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En declaraciones al programa ”PBS NewsHour”, el Dr. Anthony Fauci, principal asesor médico del presidente Biden, afirmó esta semana: “EEUU se encuentra actualmente fuera de la fase de pandemia”. Sin embargo, no todos los expertos coinciden al respecto. El doctor Jonathan Reiner, de la Facultad de Medicina de la Universidad George Washington, dijo a la cadena de noticias CNN: “Con el debido respeto al doctor Fauci, creo que este país aún está en plena pandemia.
Que no sea obligatoria la mascarilla en interiores a partir del día 20 de abril es una medida prematura, porque sigue habiendo muchos contagios en muchas partes de nuestro país, por ejemplo, en Asturias. Ya no se están haciendo las pruebas para detectar el Covid-19 y, por tanto, no se sabe si las personas están infectadas o no. No se cuentan ya los casos.
No debemos cantar victoria todavía. Los nuevos aumentos en Asia, los repuntes en Europa y el riesgo de nuevas variantes nos avisan para que seamos prudentes. No se puede saber actualmente si se producirá a una séptima ola en España. Hay tendencias que deben preocuparnos.
Cuando pensé que el gobierno español había entrado en su fase de coherencia moderada, resulta que me vuelven a sorprender con la nueva estrategia de vigilancia y control frente a la covid, aprobada por la Comisión de Salud Pública. Que bien queda eso de Comisión de Salud Pública, ¿verdad? A saber quiénes la forman, pero esta vez no voy a decir que son estúpidos o que no piensan; no, esta vez lo han pensado muy bien, sobre todo para los empresarios y para la economía del país.
En Navidad todos los políticos pueden tomar las medidas que quieran, que como son para después de las fiestas, da igual. El mundo puede venirse abajo, pero ahora estamos de fiesta, así que… ¿para qué molestarse en protestar? El problema es, que “el después” ya ha llegado, han terminado las fiestas y ahora toca volver a la normalidad, quitar el árbol de navidad, el champán, ponernos a dieta y hacer cuentas.
Ya ha empezado el 2022 y nos estrenamos con una nueva variante del virus, no, no me refiero a Ómicron, que esa ya está pasada de moda, me refiero a una variante que acaban de descubrir que es una fiesta entre la gripe y el covid. ¡Yujuuuu! ¡Empezamos de estreno! Y aún hay gente que no se quiere poner la vacuna, yo no lo entiendo, pero tampoco entiendo a los que huyen de esa gente, ¡si los que deberían huir son ellos!
Bueno, pues ya se va el 2021, un año en el que la pandemia de la Covid19 nos ha acompañado de manera intermitente pero siempre presente, hasta el extremo de que cerramos el ciclo anual con la mayor tasa de contagios desde el inicio de esta crisis sanitaria y de salud que ya ha supuesto la muerte conocida de más de 85.000 personas en nuestro país.
A lo largo de los casi dos años transcurridos desde que descubrieron la presencia del virus Covid-19 en nuestro país, se han venido produciendo diversas alternativas en nuestro ánimo. Desde los sanitarios, los investigadores, los políticos y los medios de difusión se han enviado constantemente mensajes. Unos de ánimo, otros de esperanza y, los más, de advertencias contradictorias nacidas de la ignorancia, el autobombo y las ganas de “empreñar”.
Llevamos tanto tiempo preocupados en el mundo entero, y en España en particular, por los acontecimientos que nos asolan en forma de pandemias, guerras, decisiones políticas poco serias, erupciones volcánicas y penurias diversas, que parecería que estamos transformándonos en seres taciturnos y desconfiados olvidando recientes etapas en las que la alegría de vivir y la confianza en los demás era como el santo y seña de los comienzos del año 2000.
Los aspectos que más preocupan de la presencialidad son la conciliación (46%), la mala alimentación (46%), los contagios en el ámbito laboral (36%), la distancia de seguridad (35%), los desplazamientos en transporte público (35%) y el uso de la mascarilla trabajando (31%). Al 78% de los encuestados su empresa les impone el modelo presencial y no pueden escoger.
Es muy difícil comprender que una señora que trabaja en laboratorios farmacéuticos, tras tantas experimentaciones con humanos de una vacuna que, de momento, no ha provocado graves efectos y parece eficaz, se niegue a ponérsela. Lo de la mascarilla me parece un desafío, sobre todo cuando viene de Barcelona, ciudad gravemente infectada. ¿Qué nos está pasando?
Ahora, la juventud en el mundo se sigue divirtiendo a su manera, los jóvenes siguen siendo transgresores en exceso. Se les acusa de ser causantes del botellón, del contagio en pandemia por no estar vacunados, se asocia su diversión y ansias de ocio y una mal entendida libertad, con el sufrimiento de otras personas que enferman o no descansan.
No se dan las condiciones mínimas para que los profesores interinos preparen las oposiciones con un mínimo rigor. Las tareas telemáticas han aumentado el doble la dedicación y el tiempo empleado por los docentes por causa de la pandemia.Y a esto es preciso sumar las horas de preparación de clases, exámenes, recuperaciones, reuniones, corrección de pruebas escritas, etcétera.
El miedo a la vacuna de AstraZeneca, que ha provocado alarma social y cancelaciones de citas, no tiene justificación científica, según la Alianza contra los Bulos en Vacunas, que insta a mejorar la comunicación sobre los beneficios y riesgos de las vacunas Covid y mejorar, así, la cobertura vacunal. Las organizaciones participantes en la Alianza contra los Bulos en Vacunas recuerdan que el riesgo de trombos es de un 0.0004% al inmunizarse con la vacuna de AstraZeneca frente a un 0.05-0.12% al tomar la píldora anticonceptiva, un 0.18% en fumadores y un 16.5% al infectarse por Covid, según datos de la Agencia Europea del Medicamento.
La pandemia del nuevo coronavirus originado en la ciudad china de Wuhan ha superado ampliamente los 3,5 millones de casos y ha dejado más de 250.000 víctimas mortales en todo el mundo, según el balance de la Universidad Johns Hopkins.
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