Una noticia sacudió en estos días la farándula porteña, y fue la vinculación de la conocida vedette y actriz Graciela Alfano con el encumbrado represor Emilio Eduardo Massera.
El fiscal federal Carlos Cearras impulsó ayer una investigación penal para determinar si la Alfano recibió bienes robados a los desaparecidos en la dictadura como obsequios del represor Emilio Eduardo Massera gracias a una supuesta relación con el extinto marino, se informó ayer en tribunales.
El representante del Ministerio Público propuso, entre otras medidas de prueba, que se cite a declaración testimonial a Gabriela Visa, hijastra de un ex escolta de Massera.
Los tentáculos de Massera, aunque no sea publicado por la prensa mediática argentina, también llegaban a conocidos publicistas de tiranos de Paraguay.
Socios Paraguayos de Videla y Massera
El fallecido represor argentino y el dueño de ABC Color de Asunción, Aldo Zucolillo, habían sido socios comerciales en la telefonía móvilPersonal.
Así afirmaba el fallecido investigador Aníbal Miranda –de quien muchos presumen fue asesinado- en su recordado libro “Partido Colorado: la mayor organización mafiosa”. Según las revelaciones de Miranda, de la mano de Massera & Asociados, de Telecom Argentina, en asociación con ABC Telecomunicaciones (Zuccolillo), consorciados en Núcleo S.A., lanzaron en Paraguay los servicios de la telefonía móvil Personal en 1997. Emilio Eduardo Massera, integrante de la primera junta de la dictadura militar argentina (1976-1983), y reclamado por miles de víctimas de la represión por crímenes de lesa humanidad, falleció en la placidez de su cama, donde estaba postrado desde hace ocho años por un ataque cerebral.
La historia en común entre los represores argentinos y Zucolillo no se agota en una empresa de telefonía celular, y se remonta a varias décadas atrás.
El 26 de abril de 1977 el empresario argentino Fernando Branca llegó como de costumbre al departamento que compartía con su cónyuge cuando al intentar entrar se llevó una sorpresa. Un oficial naval le impedía entrar en su propia casa. Nada más y nada menos que el temible Almirante Massera, alias el Negro, estaba revolcándose con su esposa Marta Rodríguez McCormack (que a la vez era amante del jefe naval) y había dado órdenes de no ser molestado, y mucho menos por el marido de su acompañante.
Dos días después, el 28 de abril de 1977, como para resarcir su descortesía, Massera invitó a Branca a navegar por el río de la Plata en su lujoso yate, travesía durante la cual el empresario se ausentaría para siempre. Tres meses más tarde, la madre del empresario Isolina Margarita Maltaneri de Branca, presentó un recurso de hábeas corpus a favor de su hijo desaparecido, pero para entonces los pundonorosos soldados que enviaron a sus reclutas sin abrigos ni pertrechos a enfrentar a la Royal Navy en las islas Malvinas ya estaban subastando las propiedades del ausente.
Aunque cueste creerlo, los miembros del Grupo de Tareas 3.3.2 de la Armada argentina llegaron a montar una inmobiliaria para la refacción y venta de los inmuebles de los desaparecidos.
Un epílogo parecido tuvo la historia del capitán José Antonio Valiente, primer marido de Graciela Pappalardo y cuñado de Teófilo Conrado Pappalardo, quien fuera jefe de Ceremonial del Estado durante la dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay y reconocido operativo del Plan Cóndor, como proveedor de pasaportes a los asesinos de Orlando Letelier.
José Antonio Valiente, dueño del desaparecido bar "Felsina", fue ultimado en nebulosas circunstancias en Buenos Aires, Argentina, poco después del Golpe Militar con el que Videla y Massera derrocaron a Isabel Perón en marzo de 1976. Según documentos obrantes en el Archivo del Terror (Microfilm 00028F0474), el presunto asesino habría sido Juan Carlos Cabañas, ex secretario del Dr Edgar L. Ynsfrán, temible ministro del Interior del dictador Stroessner, en el período de mayor auge de la sangrienta represión.
José Antonio Valiente tuvo una hija de nombre María Adelaida, a quien se le cambió el apellido con el mismo modus operandi de la represión del Proceso de Reorganización Nacional.
El crimen de José Antonio Valiente nunca fue aclarado, las autoridades argentinas en ese momento estaban muy ocupadas perpetrando un genocidio contra su propio pueblo para investigar el asesinato de un paraguayo en la capital federal. Así el empresario gastronómico desapareció sin dejar rastros y sin que su nombre figure siquiera entre los miles de desaparecidos en la Argentina entre 1976-83.
