El periodista Enric Gonzalez sostiene que “esas palabras inofensivas acaban desplazando a otras más útiles”. Así pues, en vez de decir que bajan los salarios dicen que están moderando su subida, o en vez de decir que despiden a un obrero dicen que lo desvinculan de su puesto de trabajo, el hacer cumplir la ley es coartar la libertad, etc.,etc.,dando por supuesto la débil inteligencia de los que los escuchamos y soportamos.
Tenemos la suerte de tener un idioma tan rico en vocabulario que nos permite hacer todo tipo de acrobacias y zarzuelas literarias para que, dando un tinte, se consiga que lo feo reluzca bonito y viceversa.
En el Congreso de los Diputados, donde deben discutirse las propuestas para la buena convivencia y mejoras de los ciudadanos, donde deben arrimar el hombro todos los partidos para, aunando fuerzas conseguir mayores progresos y perfeccionamientos en las actuaciones y desarrollo de las leyes existentes, para dar ejemplo de armonía y buen hacer fuera de nuestras fronteras, consiguiendo así mayor apoyo en la UE beneficiándonos todos, pues, en vez de hacer esto, con el consiguiente adobo verbal, se convierte en una jaula de grillos queriendo cada cual arrimar el ascua a su sardina, con exabruptos unos, más calmados otros (según educación) pero sin intención de llegar a un consenso positivo que permita una productividad en el desarrollo político y social.
En esas estamos y así, el problema de los estibadores está por ver que se resuelva convenientemente, nadie quiere renunciar a sus privilegios y además quieren hacer ver que utilizando esa negativa en la negociación, tanto los sindicatos como la patronal, perjudican al gobierno en vez de a todos los españoles, que somos al final los que pagamos todos los desacuerdos políticos, sin querer asumir la imposición dada por la UE aunque nos cueste cargar con la multa aplicada por Bruselas.
El problema interno del PSOE, partido tan conveniente en la gobernabilidad de este país, es un claro reflejo de la visión tan egocéntricas, egoístas, irresponsables, irreflexivos e imprudentes de sus representantes, pensando siempre más en su fracción o parcela de poder que en el bienestar de toda la sociedad.
En Cataluña más de lo mismo, cada uno a lo suyo, retuercen las palabras hasta la extenuidad, se saltan las leyes a su antojo y quieren hacernos ver con su parafernalia verbal que llevan razón. En vez de rectificar, siempre se ha dicho que es de sabios, huyen hacia delante dando cada vez más una vuelta de tuerca al tornillo de la constitución, la justicia y la paciencia.
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