Si el Barón de Montesquieu renaciera y se diera un paseo por esta España casposa del Partido Popular se quedaría horrorizado al ver que un clásico como su libro “El espíritu de las leyes” que sirvió para la primera Constitución de los EE.UU y para las que iban naciendo con las nuevas naciones europeas, es pisoteado por las botas claveteadas de Mariano Rajoy y sus conmilitones, a los que hacen de corifeos esa Brunete Mediática que no duda en falsificar pruebas y en contar mentiras para favorecer los deseos de la muchachada de la gaviota, y por la, últimamente muy activa y rauda en los casos que afectan a Catalunya, Brigada Aranzadi con sede en diversas instancias judiciales. Para todos ellos la división de poderes ha muerto, o la han matado por falta de uso. Aquello tan bonito de tener tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial en estos momentos, y en España, es tan sólo papel mojado escrito en esa venerada Constitución de 1978 que fue redactada, alguno de sus redactores así lo ha afirmado, bajo la amenaza militar llegada en forma de sobre con el contenido del artículo que habla de la unión de España por los siglos de los siglos.
Tan sólo hay que dar un vistazo a los últimos escritos del llamado Tribunal Constitucional, creado como defensa de Ley de leyes, para ver que sus señorías, en todo lo relativo a Catalunya, siguen, probablemente, las consignas que llegan desde Moncloa, y si no es así, lo parece. Por no hablar de la Fiscalía, un cuerpo jerárquico cuya cabeza es nombrada por el Gobierno y que también parece estar dispuesto a complacer los antojos de quien le manda. El poder legislativo también anda un poco a la deriva en estos momentos, el PP después de un año no consiguió la mayoría absoluta, pero la tiene gracias a la sumisión de Ciudadanos, su marca blanca, y a la cobardía de un partido socialdemócrata que día a día va perdiendo el favor de sus votantes y olvidando para que fue creado por aquel Pablo Iglesias de antaño, ante este panorama el legislativo también está en las manos de un PP cada día más a la derecha del espectro político, no podemos olvidar que en España no ha destacado ningún partido de extrema derecha, racista o xenófobo ya que los votantes de esta clase de partido están contentos y satisfechos con la deriva del PP.
Ya lo ven, Montesquieu ha muerto, y aprovechando que los tres poderes están en las mismas manos y que todo lo que sea atacar a Catalunya produce un buen caladero de votos el PP apunta y la justicia dispara. En este caso las piezas a cazar son diversos dirigentes políticos catalanes que han tenido la osadía de obedecer el mandato de la mayoría del Parlament catalán y en su día pusieron unas urnas de cartón en la calle para conocer los deseos de los catalanes: seguir como hasta ahora, pagando los muebles que la Junta de Extremadura regala, o convertirse en una nueva nación gestionando los impuestos recaudados en tierras catalanas, en las que desde hace años existe un amplio déficit fiscal en función del dinero que se envía al Ministerio de Hacienda y del que retorna, miles de millones se pierden por el camino.
Esta semana ha comenzado el juicio contra el expresidente Mas, la ex vicepresidenta Ortega y la ex consellera d’Educació Rigau. Los hechos por los que se les juzga son calificados por la fiscalía como delitos de prevaricación y desobediencia y ocurrieron el 9-N de 2014, día en que se celebró una consulta en la que votaron más de dos millones trescientos mil ciudadanos. Era la única manera de conocer qué querían ser los catalanes, pero el T.C. cinco días antes advirtió que no se podía celebrar, pero 40.000 voluntarios aquel día abrieron los colegios y pudimos ir a votar.
Fue el éxito de la convocatoria lo que hizo que Rajoy y sus palmeros, que hasta el momento se habían mofado de la convocatoria, se asustaran, seguramente, ante el cariz que tomaba la situación, los catalanes no iban de broma. Desde el ejecutivo se ordenó a los fiscales del TSJC que solicitaran la imputación de los políticos antes citados, éstos no encontraron motivo alguno de imputación pero el ejecutivo, Rajoy, movió los hilos y resortes correspondientes para que el Fiscal General instara y obligara a los fiscales a realizar la imputación.