El matrimonio de Graciela Pappalardo con José Antonio Valiente fue anulado por el Juez Angel Roberto Seifart, quien luego sería vice-presidente del Paraguay, así que Graciela Pappalardo no tuvo inconvenientes para contraer nupcias con el empresario periodístico Aldo Alberto Zucolillo Moscarda, director y propietario del diario ABC color, luego entusiasta impulsor de la candidatura del obispo Fernando Lugo a la presidencia del Paraguay. Hoy constituye el poder mediático tras el trono arzobispal, además de marcar la agenda política del gobierno luguista.
Videla en Paraguay
Al conocerse a principios de marzo de 1977 en Asunción la próxima visita de Videla, ABC color publicaba un recordado editorial donde criticaba al presidente Jimmy Carter por su énfasis en la promoción de los Derechos Humanos y defendía al proceso argentino sentenciando que al presidente norteamericano le era muy fácil pontificar lejos del problema. Por las mismas fechas eran apresados en Asunción Alejandro José Logoluso y Marta Landi, entregados a los sicarios de Videla por las fuerzas represivas paraguayas. Los grupos de tareas del jefe de la policía política Pastor Coronel tampoco se apiadarían de José Nell, paralítico desde que recibió una bala en los disturbios desatados en Ezeiza por el retorno de Perón.
Quedaron como mudos testigos de estos traspasos una ficha policial de la Dirección de Registro de Extranjeros paraguayos de la desaparecida argentina Dora Marta Landi Gil, que está fechada en Asunción en marzo de 1977; una tarjeta del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social de Marta Landi, que está registrada en Asunción el 10 de marzo de 1997; y un informe de la policía de Asunción, donde se notifica que Marta Landi (argentina), Alejandro José Logolusso (argentino), José Nell (argentino) y otros han sido expulsados del país. Este informe policial está fechado el 16 de mayo de 1977. Entre los documentos, también destacan un registro de vuelo en el que se acredita que, el 16 de mayo de 1977, el capitán de corbeta José Abdalá, (alias Turco) trasladó a Landi Gil y a su compañero, Alejandro José Logolusso, de Asunción a Buenos Aires.
Luego de las debidas medidas profilácticas y barridas de subversivos, el 20 de abril de 1977, era recibido por Stroessner con los honores correspondientes, el Teniente General Jorge Rafael Videla, quien llegaba al Paraguay acompañado de su esposa Alicia Raquel Hartidge. A la noche se llevó a cabo una recepción de gala en el Palacio de Gobierno de Asunción, donde no faltaron los pundonorosos y austeros luchadores por la libertad de expresión, que aún no habían sido seleccionados por la embajada norteamericana como propagandistas de la democracia tutelada.
Desafortunadamente, el almirante Massera no se contaba esa noche entre los invitados del tiranosaurio Stroessner, dado que para esa misma semana había hecho otros compromisos y debía emprender un distendido paseo en yate por el Plata.
La Carrió Paraguaya
Para completar el paralelismo, Paraguay también tiene a su propia Elisa Carrió pero en este caso enredada con represores, sin ninguna de las virtudes de la política argentina pero sí con los mismos kilos demás. Se trata de la ex beldad Zuny Castiñeira.
Zuny Castiñeira, había hecho pareja hacia 1996 con el narco fichado por la DEA Carlos Barreto Sarubbi, quien anteriormente se había enfrentado -como parte del cartel de poder del narco-general Andrés Rodríguez- a otro benefactor de la susodicha, el represor Sabino Augusto Montanaro, en sus tiempos de ministro del Interior del dictador Stroessner. la lucha se daba en el marco de una encarnizada puja por el control del narcotráfico, que también tenía su traducción política en el seno del partido colorado (dividido entre tradicionalistas y militantes), entre Sabino Augusto Montanaro, ministro del interior, y Andrés Rodríguez, comandante del Ejército.
Zuny Castiñeira, de acuerdo a las investigaciones judiciales, había precipitado a mediados de 1985 la caída de un cargamento de cocaína, caso conocido como el de la pista "Fluminense". La hermana del sobrino de Fernando Lugo actuaba entonces como caballo de Troya del ministro Montanaro, para desprestigiar a sus rivales en el negocio, y golpear al sector militar de Andrés Rodríguez.
Luego de varios años de receso cuando Rodríguez fue presidente, la Carrió paraguaya volvió a su país para seguir manipulando a hombres poderosos, entre al actual cura presidente Fernando Lugo, con quien ya demostró su poderío en varias oportunidades, como cuando ordenó vaciar la sede de gobierno para entrevistarse sin testigos con altos funcionarios de la administración arzobispal.
Como dice un viejo refrán, aplicable al caso de Graciela Alfano, los socios paraguayos de Massera y la Carrió paraguaya, nada hay de nuevo bajo el sol.
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