Siria ha sido históricamente un país caracterizado por la coexistencia de numerosas minorías étnicas y religiosas. Los musulmanes suníes son alrededor de dos tercios de la población, entre ellos numerosos kurdos, pero también hay chiíes, alauitas, drusos o cristianos, y el trato que reciban estas minorías es el mejor indicador para evaluar el compromiso del nuevo gobierno sirio con un futuro de reconciliación y convivencia. La COMECE alerta también el empeoramiento de “la crisis humanitaria” en el país, un problema que afecta a toda la población, pero de modo más intenso a las minorías. La comunidad internacional haría bien en tomar buena nota de estos avisos. Empezar a actuar ahora es la mejor forma de prevenir la próxima crisis.
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