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De Bartolomé Mitre a Cristina Fernández

La derecha robó a la izquierda legionaria el discurso nacionalista en Paraguay
Luis Agüero Wagner
lunes, 9 de julio de 2012, 07:55 h (CET)
Un partidario del destituido presidente paraguayo Fernando Lugo decía en un reciente panel televisivo que no puede compararse a Pedro II y Bartolomé Mitre con Cristina Fernández y Dilma Rousseff, en replica a la fuerte campaña de la derecha paraguaya que intenta relacionar la coyuntura política internacional del país con la de 1865.

Debe decirse en beneficio del presidente argentino Bartolomé Mitre, sin embargo, que ni siquiera cuando Argentina y Paraguay se encontraban en guerra, se negó a una entrevista con el presidente paraguayo Francisco Solano López.  Ante un pedido del presidente paraguayo de entrevistarse en medio de la guerra del Paraguay, Mitre aceptó la  propuesta, contestando con caballerosidad que “ me hallaré mañana a las 9 de la mañana, en el punto de nuestras respectivas líneas, en el Paso de “Yataity Corá”, llevando una escolta de veinte hombres, que dejaré a la altura de mis avanzadas, adelantándome en persona en el terreno intermediario para el fin indicado, si V. E. se conforma con eso. – Dios guarde a V. E. muchos años – Bartolomé Mitre”.

Fue así que ni aún durante la infame guerra de la Triple Alianza de Argentina, Brasil y Uruguay, inspirada y sufragada por el imperialismo inglés contra Paraguay, un presidente argentino rechazó un encuentro con un mandatario paraguayo.

Sin embargo, en fechas tan recientes como marzo del presente año, Cristina Fernández se negó a conversar con el entonces presidente Fernando Lugo, hoy destituido, en Calafate, según reportaron los mismos medios hegemónicos.  No fue la primera vez que Cristina Fernández exteriorizó su repulsa por la triste figura de su par paraguayo, sino la tercera vez consecutiva.  

Como la política internacional fue siempre un gran teatro, la actitud pareció cambiar tras la destitución de Lugo. La presidenta argentina, en una muestra de su habilidad política, logró finalmente instrumentar en su beneficio el golpe en Paraguay.

Uno de los objetivos que al fin pudo lograr, fue la incorporación de Venezuela al Mercosur.
En un segundo plano, logró lanzar una advertencia a la oposición argentina de que la comunidad internacional no será complaciente con  "golpes suaves" en Sudamérica.

La advertencia es oportuna, dado el crecimiento que experimentan los movimientos opositores al gobierno de Buenos Aires en los últimos tiempos.

Pero si hubiera tenido reales deseos de respaldar a Lugo, no lo hubiera convertido en hazmerreír de la opinión pública y clase política de su pais con tantos desaires previos, que sin lugar a duda contribuyeron a debilitar al supuesto aliado cuya caída terminó destrabando el status quo en que se encontraba el bloque regional.

La verdad de las cosas es que la izquierda legionaria, la que en Paraguay vive pensando en qué dicen Estados Unidos, la OEA, la Unasur o el Mercosur, no solo acaba de perder en Paraguay el poder, sino también el discurso nacionalista.  Y desde luego, el rumbo y la brújula ya la habían dejado caer por el camino mucho antes.

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Corría el mes de abril de 1994 cuando un grupo de malagueños celebramos la Semana Santa en el lejano cantón Valais de Suiza. Por aquellos tiempos dedicaba buena parte de mi tiempo a transmitir, en la medida de mis posibilidades, el Evangelio. Estaba totalmente involucrado en las tareas de evangelización del Cursillo de Cristiandad. Una tarea gestionada por seglares.

Al referirnos a las expresiones del habla cotidiana, las quejas son las principales protagonistas. Independientemente de cómo se exprese cada cual, somos muy perspicaces en la crítica dirigida a los demás y poco propensos al examen del escaparate propio. Sin embargo, no es tan sencillo pronunciarse al respecto, debido a las imprecisiones propias, las tretas ajenas y los muchos factores implicados.

Los que desde muy pronto y ya sin interrupción hemos tenido un contacto frecuente con los libros sentimos cierta incomodidad al oír consejos y expresiones como “leer es bueno”, “un libro es un amigo” o “lee lo que quieras, pero lee”. Es como si alguien dijera: “¡viva la comida!, da igual qué comas, lo importante es que comas”, o “beber es vivir, sea lo que sea que bebas, bebe”.

 
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