Comienza la cuenta atrás para el Congreso Mundial de Homeshare, un evento que reúne el 25 y 26 de mayo a expertos, a organizaciones sociales, a personas mayores, a estudiantes universitarios, a voluntarios, a representantes políticos y a medios de comunicación.
Ponentes destacados en el mundo del envejecimiento activo y la convivencia intergeneracional se plantean dar a conocer Homeshare como respuesta a determinados desafíos demográficos, así como otras experiencias solidarias e innovadoras de convivencia intergeneracional en el mundo.
Con el lema “Tender puentes, ampliar Homeshare”, Homeshare International y SOLIDARIOS para el Desarrollo interpelan para este Congreso a legisladores o trabajadores del gobierno en materias relacionadas con envejecimiento activo, con vivienda y con educación. También resulta de especial interés para periodistas que quieran ampliar sus conocimientos sobre temas relacionados con el envejecimiento activo, la convivencia intergeneracional, el voluntariado y movimientos sociales relacionados con mayores. Se dirige a usuarios de algún programa de Homeshare, a personas del mundo universitario que promuevan programas de convivencia intergeneracional y a posibles financiadores de programas.
El congreso ofrece una oportunidad para compartir saberes y experiencias con miembros de organizaciones que trabajen con mayores y otras interesadas en programas de convivencia intergeneracional o en temas de mayores, así como con cualquiera que esté interesado en promover una vida independiente y un envejecimiento activo para las personas mayores.
Homeshare permite que dos personas compartan hogar por beneficio mutuo. En la mayoría de los casos, reúne a personas mayores en sus casas con personas más jóvenes, muchas veces estudiantes universitarios, para hacerse compañía en una experiencia de aprendizaje mutuo y de solidaridad intergeneracional. Este movimiento mundial principalmente, con sus propias características y modelos, en Estados Unidos, en España, Francia, Bélgica, Alemania y Reino Unido, en Japón y en Australia, aunque existen programas en otros países.
En otras regiones del mundo existen aún ciertas resistencias culturales dificultan la puesta en marcha de programas de convivencia intergeneracional. A muchas personas mayores, así como a sus familiares, les cuesta reconocer determinadas situaciones de soledad. Por otro lado, en algunos países se tiene que sortear la desconfianza que se produce por situaciones de inseguridad o de simple percepción, sobre todo en grandes ciudades.
La experiencia intergeneracional Homeshare ofrece muchos beneficios. Fomenta una vida independiente pero con vínculos sociales fuertes entre distintas generaciones y culturas. Mientras refuerza los vínculos familiares y sociales de las personas mayores, aporta al mismo tiempo una alternativa de vivienda asequible y fomenta el apoyo mutuo y la solidaridad. Además, aporta compañía y seguridad a las personas mayores durante la noche. Gobiernos locales como el de Madrid o el de Melbourne, Australia, han comenzado a apostar por un apoyo institucional y económico a programas intergeneracionales por el ahorro que supone en gasto público dedicado a salud y a cuidado de los mayores, y por los múltiples beneficios sociales.
En España, el 62% de los programas en España los gestiona una universidad, el 13% por un gobierno local y casi el 20% por ambas instituciones públicas. Sólo un 6% es gestionado por una organización sin ánimo de lucro, aunque éstas gestionan más del 50% del total de convivencias anuales.
Cuatro de cada diez de los estudiantes acogidos en casa de una persona mayor son extranjeros, lo que enriquece con un componente intercultural a las convivencias entre personas de distintas edades. Como requisitos básicos, casi todos los programas coinciden en la necesidad de que la persona mayor tenga cierto grado de autonomía y de salud física para que el estudiante no se convierta en un cuidador a tiempo completo.
El 100% de los programas tienen fondos públicos como principal fuente de financiación. Sólo un programa es cofinanciado con fondos privados, lo que plantea quizá la necesidad de repensar modelos más sostenibles en el tiempo y que no dependan de los gobiernos de turno.
Conocer mejor los programas intergeneracionales puede abrir camino para ampliarlos y para mejorar su gestión, además de convertirlos en una respuesta viable y eficaz al envejecimiento de la población, con sus consecuencias para gastos en salud y residencias, y en el encarecimiento de la vivienda para miles de jóvenes.
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