia con ellos. Era momento, y
ocasión, de interesarse por el tema:
- Felicidades por el discurso. Y una pregunta ¿Toxo podría hacer
magisterio sindical con Pablo Iglesias y asociados?
Salimos a la calle y se dio la vuelta. Estábamos a la puerta del número 15
de la calle de Alcalá de Madrid. Se ajustó las gafas y sonrió. Pero no
contestó.
La sonrisa era su respuesta. Una respuesta que, a buen seguro, habría
aparecido ante la idea de una Secretaría de Relaciones Sindicales para
Fernández Toxo, útil para el Gobierno de Rajoy: Y para la central sindical
Comisiones Obreras (CC.OO.)
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