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Unas 400.000 personas sufren trastornos de conducta alimentaria en España, un grupo de patologías con gran incidencia entre los adolescentes en las que intervienen factores biológicos, psicológicos y socioculturales. Uno de los datos más preocupantes sobre este grupo de enfermedades es la resistencia que un 25% de las personas afectadas por ellas muestran al tratamiento.
La conducta es algo muy importante en la vida. Y todas las personas tienen que respetar a los demás. En primer lugar, por educación y también porque no saben los méritos acumulados y las capacidades de los demás. En este sentido, las conductas despreciativas, soberbias, prepotentes, negativas y arrogantes hacia otras personas no tienen cabida en sociedad.
Es muy traidora la rutinaria tendencia a simplificar las cuestiones con una afirmación o negación esquemática, en un sí o un no sin matices. Nos vemos obligados a decisiones continuas. La identificación de los peligros importantes no permite disgresiones que retarden las posturas preventivas; representa un arma vital.
En el transcurrir de tu existencia vas acumulando una serie de fobias y manías que te cuesta trabajo reconocer. Pertenecen a aquel cuadrante de la ventana de Johary que tanto te iluminó en tus primeros contactos con la psicología de la interrelación. Se trata de aquella parte de tu conducta que todo el mundo ve. Menos tú.
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