Son unas palabras que Manuel Valls ha pronunciado respecto al Partido Socialista Francés. Aunque, quizá, lleguen a ser premonitorias de lo que pueda pasar en PSOE en función de los resultados de las primarias que el partido socialista español afronta en una semana.
En todo caso, son palabras especialmente significativas por quien las pronuncia. No vienen de los rivales políticos, de la oposición, ni de la prensa, ni de la calle. Vienen de uno de los principales responsables de que el partido socialista francés esté en esa situación. De uno de los hombres que lo ha liderado en los últimos años y que lo han llevado, o reducido, a un 6% de los votantes. No conforme con eso, pretende abandonarlo, traicionarlo y pasarse a la nueva formación de En Marche. Todo eso, curiosamente, después de que En Marche vaya a presidir La Republica de Francia. Pero la agrupación liderada por Macron ha rechazado, inteligentemente, a Valls y el fracaso que simboliza.
Manuel Valls no sólo fue uno de los principales apoyos exteriores que tuvo Pedro Sánchez antes de las Elecciones Generales, sino que para el ex secretario general del PSOE es, con sus propias palabras, “una personalidad política incuestionable (…) Manuel Valls integra esa generación imprescindible para abordar una necesaria renovación de la política, tan necesaria tras las heridas que ha dejado la crisis”.
No son pocos los paralelismos entre ambos políticos. La cuestión es si Valls no ha dudado en enterrar y desertar de su propio partido, todavía agonizante, qué hará Pedro Sánchez tanto si gana como si pierde. En ambos casos el panorama no es muy halagüeño para los votantes del PSOE. Si Pedro Sánchez gana será un fuerte paso atrás en el tiempo y reabrirá los abismos establecidos entre él y su partido y probablemente siga hundiendo más y más al PSOE. No olvidemos que en las primarias solo pueden participar los alrededor de 180.000 afiliados, y que no representan al total del electorado socialista. Porque el núcleo duro del partido le apoye, no significa, ni muchos menos, que el electorado vaya a hacerlo. ¿Y en el caso de que pierda las primarias? Bueno, ya hemos visto lo que ha tardado y hecho su referente Manuel Valls. Hacia dónde gire o dónde vaya es una elección personal, aunque llegado ese momento debería apartarse, o al menos retroceder significativamente. Pero por lo visto hasta ahora, no se debe presuponer que lo haga.
Veremos si el partido socialista francés, dividido, roto, agonizante, no muerto, que ha pasado del Elíseo a los Campos Asfódelos, no es la premonición de lo que le pueda suceder a su homólogo español, y pasa del ostracismo al Tártaro.
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