El miedo es un arma de persuasión “formidable”. Lo saben los matones de patio de colegio, los regímenes autoritarios y, por supuesto, muchas empresas y directivos. La falacia ad baculum es ese argumento que sustituye la razón por la amenaza y que se ha convertido en una estrategia habitual en la búsqueda de empleo y en las relaciones laborales independientemente del nivel. No se convence, no se argumenta, simplemente se intimida.
Amenazas en la Selección de Directivos
El mercado laboral para gerentes y ejecutivos está lleno de trampas disfrazadas de oportunidades. Pero esto también se da en ámbitos profesionales menos elevados. Muchas ofertas no se sostienen en datos ni en lógica empresarial, sino en el miedo a no encontrar otra opción. Ejemplos hay de sobra:
“Aquí necesitamos disponibilidad total. Si no puedes comprometerte, mejor ni postules”. ¿Dónde está la justificación de esa disponibilidad 24 horas los 7 días de la semana? Simplemente no la hay. Solo buscan empleados sumisos que acepten lo que sea.
“Si no aceptas este salario, difícilmente encontrarás algo mejor”. Curioso, porque estudios en Glassdoor y LinkedIn muestran que los directivos que negocian logran hasta un 25% más en su oferta inicial.
“Si no aceptas un contrato sin prestaciones, no podemos confiar en ti”. Falso. Incluso los ejecutivos tienen derecho a prestaciones desde el primer día.
El abuso laboral en los altos mandos
La falacia ad baculum no desaparece cuando ya tienes el puesto. En muchos casos, se convierte en parte del manual de gestión de recursos humanos. Podemos encontrar aseveraciones como estas: “Si no te quedas horas extras, significa que no estás comprometido con la empresa”. Según MIT Sloan Management Review, los ejecutivos que trabajan más de 60 horas a la semana tienen un 40% más de probabilidades de renunciar en el siguiente año.
“Si pides un aumento, podríamos reconsiderar tu futuro en la empresa”. Robert Half encontró que el 65% de los directivos que reciben negativas sistemáticas de aumento buscan otro empleo en menos de seis meses.
“Si te quejas del exceso de trabajo, hay muchos que sí quieren el puesto”. Perfecto. Que lo acepte otro. El informe de Deloitte Global Human Capital Trends (2023) muestra que las empresas con culturas tóxicas tienen un 200% más de rotación de ejecutivos.
La política como excusa para el chantaje
La incertidumbre económica y política es un argumento de oro para la manipulación en las empresas. Se usa para congelar salarios, retrasar contrataciones o justificar despidos arbitrarios. Se oyen cosas como esta: “Si tal candidato gana, la economía cambiará, así que esperemos antes de contratar un CEO”, pero un CEO serio no debería tomar decisiones empresariales basadas en especulaciones políticas.
Cómo no caer en la trampa
Si eres directivo o gerente y te enfrentas a esta clase de chantajes, hay formas de responder:
Exige evidencia. Si dicen que la empresa no puede aumentar salarios, que te muestren los números. No cedas ante amenazas veladas. Si usan miedo en la entrevista, imagina cómo será trabajar ahí. Investiga el mercado. Comparar sueldos y condiciones puede salvar de caer en una trampa. Conoce la ley. No todo lo que dicen las empresas es legal. Consultar la Leyo asesores especializados nunca está de más.
La falacia ad baculum sigue viva porque funciona. Le funciona a quien la usa, que no deja de ser un acosador. La gente suele ceder, las cosas están mal, el mercado laboral está fatal, hay más necesidad de lo que se está dispuesto a admitir y quienes tienen un puesto de trabajo no solo no se dan cuenta de cómo está realmente la situación sino que algunos hasta se permiten este tipo de atropellos.
El maltrato, el acoso, se combate enfrentándolo. Hemos sido educados para evitar confrontaciones, pero no efectivo hubiera sido haber sido educados para afrontar con asertividad estos problemas que se presentan en la vida. La inexperiencia juega malas pasadas, el desconocimiento también y estos procedimientos negativos persisten porque se consienten, porque es más fácil aceptar un maltrato que enfrentarlo, muy lamentable, pero así es. Se espera antes que cambie el temporal que combatirlo.
Los directivos que identifican estos abusos y los cuestionan no solo se protegen a sí mismos, sino que ayudan a construir entornos laborales más justos. Y, al final, son los que terminan en los mejores puestos.
Estos comportamientos imperativos tóxicos pueden darse en otros ambientes de la vida, en la escuela, en la familia, entre “amigos”… Educar en valores es fundamental, no solo es necesario, es imprescindible, vital.
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