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Cobayas | |||
Gracias a las personas que, pese a la precariedad, siguen luchando por aliviarnos | |||
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Hoy me he encontrado con una doctora en Farmacia. Ha venido de Barcelona, no lleva mascarilla, se niega a vacunarse; no quiere ser cobaya. La señora es hija de una amiga mía que es negacionista. Comprendo a la madre, es muy cabezona y ve conspiraciones por todas partes. Los argumentos de la hija me chocan. Mi esposa y yo tenemos problemas, ella, ovarios poliquísticos. Yo tengo un tumor en la próstata. Estábamos dispuestos a servir de cobayas antes de que se aprobaran las vacunas. Ya lo hacía yo con un tratamiento hormonal. Es muy difícil comprender que una señora que trabaja en laboratorios farmacéuticos, tras tantas experimentaciones con humanos de una vacuna que, de momento, no ha provocado graves efectos y parece eficaz, se niegue a ponérsela. Lo de la mascarilla me parece un desafío, sobre todo cuando viene de Barcelona, ciudad gravemente infectada. ¿Qué nos está pasando? Algo así ocurre con la mayoría de turistas que vienen a la asturiana Villaviciosa. Quienes vivimos aquí sabemos que muchos más de lo deseado han muerto por el virus y, la mayoría, nos cuidamos y lo hacemos con nuestros vecinos. ¿Por qué tenemos que exponernos por personas que piensan de otra manera? Esta señora tampoco respetaba la distancia de 1,50 metros que marca la ley. Puedes ver las cifras oficiales del contagio. Fíjate en las zonas turísticas. Me pregunto cómo podemos evitarlo. Lo que está claro es que necesitamos un turismo sostenible y justo. Actualmente los beneficios se los llevan las multinacionales, altamente contaminantes. Buscamos inversores de fondos USA y este virus, que no es sino un aviso; vendrán otros con el castigo que estamos infringiendo a LA MADRE NATURALEZA, y los recortes neoliberales han desarmado nuestra Sanidad. Gracias a las personas que, pese a la precariedad, siguen luchando por aliviarnos. |
Cada época de la vida tiene un foco sobre el que orbitamos. La infancia, con papá y mamá abriéndonos el mundo; la adolescencia y los primeros amores, girando alrededor de aquellos que se ennoviaban y cómo los criticábamos hasta que nos tocaba a nosotros, que, como decía Lope “quien lo probó lo sabe”.
Obviedad inadvertida entre la hojarasca que se oculta en el fragor político de la rabiosa actualidad: aquellas personas que claman por el rearme jamás irán al frente de batalla. Los cuerpos que caerán en el lodo serán los de siempre, la clase que trabaja, la clase que cuida, los y las que nada tienen que perder salvo la vida misma.
Cuando estudiabas un antiguo poblado, entendías si sus habitantes tenían intención de volver y si era un abandono pacífico o bien si se iban de una manera violenta tras una guerra o invasión, dejando todo destruido atrás. Invasiones ha habido toda la vida, y la avaricia económica en forma de conquista, colonia o «inversión» hacen que casi todo valga, en nombre del medio ambiente.
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