Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Arte | Ideas | emociones | Reflexiones

Palomas reflexivas luchando contra el algoritmo

En un mundo donde, si se tiene la conciencia activada, la derrota es continua, uno encuentra perversos oasis placenteros donde mostrar la rebeldía en los pequeños detalles que ofrece la cotidianidad
Manuel Rebollar Barro
viernes, 25 de abril de 2025, 09:03 h (CET)

En un mundo donde, si se tiene la conciencia activada, la derrota es continua, uno encuentra perversos oasis placenteros donde mostrar la rebeldía en los pequeños detalles que ofrece la cotidianidad. Pesar tomates buenos como tomates del montón, llamar mexicana a la americana de tu traje como venganza al mundo lingüístico de Trump o elegir completamente al azar entre libros, películas y música para escapar del algoritmo.


Esto último lo hacía con mis hijos cuando eran pequeños. Los soltaba por los pasillos de los estantes de la biblioteca pública y, como no sabían leer, tomaban lo primero que atrapaban y me lo traían.

Después, lo llevábamos a casa y nos asomábamos al arte desde la más absoluta de las casualidades, descubriéndolos según leía, escuchaba o veía. Así conocí, entre otros, al músico Chuck Prophet, al poeta William Carlos Williams o al director de cine Giórgos Lánthimos, por poner un ejemplo de cada una de las modalidades.


Así que, como el otro día me lo recordaron mis hijos, decidí oponerme al puñetero algoritmo y sus certezas y dejar que el azar, de nuevo, volviera a hacer acto de presencia en este mundo santanderino de lluvias presentes y ausentes. Fuimos a la biblioteca y, al rato, me vi con una película sueca en la mano del 2014 con un título más que sugerente: Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia, de Roy Andersson. Ostras. Glub. Cine sueco. Glub.


Ahora, una semana más tarde de verla, intento explicarme qué me produjo una cinta hilvanada por dos tristes representantes de artículos de broma que se entrecruzan con un sinfín de retazos de personajes fríos, distantes, grotescos, que hacen que encuentres en los silencios y en lo pétreo de sus expresiones el reflejo profundo de la existencia. Quizá no sea para tanto –y no lo es– y todo sea un inmenso absurdo, como la vida, pero había algo en ese costumbrismo gélido, en esos muchachotes nórdicos, blanquecinos de piel, de apariencia humana, que hacían que te asomases al vacío de las relaciones y que encontrases algo de empatía en su dolor. Trágica e hilarante, provoca perplejidad, sin saber cómo reaccionar, mirando a tu alrededor, a pesar de verla a solas, para intentar compartir las emociones (o la ausencia de ellas), dejando un poso contundente, una extrañeza que crece según se intenta desentrañar qué demonios se ha visto.


Y es en este momento, en esta columna, al intentar verbalizar lo sentido, cuando comprendo más profundamente el concepto de arte: una idea, una emoción propagada por el director hace unos años y que me llega a mí de forma lenta, pausada, razonada para que se expanda y deje poso, una manera de ver el mundo que comparto: la certeza de que todos estamos solos ante la existencia y que el arte es el espejo donde ver nuestros reflejos.


Claro, luego explícales esto a tus hijos cuando te preguntan de qué va la película. La solución cada vez es más clara:


-De lo que todas, de mí.

Noticias relacionadas

Con el auge del mercado, la panorámica general ha experimentado un sensible cambio a nivel empresarial y político. En el caso del empresariado, la oferta queda condicionada, pese a los instrumentos de manipulación comercial, por la demanda de los consumidores.

Bajo el manto de la globalización se pretende justificar las diversas tropelías y corrupciones extendidas a nivel generalizado, la degradación moral en Europa es evidente y, al grito de sálvese quien pueda, nos están llevando al caos total. Es cierto que no todos los países integrantes lo sufren de igual manera, unos lo pasan mal y otros mucho peor, como es nuestro caso.

En el ajedrez económico global de 2025, una jugada inesperada ha modificado el tablero: la administración Trump, tras endurecer su postura contra China con una agresiva ola de aranceles, ha comenzado a retroceder. Lo que inició como una ofensiva sin cuartel en nombre del proteccionismo industrial y la hegemonía tecnológica, se está transformando en una fase de contención táctica, ante la evidencia de que los daños colaterales superan los beneficios inmediatos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto