Habría que empezar por lo elemental. La Iglesia Católica es una Institución Divina, no humana. ¿Y para qué fue instituida? Para liberar al hombre de la esclavitud del pecado en la que estaba sumergido por la rebelión de sus primeros padres, Adán y Eva, y que humanamente no podía restablecer su unión con Dios. Y Dios, que creó al hombre por amor, a su imagen y semejanza, como es clemente y misericordioso, envió a su Divino Hijo como víctima, muerto en una Cruz, para librarnos de la esclavitud del pecado. La vocación cristiana es la santidad. ¿Y qué es la santidad? Vivir en Gracia de Dios, que transforma nuestra vida radicalmente, pues participamos de la Vida de Dios. Si rompemos esa unión por el pecado, no es lo último: si nos arrepentimos, la Misericordia de Dios es mayor que nuestro pecado, por grande que sea. Si todos los hombres viviésemos en Gracia de Dios, no habría guerras, ni enfrentamientos, ni hambre, y reinaría la PAZ. Claro que este fin es una utopía, y se realizará cuando CRISTO SEA EL TODO PARA TODOS, y esto ocurrirá al Fin de los Tiempos. POR TANTO, EL NUEVO PAPA SERÁ EL QUE INSPIRE EL ESPÍRITU SANTO. Y LO IMPORTANTE ES QUE CADA UNO DE NOSOTROS SEAMOS SANTOS, QUE VIVAMOS EN GRACIA DE DIOS.
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