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Ángel Ruiz Cediel
Tribuna de opinión
Ángel Ruiz Cediel
Hay en Alcalá de Henares algunas multinacionales que están obteniendo enjundiosos beneficios a costa de la crisis
Mala cosa es que padezcamos la crisis que padecemos, y peor todavía que por su causa haya millones de desempleados, no faltando familias que tienen a todos sus miembros en el paro; pero que haya empresas que se beneficien de ello y usen permanente la amenaza del despido para extorsionar a sus trabajadores –y tanto más cuando no ha habido una merma considerable de negocio-, es algo absolutamente intolerable pero que, desgraciadamente, está sucediendo ante los ojos de todo el que lo quiere ver. Y no se trata de empresas pequeñas con uno o dos trabajadores que tiene sobre sí la espada de Damocles del cierre –lo que tampoco justificaría el atropello laboral-, sino que estoy refiriéndome a potentes multinacionales de mucho márquetin y publicidad y sobradamente conocidas por todos, sin excepción.
¿Realmente importa quién nos gobierne?
Que estamos hartos, como sociedad, del PSOE, es algo tan obvio que ni siquiera voy a plantear sino como axioma, pues, pareciendo no haber tenido la ciudadanía bastante con la lamentable y ruinosa etapa de Felipe González, se les dio a los socialistas una segunda oportunidad con Zapatero y hemos tenido exactamente más de lo mismo, resultando un hartazgo generalizado en todo igual o peor a la etapa anterior, ya que incluso los propios socialistas abandonan en masa su propio partido. Sin embargo, la cuestión verdadera que debemos plantearnos, es la siguiente: ¿Puede hacerlo otro mejor?... Y el resultado de mi discernimiento es que no, basándome en las razones que apunto a continuación:
La OIEA hace público un informe, que no se sabe si es una coartada para que los halcones norteamericanos e israelíes puedan atacar impunemente Irán
Escarmentados en lomo ajeno –Iraq bien valía una guerra para muchos, so pretexto de las armas de destrucción masiva que no tenía-, los organismos dependientemente independientes como la OIEA han perdido toda credibilidad, especialmente cuando sus diagnósticos coinciden con los de los halcones que ven en la guerra la solución a todos sus problemas, así de empleo (van a terminar incluso con los empleados) como de esta crisis de los tramposos.
Al superpublicitado debate televisivo entre los candidatos de los partidos mayoritarios, sólo le faltaron luz íntima y música romántica para acompañar sus arrullos de amor
“¡Que se besen, que se besen!”, podrían hacer coreado en los momentos álgidos del debate los escasos pero imprescindibles asistentes, todos ellos periodistas encargados de difundir la consolidación del romance a los cuatro vientos; “Sin novedad en el Alcázar”, podría haber saludado épicamente el candidato Rubalcaba a quien ya admitía como su Presidente cuando se dieron la mano, aunque el protocolo pseudoizquierdista impidió este recio laconismo heroico-castrense; o “alcanzados los últimos objetivos marcados por El Club, le entrego un país rendido y una masa ciudadana claudicante”, hubiera podido decir el siniestro señor Rubalcaba cuando alcanzaron ambos tertulios el clímax del amor amado y le entregaba las flores rojas de su pasión (sin la mano del PSOE, por supuesto).
Se dice que los peces carecen de memoria, pero queda saber si la tienen todos los votantes. A tenor del exagerado número de votos que parece va a recibir el PSOE –alrededor de un 30%-, parece que buena parte del electorado en absoluto tiene capacidad de recuerdo, porque dudo mucho que tal ingente cantidad de ciudadanos les fuera a votar si recordaran todos y cada uno de sus despropósitos, abusos de poder, escándalos, casos de corrupción y atropellos a los derechos civiles y de los trabajadores. Sería sencillamente imposible de creerse que hubiera tantos fanáticos en el país o tantos malintencionados, por lo que, tirando por la corta y la benevolente, debemos concluir que nada más que son desmemoriados, a fin de no perder la fe en nuestros propios compatriotas.