Antes de llegar a esta imputación han pasado muchas cosas, la mayoría de ellas por una mala administración política de los partidos españoles, PP, C´s y PSOE, especialmente. Si ahora el independentismo roza y puede superar el 50 % hace unos años no era así. El bombero que echó gasolina al fuego del independentismo fue el mismo Mariano Rajoy cuando a primeros del año 2006 se puso a recorrer las calles y plazas de toda España recogiendo firmas contra el Estatut que el Parlament de Catalunya había aprobado, una vez dicho texto legal fue refrendado por el pueblo catalán en Junio del 2006 Rajoy no tardó ni un mes en presentar un recurso de anticonstitucionalidad ante su Tribunal Constitucional. Cuatro años después el TC dictó sentencia capando el texto legal que Catalunya había aprobado, especialmente en todo lo relacionado con la definición de Catalunya como nación o la realidad nacional catalana. El PP había conseguido lo que quería, pero también en el PSOE hubieron manifestaciones de alegría, y el diputado Alfonso Guerra, desde el 77 viviendo de nuestros impuestos, respiró contento ante la amenaza catalana y dijo riendo dijo aquello de “nos lo hemos cepillado”. El 10 de Julio de aquel año 2010 los catalanes salieron a la calle masivamente bajo el lema “Som una Nació. Nosaltres decidim”.
Y aquí empezó todo, comenzaron a nacer independentistas como setas en setiembre, gentes de toda condición y edad despertaron y dijeron basta a largos años de explotación de los gobiernos de España, y cada 11-S más de dos millones de personas de toda condición y edad han llenado calles, plazas y carreteras de Catalunya reivindicando el derecho a decidir qué es lo que quieren ser y con quieren estar. Y el Gobierno español sigue negándolo y promoviendo en España, mediante falsedades y mentiras, el odio hacia Catalunya y lo catalán. En Catalunya se quiere votar y si la decisión mayoritaria dice que quiere ser una nueva nación europea todos los independentistas, estoy seguro de ello, harán todo lo posible para tener una buena relación de vecindad con los vecinos españoles, aquí a nadie se le desprecia por hablar castellano, al fin y al cabo también se habla en tierras catalanas. Una gran parte de la ciudadanía catalana, un 80 %, quiere votar, ejercer una de las virtudes de la democracia, pero desde el Gobierno y algunos partidos españoles no se les deja hacerlo, y se persigue a los dirigentes políticos catalanes que, en un ejercicio de democracia, han acatado las ordenes de un parlamento elegido por el pueblo y donde la mayoría de los diputados son independentistas.
Muerto Montesquieu a manos de PARTIDO POPULAR, PSOE y CIUDADANOS, tan sólo nos queda redactar su esquela y desear a sus deudos, los defensores de la democracia y el derecho a que sea el pueblo quien decida, que no desesperen porque “la verdad os hará libres”, como dijo Jesucristo, revolucionario y defensor de su pueblo ante la tiranía de Roma.
Una adenda a todo lo anterior: para todos aquellos que el primer día del juicio se lo han pasado metiendo el nombre de Mas en el batiburrillo del tan traído y llevado 3 %, decirles que el nombre del expresidente catalán no aparece en ningún sumario incoado por cobro de comisiones ilegales, sí que lo hace el de Mariano Rajoy en los llamados “papeles de Bárcenas” donde quedaban anotados los importes que contenían los sobres que se entregaban a diversos miembros del PP. Y no estoy defendiendo a Mas, defiendo tan sólo la verdad y la objetividad, si un día se demuestra que el señor Mas ha metido la mano en la caja lo denunciaré y criticaré sin ningún tipo de contemplaciones.
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