Aunque pueda parecer lo contrario, el saber no es lo primero, acontecen los hechos, los experimentamos y algún tipo de saber alcanzamos: el saber se consolida como algo retardado. Esto es muy evidente en torno a las sucesivas truculencias de la vida, insidias, corrupción, drogas o simples perversidades; hacerles frente exige valoraciones y estas requieren de un cierto tiempo, además de disponer de los recursos apropiados, intelectuales y materiales. Por consiguiente, ese DESFASE adaptativo nos pone en tensión, en ese intento de resolver algo sin tenerlo bien calibrado con anterioridad. El despiste inicial no carece de lógica. En las iniciativas posteriores encontramos las actitudes más dispares, no siempre bien orientadas.
Nadie se libra de las cuitas y afanes cotidianos; si castigo, si biología evolutiva o azarosa casualidad; determinadas actividades o experiencias son inevitables. Desde la mera subsistencia a los intentos de superación frente a las inclemencias del momento, con las apetencias propias y las presiones ajenas, nos vemos imbuidos en las actividades previsibles o insospechadas. También en esto la variedad de las ocupaciones copa la realidad; TRABAJOS al fin, con diverso grado de esfuerzo y dedicación. La tarea puede ser vista como absurda, penosa o designio vital; acogiendo los recursos pertinentes y con la elaboración progresiva de instrumentos u organizaciones facilitadores. Las peculiaridades históricas de estos empeños matizan cada época y ahora la actual.
Ahora proliferan las referencias al descrédito de la verdad, suele sacarse a colación como instrumento adaptado al servicio de cada protagonista. Su medida viene dada por quien la pronuncia, el número de voces, la estrategia de su presentación en los medios o la simple imposición desde las poltronas en activo. Los razonamientos y las argumentaciones se convirtieron en algo secundario, para emplearlos según convenga. Al estilo filisteo, se rehúyen los conceptos para ejercitarse en los manejos acomodaticios según acucien los intereses. Se propaga el trato con las verdades SUMISAS, manejables, al son de las directrices particulares marcadas por estrategias cargadas de presiones y frivolidades sin escrúpulos.
Nos hemos ido acostumbrando a los entornos donde las ofertas se incrementan hasta lo impensable. De viajes y vacaciones por cualquier geografía. Planes de ocio para cualquier preferencia. Dietas o platos en diseños ilimitados. Lecturas sobre las más controvertidas versiones. Redes y medios informativos desbordados. Con la evidente y notoria incapacidad para conocer toda esa extensa gama, las informaciones sesgada o engañosas, sin contar con los recursos adecuados para una buena deliberación. Tampoco hay tiempo para todo. Afrontamos una TRAMPA en toda regla bajo el señuelo de la libertad. Dichos enfoques son disgregadores del mínimo reposo mental. La libertad gira en torno del diseño efectuado por personas reales con intereses subyacentes.
La teórica aportación del periodismo a la comunidad, le convierte en pieza indispensable, por su carácter informativo, crítico y transparente de cara a la ciudadanía. Sin embargo, cuando atendemos a los diferentes medios, con frecuencia podemos predecir el tono y contenido de sus informaciones, por sus sesgos, silencios y frivolidades. Siendo importantes las versiones diferentes y con la imposibilidad de la objetividad absoluta; lejos de ayudar al ciudadano en ese esclarecimiento, se olvidan de él y contribuyen a su mayor confusión. La asignatura pendiente se traslada al ciudadano, que no dispone de los medios para la investigación y procesamiento de los datos. Priman las DIRECTRICES promotoras y quedamos anhelando el revulsivo eficaz.
Si prestamos atención a los registros históricos, nos encontramos con datos comprobados, extensos ámbitos inalcanzables, como las personas involucradas y sus apreciaciones; así como, la imposible recogida del conjunto de factores influyentes. Por lo tanto, al intentar ilustrarnos con la HISTORIA, hemos de distinguir los datos fidedignos, comprobados, y la amplitud de lo desconocido. El carácter científico de estos procedimientos es inexcusable. El añadido de las valoraciones subjetivas con su matiz narrativo de los hechos es también importante, no deja de ser histórico a posteriori, en realidad las versiones elegidas de la memoria. Su relevancia es notoria, incluso de cara al futuro, Aunque conviene deslindar bien el carácter de ambos enfoques.
En cuanto a las actividades docentes, escolares o universitarias, quizá pensáramos en una labor sana dedicada al conjunto de los jóvenes y sus peculiaridades con espíritu abierto; no obstante, son casi habituales las intemperancias por la toma de decisiones sectarias. Los planes de estudio zarandean a los escolares en cada cambio de gestores, al son de sus políticas. En las universidades también gotean los escándalos sectarios. Las ambiciones partidistas, ideológicas o económicas, afrentan a quienes dedican sus mejores esfuerzos a la enseñanza. El shi chino, el lenguaje y el pensamiento social, se desvirtúan cuando obedecen a los fanatismos excluyentes. Eso de estar al servicio de unos cuantos asienta en actuaciones PERVERTIDAS de mal agüero.
El disimulo y el enmascaramiento envuelve los comportamientos de los entornos, las migajas informativas las encontramos a través de las marejadas de opiniones dispersas y los silenciamientos; nos dificultan hasta el regreso a la propia noción de lo que somos. Si pretendemos aclararnos, esos nudos de la verdad que está ocurriendo, hay que buscarlos hurgando entre las mencionadas migajas. Nadie nos va a dar el pleno informativo deseado. Hace falta el descaro decisivo de lanzarse sin miramientos a su persecución. Estamos hartos de ignorar los vínculos asociados a los eventos. A pesar de los lamentos, destaca la escasa REIVINDICACIÓN de los propios vínculos, se requiere una mayor intolerancia frente a las manipulaciones.
Dicen que soñar es libre, pero no está demostrado. Venimos anhelando de manera ingenua y soñadora, con la posibilidad de una franqueza gratificante a la hora de las relaciones y de manera especial con las instituciones establecidas. Deseamos algo así como una LIBERACIÓN de las cuitas cotidianas que nos aturden, asistidos por la comunidad instituida. Vana ilusión, confirmada por los reiterados desdenes y frustraciones sufridos; por eso se ha implantado a fondo el escepticismo frente a la aspiración inicial. Aunque sí cabía esperar mejor disposición de la gente inteligente, con una mayor armonía. Visto el panorama, la tarea individual habrá de afrontar su papel en todo ese trajín.
A través de una mezcla de la memoria progresiva y las inquietudes personales, se crea otra serie de vinculaciones ineludibles, desde las cuales, cada persona se verá involucrada en la medida de sus actitudes. A mi modo de ver, con cinco polarizaciones decisivas configuradoras del PERFIL propio. La indiferencia, por su pasividad, desarrolla una presencia anodina, de consecuencias más bien negativas para la comunidad. Aunque por las características propias son inevitables los sesgos, enfrascarse en los matices sectarios determina unas actuaciones crispantes y disgregadoras. Los citados sesgos pueden orientarse en sentido constructivo con un claro componente de colaboración. Mucho adelantamos si se añade el talante comprensivo de cuantas intervenciones se produzcan. No conviene renunciar al perfil integrador como culminación de las aspiraciones para la mayor felicidad conjunta.
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