De esto que sabíamos que el ocio toledano estaba cerca de todo, cerca de las provincias de Madrid, de la de Cuenca, de Guadalajara, de Ávila, de Cáceres y de Ciudad Real, al menos. Es decir, cerca de todo al ubicarse en el centro del país y a salto de mata de cualquier espacio.
De esto que sabíamos que venían extranjeros con niños en avión y en tren de alta velocidad para pasar días de disfrute, complementando su turismo, si es que no fuera el principal destino. De esto que sabíamos que como parque temático era caro, y no nos animamos nunca a marchar para allá, pero sí recorrimos miles de kilómetros para disfrutar de otro parque como Euro Disney años atrás, de más precio.
De esto que sabíamos que podría ser algo aburrido dedicar todo un parque temático al mundo de la historia, cuando el problema real es que no nos la contaron bien, como necesitábamos para mejor entenderla.
Es posible que sus organizadores supieran que ese espacio era ideal para recrear batallitas, que con poco tiempo las gentes del lugar se harían eco de las hazañas de sus personajes protagonistas, y que bien supieran que la climatología podría ser dura con estos vientos solanos y calores de cigarras silvestres.
El caso es que aprovechando que iríamos en familia este verano, que estábamos invitados por haber participado en una novelilla histórica y ser afortunados, junto a otro millar de escritores, para participar y visitar una Feria del Libro Histórico, allá que nos fuimos en un día lluvioso y ventoso aunque con claros.
Y Puy du Fou nos sorprendió para bien, aparte de la experiencia literaria, que algún día comentaré, entramos a disfrutar de varios espectáculos y, aunque nos quedaron algunos importantes, nos prometimos volver, con más familia si cabe, para mostrarles los recovecos y poder disfrutar de la gran cantidad de acciones de sus espléndidos y activos actores que, por su gran dinamismo en escena, era imposible controlar, pese a que fuéramos con grandes reflejos y miráramos con los ojos abiertos en todas direcciones al mismo tiempo.
Los animales respondían a las llamadas en escena. Los espacios escénicos se transformaban en segundos, para dejarnos la boca abierta, sin reacción posible. La música, excelente; los movimientos, espectaculares; nos faltaban ojos para verlo de la mejor manera, no es posible entender la historia en una sola tarde con esa calidad escenógrafa.
Dos grandes recuerdos nos trajimos, gigantescos. El respetuoso tratamiento histórico a la guerra entre españoles y franceses con el nuevo espectáculo de El Tambor de la Libertad. Asombroso, como asombroso fue encontrar una réplica del Corral de Comedias con Lope de Vega en “A pluma y espada”, convertido aquel en una grandiosa carabela con caballos zapateando en el agua. Habrá que volver a participar en otros sueños históricos, cuando mejore el tiempo o lo echemos de menos. Por cierto, Puy du Fou significa “Colina del Haya”. Gran colina y pequeña montaña.
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