Nueva Economía Fórum, en el hotel Ritz de Madrid, anunciaba a Mónica Oltra, una mujer de Compromís que ostenta los cargos de Vicepresidenta, Consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, Secretaria y Portavoz de la Generalitat Valenciana.
A la entrada, había algo que resaltar: El acompañamiento, efusivo, del PSOE valenciano representado por el President de la Generalitat (Ximo Puig) y los consellers de Hacienda (Vicent Soler) y de Sanidad (Carmen Montón). La escasa presencia de Podemos que, ausente el anunciado Íñigo Errejón, sólo contaba con la concejal madrileña Rita Maestre y algún compañero. La asistencia de la exconsellera del PP y diputada María José Catalá, contrariada porque «He venido a un acto de la Vicepresidenta y me he encontrado con un mitín de Compromís». Y los Secretarios Generales de CC.OO. y UGT (Fernández Toxo y Álvarez) con unos empresarios valencianos.
A pesar de la proximidad, entre Podemos y Compromís, parecía como si ambos, intentaran marcar unas diferencias que se notaban hasta en el vestir: Compromís de tiros largos y elegante; y Podemos con “ropilla” y atuendo descuidado.
A Oltra la presentó el cantautor Ismael Serrano, que hizo un recuerdo de la escritura en tinta azul y tinta roja, en un centro de reclusión, en el usaban los colores para marcar los relatos como veraces o falsos. Recuerdo que usó para definir una «crisis escrita en letra azul» por una generación emergente que está escribiendo un nuevo relato en el que es protagonista Oltra: «Una de las máximas exponentes de la nueva política para un nuevo relato enfrentado a la vieja política».
La vicepresidenta empezó saludando en valenciano, a todos y a todas, con unas citas poéticas: «No es fácil encontrar la belleza hoy en día en la política, en la exclusión, en la desigualdad, en tantas situaciones difíciles y desesperadas que viven miles de personas», «Tampoco, si me apuran, es fácil cantar al amor en los tiempos que corren, en los tiempos que no son del cólera, pero sí de “la” cólera».
Poesía que abandonó para «pasar a la prosa» con: Una certeza matemática (la distancia entre Valencia y Madrid es igual a la inversa). Una duda metafísica que diferencia el conocimiento que hay en Valencia sobre Madrid del que hay en Madrid sobre Valencia. Y un «pequeño milagro..., como consecuencia de las elecciones autonómicas y municipales de 2015, en la Comunidad Valenciana se constituyó un gobierno de colación formado por un partido, el PSP, y una coalición de partidos (Compromís) y con el apoyo externo de un tercer partido (Podemos) a través de un pacto de legislatura que denominamos Acord del Botánic».
A continuación, trató de desarrollar dos temas: La realidad conocida como “Pacto a la valenciana”, que surge del pacto de legislatura “Acord del Botánic”. Y la corrupción en la región, que, según ella, hizo necesario el pacto para desalojar al PP del poder.
Sin embargo, en vez de explicar la realidad de su coalición, optó por maquillarla con frases ambiguas «Creo que las formaciones políticas son un instrumento para la acción política...Somos una coalición estable formada por tres partidos fundadores, algunas experiencias locales y personas que no quieren militar en ninguno de los partidos sino formar parte directamente de la coalición... La toma de decisiones se estructura con base en grandes mayorías cualificadas de todo y sobre la base del acuerdo de las partes. Esto nos garantiza que jamás una mayoría del 51% pueda imponer al otro 49% su voluntad a través de las votaciones. Tampoco una mayoría más amplia... también nos “garantiza” largos debates y acuerdos de madrugada. Ha sido un aprendizaje democrático muy valioso que ha situado a Compromís en esa “nueva política”...Es tecnología política punta,..., que nos ha permitido llegar a un pacto de gobierno, sino perfecto,... sí modélico y exportable: a la valenciana».
Después, en lugar de explicar los acuerdos del Botánic que propician el Gobierno de Ximo Puig, optó por lo que María José Catalá definió como «mitín de Compromís»: Una recopilación de las corrupciones del PP, que sustituyeron a la explicación de los Programas del Gobierno; y que unió a los logros conseguidos en los últimos meses.
Junto a ello, algunas afirmaciones: «La Constitución del 78 no da respuesta a la realidad, se ha convertido en un jarrón chino».«En Valencia estábamos viviendo, todavía lo estamos, en una verdadera anomalía democrática ocultada bajo un espejismo de Ferraris, ciudades imposibles, edificios sin alma, regatas de fuego fatuo o aeropuertos peatonales».«¿Saben que hubo un momento en que los presidentes de las tres diputaciones provinciales estuvieron imputados o fueron condenados?».«Una corrupción, no me cansaré de decirlo, que no es más que el síntoma de la situación de anorexia democrática en el que el PP convirtió al país de los valencianos». «E inventamos, además, una perfecta forma de cohabitación: el mestizaje, la complejidad y colaboración de todos los departamentos con un objetivo claro: constituimos un gobierno con dos partidos, no dos gobiernos paralelos. Si me permiten el atrevimiento, yo diría que en la Comunidad Valenciana hace tiempo que practicamos tecnología política punta».«Este empoderamiento de las élites mundiales no es nuevo...tiene su origen en el agotamiento de las ideologías de emancipación..., porque las otras, las de acumulación de capital...han avanzado... Warren Buffet expresó esa ideología: ¿La lucha de clases? Claro que existe, lo que pasa es que la estamos ganando nosotros».«La revolución soviética generó dos grandes hijos: los partidos comunistas y los partidos socialdemócratas...los primeros sufrieron unos procesos de transformación y cambio hasta su desaparición, reformulación o disolución en nuevas formas... Los segundos no lo hicieron, convirtiéndose en formaciones que el electorado puede interpretar como prescindibles, porque dan respuestas antiguas a problemas nuevos» «Las evoluciones en política...son necesarias..., particularmente cuando se entiende como la verdadera arma de transformación social, como el único instrumentos que tiene la gente corriente... De no enfrentarse en solitario al poder».
Terminó: «Parafraseando a Lluis Llach: Hemos aprendido a esperar y lo esperamos todo»
Después, en el turno de preguntas, hubo algunas que echaban por tierra parte del discurso. Una de ellas, leída, la hizo el alcalde de Pedralba (Roberto Serigó), que había ido a Madrid porque Oltra sigue sin contestar su petición de entrevista (pedida en mayo) y a interesarse por las diferencias entre los socios del Gobierno que preside Ximo Puig sobre la aprobación del Consell para el desvío de la Travesía de Pedralba, paralizado por las divergencias en el “mestizaje” entre Compromís y el Partido Socialista.
Otra, doble y silenciada, sobre la actuación del PP frente a la corrupción, desvirtuaba el motivo del acuerdo entre los socios del gobierno valenciano y sembraba dudas: «Los imputados e investigados del PP en Valencia lo están siendo con un gobierno del PP en Madrid sin el concurso de Compromís. ¿Por qué Compromís ha de hacer el trabajo de la Fiscalía? ¿Con ese ejercicio fiscalizador no se estará tapando alguna ausencia programática»
En la calle, alguien hablaba de mesianismo. Mientras, los chóferes de los coches de lujo, que habían llegado de Valencia, hablaban sobre las bondades de las suntuosas máquinas ajenos a lo dicho por Mónica Oltra.Y a lo no dicho.
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