‘Atar moscas por el rabo’: frase que, según el diccionario, se usa para ponderar lo disparatado e incongruente de algo que se ha dicho. Cuando en una frase aparecen los sustantivos fútbol, gobierno, mérito y ministro el intento, por evidente, es disparatado e incongruente. Más si se conocen hechos y motivos. Veamos sustantivos: Fútbol, ‘deporte de equipo que se juega con un balón que no puede tocarse con la mano ni los brazos’. Gobierno, ‘Órgano superior del poder del ejecutivo de un estado o de una comunidad política’. Mérito, ‘acción o conducta que hace a una persona digna de premio o alabanza’. Ministro. ‘persona que tiene a su cargo un ministerio’.
La noticia deportiva es que el seleccionador nacional de fútbol ha dado la lista de futbolistas que van a defender el fútbol patrio. Estos, cada uno en su puesto y equipo, ha mostrado categoría para, entre los compañeros de gremio y a criterio del seleccionador, merecer el honor de jugar por España. Como novedad, Asencio, 22 años y defensa en el Real Madrid, ve cumplida su meta de llegar a la selección. A la vez, con Asencio y todos los españoles, ajenos al fútbol o aficionados, contrastan méritos entre jugadores para juzgar el motivo que los ha llevado a la cúspide del fútbol. No es superficial ni intrascendente: El fútbol asocia mérito al honor para representar a España. En ese mismo sentido, si en el gobierno, como ‘Órgano superior del poder ejecutivo de un estado’, se asociara mérito con el honor que corresponde a la ‘persona que tiene a su cargo un ministerio’, el resultado podría ser la constatación de algo: Capricho del que elige. Trueques a la chita callando. Apaños entre partidos, grupos y personas confesables o inconfesas. Pago de deudas pasadas o presentes. Líos a futuro. O uso del título ministro como dádiva que reparte beneficios.
Abundando en la ‘elección para carteras ministeriales acordes con la preparación de titulares’, podemos ver qué personas se han ‘colocado’ en algunos ministerios. Pueden atisbarse motivos, porque en democracia priman ecuanimidad y transparencia. Pero no es momento ni hay tiempo para análisis. Solo notas. Modo a rebatiña: ‘Mariaguesú’ vice-una, ministra de dinero con flecos andaluces. Yolanda Díaz, vice-dos, coaligada ministra de trabajo (y paro). Sara Aagesen vice-trés ministra de transición ecológica. Pilar Alegría, portavoz del gobierno, ministra Educación y F.P., ‘léxico peculiar. Margarita Robles, marcial ministra de Defensa. Fernando Grande-Marlasca, fue juez, ministro Interior. Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, a pesar de Montesquieu, aúna los tres poderes del Estado: Ejecutivo (Gobierno), Judicial (Justicia) y Legislativo (Cortes). José M. Albares, diplomático, fotografía, gafas en un falcón, Pedro Sánchez, ministro AA. EE, UE y Cooperación. Óscar Puente, ex-alcalde vallisoletano, vocero carga Koldo-Ábalos, ministro Trabajo y Movilidad Sostenible. Jordi Hereu, ex-alcalde Barcelona, ministro PSC de Industria y Turismo. Luis Planas, inspector de Trabajo, ministro Agricultura, Pesca y Alimentación. Mónica García, anestesista, coaligada ministra de Sanidad. Isabel Rodríguez, ex portavoz de gobierno y exalcaldesa de Puertollano, ministra de Vivienda y Agenda Urbana, pendiente informe sobre viviendas prometidas y hechas. Carlos Cuerpo, delfín Nadia, ministro de Economía, Comercio y Empresa. Ernest Urtasun, diplomático, coaligado ministro de Cultura (y toros). Ángel Víctor Torres, expresidente Gobierno de Canarias, pernocta en Madrid a veces, ministro de Política Territorial y Memoria democrática. Diana Morant, exalcaldesa de Gandía, candidata a presidir la Generalitat valenciana, sigue la Dana (ahora), ministra de Ciencia, Innovación y Universidades. Pablo Bustiduy, en coalición ministro Derechos Sociales, Consumo y Agenda. Ana Redondo, ministra de igualdad, ley ‘Sí es sí’, de Irene Montero, que alivia condenas. Elma Saiz, exconsejera y exdelegada del Gobierno de Navarra, ministra de Inclusión SS y Migraciones. Óscar López, expresidente Paradores Nacionales, profesión político, ministro de Transformación Digital y Función Pública. Sira Rego, nutricionista comunista, en coalición ministra de Juventud e Infancia.
Tras la rebatiña, podrían depurarse categorías y valores de ministros. Pero como el nexo entre Gobierno y ministros no es igual al que hay entre méritos y fútbol, sin entrar ni rechazar lo que puede ser disparatado o incongruente, parece justificado seguir al diccionario. Mejor atar esas moscas por el rabo; fútbol, Gobierno, mérito y ministro.
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