Cada hora que pasa se potencia el discurso belicista entre Irán y las potencias Occidentales, encabezadas éstas últimas por EEUU e Israel. Si Dios no lo remedia, es posible que el inicio del conflicto sea más una cuestión de horas o de días que un proyecto a medio o largo plazo, y las posibilidades de encontrar una solución pacífica in extremis se desvanecen por instantes.
Grecia es la piedra angular de, o el fin de la democracia y la soberanía de los ciudadanos, o el último hálito del euro y de, por extensión, la Unión Europea; el anegamiento de numerosos países y las condiciones climáticas extremas de otros -Indonesia, Tailandia, Afganistán, Paquistán, Somalia, etc.-, avisan ya de una inminente hambruna y de una escalada sin precedentes en los precios de numerosos productos básicos alimentarios; buena parte de los adversarios estratégicos musulmanes han sido o están siendo desmontados por oportunas "revoluciones populares espontáneas" -Libia, Siria, Yemen, etc.-; y, por si fuera poco, se escucha en algunos rincones del mundo una trápala de caballos que algo tienen de apocalípticos, como esos HUM –sonidos como de trompas que en numerosos lugares de la Tierra suenan ensordecedoramente procedentes de ninguna parte- los tienen a trompetería de arcángeles justicieros.
Y la democracia sucumbió ante los financieros, es quizás el mejor resumen de cuanto está sucediendo en Europa en estos días. Apenas hace unos días advertía desde esta misma columna que el único destino probable del euro era su desaparición, ya planificada bajo cuerda, pues que los estados más potentes de Europa ya tenían prevista esta contingencia y estaban haciendo tiradas de sus viejas monedas. Queda saberse si era Grecia el detonante planificado, pero habiendo tal cantidad de Estados europeos en profunda crisis (si no quiebra), estaba claro que uno u otro tenía que ser el que pisara la espoleta de la detonación. Si Islandia e Irlanda pusieron a Europa al borde su extinción, y si Grecia está siendo el detonante de este drama, imaginen qué sucederá cuando dentro de unas fechas sea Italia y España los que necesiten el rescate y, consecuentemente, su pérdida de soberanía ante los intereses de los tiburones financieros. Un gorigori, en fin.
Ayer se alcanzaron oficialmente los siete mil millones de almas vivas sobre la Tierra, y, con la tendencia actual de crecimiento, en el 2050 seremos aproximadamente diez mil millones de seres humanos los que poblaremos el planeta. Este dato, en cierta forma halagüeño debido a que el incremento de la población se debe en muy buena medida a un mayor respeto de los derechos humanos que en épocas pasadas en todo el mundo, a un incontestable avance de la medicina y el bienestar social, y a una notable disminución de las guerras y pestes tan tradicionales a lo largo de la andadura humana, es, sin embargo, una espada de Damocles que pende sobre la cabeza del género por cuanto los recursos del planeta son extremadamente limitados (y en decadencia progresiva), entretanto la codicia humana es ilimitada.
Nadie en su sano juicio pone hoy en duda que la Guerra de Irak ha tenido como objetivo espurio el petróleo, ni nadie con dos dedos de frente puede dudar que la Guerra de Afganistán no tiene nada que ver con libertades, persecución de terroristas o burkas, sino con tierras raras imprescindibles para el soporte tecnológico de las potencias y, cómo no, con el control de la producción de opio, siendo como es el mayor productor del mundo, hoy en manos de las potencias invasoras, las cuales se aseguran la producción y comercialización internacional, dominando así uno de los negocio más rentables existentes.
Las trompetas apocalípticas suenan a todo pulmón, y nadie es capaz de dilucidar con datos en la mano cuánto de verdad o no hay en todo esto. La cuestión es que el próximo martes, día 27, se producirá una supuesta alineación entre el cometa Elenin (o sus restos, ya que la NASA informó de que se había autodestruido hace unos días al alcanzar el perihelio), el Sol y la Tierra, y no faltan las voces, más o menos cualificadas, que vinculan este tipo de alineaciones cósmicas con fenómenos catastróficos en la Tierra, generalmente en forma de terremotos –casual o no, demostrado está-, tal y como sucediera antes cuando se alineó este cometa con el Sol y la Tierra, produciéndose los archiconocidos grandes terremotos de los últimos meses (Haití, Chile, Nueva Zelanda, Japón, etc.).
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