Este martes 3 de enero del año 2017 se cumplirán tres años desde que el gobierno de Paraguay emitió una declaración pidiendo respeto a la soberanía e integridad territorial de Marruecos, e instando a una solución política pacífica y duradera al longevo conflicto del Sahara otrora español. El nuevo Embajador de Marruecos en Paraguay, Badreddine Abd El Moumni, ha iniciado las gestiones para consolidar posiciones ganadas por la robustecida diplomacia marroquí en Sudamérica, arando sobre un terreno abonado por la intensa labor del Cónsul Honorario Jorge Salomon Jure Vallejos.
Si bien las principales potencias de la región (léase Brasil, Argentina y Chile), jamás fueron engañados respecto al problema, Argelia y el Polisario habían logrado cierto apoyo en países como Paraguay, que comparte ciertas vertientes de la realidad con el Sahara. Entre estas vertientes se encuentra la proliferación de ONG que se autoproclaman voceras de la “sociedad civil” para recaudar fondos cuyo destino la mayoría de las veces queda en una nebulosa.
Los tentáculos de estas ONG alcanzan a medios de comunicación “independientes”, donde por lo general su visión distorsionada de la realidad social tiene desmesurado eco. Un ejemplo de ello es el espacio concedido por el polémico diario ABC color a Ricardo Sánchez Serra, para explayarse con su libreto anti-marroquí e intentar manchar las relaciones entre Paraguay y Marruecos que recuperaban su impulso perdido.
Este año 2017 el Polisario verá estrecharse considerablemente su margen de maniobra en la escena política africana, donde pende cual espada de Damocles el inevitable regreso de Marruecos a la Unión Africana. Esta coyuntura ha llevado a los argelinos a realizar jugadas de alto riesgo, como el intento de reavivar la tensión entre Marruecos y Mauritania.
Los altos dirigentes mauritanos civiles y militares, fueron solicitados hace poco por sus homólogos argelinos para contrarrestar la ofensiva diplomática de Marruecos en África, y para facilitar por otra parte, la tarea de los hombres de su títere Brahim Ghali.
En tanto la desesperación cunde en las costas atlánticas africanas, la situación del Polisario también se agrava en playas sudamericanas, donde ha jugado sus cartas más importantes en la útima década. De acuerdo al reporte de Hassan Achahbar, en los últimos seis años han fracasado todos los intentos del lobby argelino pro-saharaui.
La firme posición chilena respecto del conflicto del Sahara es emblemática, una referencia para todo el continente. Chile no reconoce como “estado” a movimientos., El embajador de Marruecos en Chile, Abdelkader Chaoui, intelectual de renombre, crítico literario reconocido y militante de derechos humanos, tuvo la responsabilidad de resistir con determinación la embestida del lobby argelino.
El ministro de relaciones exteriores, Alfredo moreno Charme en carta dirigida al Parlamento en marzo de 2011, alegó que para que un Estado sea reconocido es necesario que su consolidación reúna condiciones como “control efectivo sobre un territorio y su población, gobierno propio e independencia” y como tales condiciones no estando presentes en el caso de la “Rasd”, no procedía un reconocimiento de parte del gobierno de Chile.
Otro episodio relatado por Achahbar atañe a Brasil. Argelia necesitaba un remplazante al “embajador” en Brasilia, Hamdi Bouiha, el rebelde que se plantó en Argel, negándose a tener una presencia testimonial en Brasil y la corrupta dirección del Polisario compró su silencio nombrándolo “ministro delegado” para África.
El Zrug Laarusi en Chile se cambió a Bahia Laarusi en Brasil. Pero ni trastocando el nombre se pudo quitar de encima el gafe, aunque “eso de Bahia le sienta mucho mejor, visto el tipo de lugares y amigos que frecuenta”. El lobby argelino lo conectó con distintas militancias de izquierda y lo introdujo en ambas cámaras legislativas de Brasil, pero siempre perseguido por el gafe.
Hoy, este lobby continúa moviendo las palancas. Sin embargo, lo tiene todo difícil con un personaje grotesco como el Bahia o como se llame, quien deja por donde pasa una estela de frustraciones pese a que nunca le faltaron apoyos locales.
Argelia ya no cuenta con los medios financieros de antes y recibe cada vez menos apoyos entre los militantes del Partido Comunista do Brasil (PCdoB), del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y de la poderosa Central Única de Trabajadores (CUT), gemela del Partido de los Trabajadores (PT).
La posición oficial brasileña se entregó un 30 de abril de 2015 en la Comisión de relaciones exteriores del Congreso, estando testigos tres diputados afines a los separatistas, el embajador de Argelia, la temperamental Socorro Gomes y el gafe. En nombre del ejecutivo brasileño intervino la diplomática María Luisa Escorel de Moraes, jefa de la División Paz y Seguridad del ministerio de relaciones exteriores. Leyó pausadamente, casi silábicamente, un texto hilvanado en el cual el Palacio de Itamaraty reiteraba su posición oficial de no reconocer la existencia de un estado saharaui “por entender que la solución sobre el estatus final del territorio debe ser alcanzada por vía del entendimiento mutuo entre las partes”.
A pesar de los continuos reveses, Argelia sigue haciendo “grandes inversiones” buscando oxígeno en Sudamérica, para su extravagante aparato de propaganda que recauda “ayuda humanitaria” internacional.
Ya lo escribió alguna vez el premio Cervantes de literatura Juan Goytisolo, siempre será fácil hablar de las metralletas que otros esgrimen en el desierto, mientras se espera que el maná llueva del cielo. Sentados en cómodas oficinas de ONG, por supuesto.
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