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CUENTO

La Nochebuena de Juanito

Caminaba sin rumbo fijo. Iba con la cabeza agachada. Si alguien hubiese reparado en él hubiera observado en sus ojos una tristeza y amargura infinitas. Juanito no sabía a dónde ir. Llevaba por lo menos tres horas andando. Era una mañana fría de invierno. El aire frígido le calaba hasta la médula de los pobres huesos de su cuerpecillo de nueve años.

La Nochebuena de Juanito

Caminaba sin rumbo fijo. Iba con la cabeza agachada. Si alguien hubiese reparado en él hubiera observado en sus ojos una tristeza y amargura infinitas. Juanito no sabía a dónde ir. Llevaba por lo menos tres horas andando. Era una mañana fría de invierno. El aire frígido le calaba hasta la médula de los pobres huesos de su cuerpecillo de nueve años.

Imaginario real

El vecino Filiberto esa noche sonó y se  despertó gritando, te amo, te amo, y era tan fuerte el grito, que él mismo logró sacarse de su sueño profundo y mágico y una vez despierto pensó: si alguien, escuchó mis gritos de seguro estará pensando está loco ese. Pero, que importa lo que piensen de notable imaginación.

Mosca solidaria y traviesa

Es un librito sencillo, de una docena de páginas verdosas, grapadas. No tiene editorial, ni ISBN. Tampoco lo necesita. Su autor lo regaló a un grupo de poetas, artistas y escritores unidos por Facebook y por otros hilos, también de manera sencilla y generosa. Es como si la protagonista del cuento quisiera venir con nosotros a vivir nuevas aventuras traviesas, sin pedirnos nada, sin grandes pretensiones.

La recaída

Otoño roto.

​Ronroneos

La mañana estaba soleada y el cielo despejado. Era muy temprano cuando me desperecé y decidí andar sin prisa hacia el patio. Era domingo y Luis seguía dormido, hoy no había despertador ni prisas de última hora. Cuando el calor comenzara a asomar subiría a despertarlo como todos los fines de semana, me acurrucaría junto a él y ronronearía hasta captar su atención. Me encantaban sus abrazos y sus besos.

​Poe y sus demonios de la perversidad

Poe intenta hacernos comprender que Dios nos creó tal como somos porque cada necesidad mental y fisiológica va en relación con lo que necesita nuestro cuerpo, por ejemplo, comer; si sentimos hambre es para que comamos, porque nuestro cuerpo está hecho para sobrevivir con comida. Ese mismo concepto lo aplica a la mente de un asesino.

​Nada dejo, si me dejan

Este es un cuento sencillo, el cuento que siempre quise contar, que guardaba en un bolsillo del pantalón, que quería transmitir y no podía, porque no había a quien o no había quien quisiese escucharlo con paciencia. Ahora alguien lo leerá.

Laura Ferrero: «Me gustan los relatos con finales abiertos que consiguen que el lector construya otro desenlace distinto»

El reloj había sobrepasado en una hora el mediodía del 10 de febrero de 2021, segundo año de la pandemia, una circunstancia que a Laura le gustaría olvidar pronto. «Es un desastre, tengo ganas de que vuelva la vida de antes, si es que consigue volver, y que este vocabulario bélico de toques de queda, que nos invade y al que solo le faltan las cartillas de racionamiento, se marche definitivamente». Así que mejor olvidarse del covid-19 y centrarnos en el contenido de ‘La gente no existe’.

Apariencia

Aunque parezca mentira, soy de verdad.

Las mentiras piadosas

El abismo de las mentiras piadosas.

Vacío
Teresa despertó. Todavía no había abierto los ojos y ya sentía la angustia en el pecho. Adormilada, examinó el colchón: quería comprobar que Salvador siguiera junto a ella.
Dos ciudades

La calle está desierta. Es el mes de julio, sábado, a la hora de la siesta. La ciudad de provincias dormita con esa vetusta tranquilidad burguesa del que sabe que nada va a pasar.

Examen de reválida
​Unos viajeros caminan apresurados hacia la estación. Entre ellos van dos estudiantes que tienen que realizar los exámenes de reválida en la cuidad. España rural en la década de1960, nada está cerca, para llegar a todo siempre hay que viajar.
El albatros
​Lo que hacía más triste y trágico el velorio del Negro era que no estuviera el cadáver dentro de un ataúd.
Y la noche mató al día
El Sol daba alegría, daba vida.
El amante aquel
La luna le lloraba al alba, nadie a la princesa consolaba, ella estaba triste, a su caballero anhelaba y su marido, el rey, la maniataba.
Cuando te pone la pareja los cuernos, lo más fácil es tomar fresas con nata
Sofía esperaba siempre a su marido con la cena preparada ya en la mesa. Ella no trabajaba, bueno, era ama de casa, que ya es una labor muy dura y, encima, no remunerada. No tenían hijos, ella no podía concebir.
El plagio
El cocinero robó la receta, puso todos los ingredientes en la olla, los cocinó a fuego lento y dijo: "probarlo, yo puse la sal pimienta".
Un cuento para una tarde de domingo
Dialogaba esta tarde con la siguiente frase de Fernando Pessoa: “Entre mí y la vida hay un cristal tenue. Por más claramente que vea y comprenda la vida, no puedo tocarla.”
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