Conforme avanza la campaña electoral, y a los candidatos del bloque 155 se les desata la euforia de ver que sería posible llevar a la Generalitat de Catalunya un Govern representante del nacionalismo español, queda más que claro que los miembros del Govern que Mariano Rajoy destituyó el pasado 27 de Octubre con la aplicación del artículo 155 y la inestimable ayuda de C’s, su marca blanca, y del PSOE, cada día más escorado hacia las tesis del españolismo, lo mismo que los Jordis, los dos activistas sociales presos en Soto del Real, son presos políticos que no es lo mismo que políticos presos. Los primeros están en la cárcel por defender sus ideas e intentar llevar adelante el mandato de sus votantes, los segundos son unos vulgares “chorizos de cuello blanco” metidos a políticos, como algunos de los condenados del PP valenciano, balear y madrileño.
Oriol Junqueras es el presidente de ERC, un partido que en sus ochenta años de existencia jamás ha tenido un solo caso de condena por corrupción entre sus dirigentes, no todos pueden decir lo mismo. Junqueras, historiador de formación económica, se fogueó en el mundo de la política en el Parlamento Europeo donde llegó en el 2009 para, dos años más tarde, ser elegido por los vecinos de Sant Vicenç dels Horts como su alcalde, puesto que mantuvo hasta finales de 2015 cuando dejó la alcaldía para dedicarse de pleno a preparar el camino que tenía que llevar a Catalunya a la instauración de la República catalana.
Tiene una gran formación intelectual y es un católico convencido, y, por sus creencias, enemigo de toda violencia. Su apariencia física y su hablar pausado hacen d él una persona cercana al conocerle y sus discursos suelen tener un cierto aire profesoral con un lenguaje apto para toda clase de público. Dialogante, sin renunciar a la razón en la que cree y defiende, hace unos años protagonizó un debate al publicar en un artículo que “el castellano también sería oficial en la República Catalana”, cosa que le fue criticada desde algunos sectores del independentismo. De hecho, en las propuestas legislativas que el Parlament venía discutiendo para la llamada “hoja de ruta” del Procés, se contemplaba la cooficialidad de las dos lenguas, catalán y castellano.
Ahora Oriol Junqueras lleva preso, secuestrado por el Estado español, en Estremeras desde el 2 de Noviembre. Pasará las fiestas de Navidad encerrado, ya no sé si por la Justicia o por orden de la Vicepresidenta del Gobierno del Reino de España que, ayer mismo, presumía ante los suyos de haber descabezado a los líderes del independentismo, también el cabeza de lista del PP en Barcelona, García Albiol, presume de haber encerrado a los líderes o de haber enviado a Puigdemont a Bruselas. Y todo ello sin sonrojarse ante unas afirmaciones que, presuntamente, a más de uno nos hacen creer que en España Montesquieu hace tiempo que fue asesinado y olvidada su división de poderes.
Desde la muerte del dictador Franco no se había producido una situación como esta en la que algunos de los candidatos están en prisión preventiva y otros exiliados en Bélgica. Tal vez después del 21-D nos encontremos con otra situación anómala, la de un President del Parlament de Catalunya encerrado en la meseta castellana. Oriol Junqueras quiere que el bloque soberanista gané las elecciones, son muchas cosas las que están en peligro, la Enseñanza, los medios públicos de comunicación, la Economía o la Sanidad, aquella sanidad que Fernandez Díaz presumía de “haberla laminado”. En una carta dirigida a los catalanes Oriol Junqueras, desde la celda donde está secuestrado, dice “Pararemos la infamia y seguiremos haciendo camino hasta atrapar el sueño…El futuro, nada más tendrá sentido si trabajamos para construir una sociedad más justa y con el respeto más escrupuloso a la dignidad de cada uno”. Ya lo ven nada de “a por ellos” ni de “desinfectar” a los catalanes como estos días han propuesto desde el PP y el PSC.
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