El oro está registrando niveles nunca vistos en los mercados financieros. Su precio ha superado los 3.000 dólares la onza por primera vez en su historia, y la tendencia es alcista. ¿Qué ha sucedido para que a principios de 2025 esté pasando esto? La fragmentación geopolítica, la incertidumbre en torno a la segunda legislatura de Donald Trump y la creciente demanda de este metal por parte de los bancos centrales son algunas de las principales razones identificadas por los expertos de Coface.
La compañía internacional de gestión de riesgo de crédito comercial ha analizado la inusitada situación que está viviendo este mercado y, entre las conclusiones obtenidas, sostiene que el papel protagonista del oro como activo de refugio clave en todo el mundo está ejerciendo una presión al alza sobre los precios, y la actual tendencia a diversificar las reservas mantendrá la situación a medio plazo.
En esta subida sin precedentes están teniendo mucho que ver los bancos centrales, ya que la multiplicación de las últimas crisis mundiales (sanitarias, climáticas, geopolíticas, etc.) ha llevado a los gobiernos y a los inversores privados a aumentar sus reservas de oro desde 2019, en su intento de elevar su seguridad financiera. En 2024, los bancos centrales representaban el 21% de la demanda total de oro, lo que supone un aumento de 10 puntos con respecto a 2019. Además, la incertidumbre geoeconómica debería reforzar aún más el papel del oro como activo refugio.
Esta tendencia a asegurar las inversiones también se ha visto acrecentada por la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, pues sus decisiones en materia comercial están revitalizando la incertidumbre económica y la fragmentación geopolítica.

Creciente interés de las economías emergentes
Algunas de las mayores economías del mundo, como la de China, todavía tienen una proporción relativamente pequeña de oro en sus reservas. En 2024, esto representaba solo el 6% de las reservas totales del país, pero la demanda del Banco Popular de China ha aumentado en los últimos años. Las fluctuaciones del precio del oro han mostrado una fuerte correlación (superior a 0,77) con la acumulación de reservas chinas.
Más allá de China, varias economías emergentes podrían, teniendo en cuenta el actual entorno geopolítico, tratar también de reducir su dependencia de la economía estadounidense aumentando sus reservas en este sentido. Esta tendencia sugiere una presión alcista continua sobre los precios de este metal precioso, al menos hasta el primer semestre de 2025.
Una inversión atractiva
La disminución de la confianza de los inversores frente a la incertidumbre económica, la alta valoración del oro y las bajadas anticipadas de los tipos de interés refuerzan la tendencia a diversificar las carteras a favor del oro. El metal ha superado a los principales índices bursátiles en términos de rendimiento de las cotizaciones, lo que subraya su atractivo en tiempos de incertidumbre económica. En 2024, las inversiones privadas en oro representaban el 25% de la demanda mundial.
La joyería en declive
Por el contrario, la demanda de oro para joyería ha disminuido ligeramente en comparación con los niveles anteriores al Covid, cayendo un 7% entre 2019 y 2024. En 2024, la demanda de joyas representaba el 40% de la demanda total de oro, lo que supone una disminución de 4 puntos en comparación con 2019. Este descenso fue especialmente pronunciado en los principales mercados, como India, Pakistán y China, donde los elevados precios del oro y la desaceleración del crecimiento económico frenaron la demanda de los consumidores.
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