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El verano se acerca al mismo tiempo que lo hace el retorno a la actividad laboral presencial, tras el pedido de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) de miles de empresas españolas. Los problemas económicos que ha traído la implementación de los ERTE, hace que la mayoría de los autónomos y pymes no tengan en mente planificar un viaje de verano.
No se me quita de la mente este dicho popular y campestre. Describe una realidad. En los momentos difíciles es cuando se ve si una persona mete el hombro de verdad. Cuando no lo hace para aprovechar la ocasión, ni para salir en la foto.
El Gobierno Sánchez-Iglesias está empeñado en vendernos la burra coja y soltera, pero lo seguimos percibiendo como el enemigo más peligroso para España. Sabemos que perdieron inútilmente el mes de febrero porque ya se conocen todos los datos, informes y falsedades que deberán tener en cuenta los tribunales de Justicia.
La desescalada incipiente está derivando en la extracción de los primeros datos y conclusiones de lo experimentado y vivido durante los dos primeros meses de confinamiento a causa de la crisis sanitaria del COVID-19. El consumo de determinadas sustancias ha ayudado en ocasiones a satisfacer necesidades, apaciguar sensaciones, matar el exceso de tiempo o luchar contra las circunstancias.
Desde el credo comunista no hay recorrido laboral ni económico. A la extrema izquierda le traiciona el subconsciente.
“El verdadero costo de la corrupción en el gobierno, sea local, estatal o federal, es la pérdida de la confianza pública”, decía el político americano, Mike Quigley.
¿Pero en manos de quién estamos? ¿De dónde ha salido tanto espécimen parasitario al que están engañando en todas partes? Da igual que encargue respiradores, mascarillas, batas o pinzas para la ropa. La “bomba” ha sido comprobar cómo el Gobierno de Sánchez NO solicitó al Ejecutivo comunitario su participación en la adquisición conjunta de material para afrontar la crisis viral.
El Ministerio de Sanidad derrapa más que una bicicleta en aceite. Está alicatado de falsedad y negligencia. Sorprende que el filósofo siga al pie del cañón con la que está cayendo. Lo que no sorprende es el nivel de noqueo en que está el gobierno, lo miserable que demuestra ser, los reiterados intentos de aplicar métodos propios de regímenes comunistas, la capacidad de mentir y la dejadez que pretende convertir en buena gestión. Todo esto no son bulos.
El permiso retribuido recuperable es un permiso de trabajo extraordinario que se aplicará a los trabajadores del sector público y privado por las circunstancias en las que nos encontramos por el asentamiento del coronavirus en nuestro país.
Ayer decía en este mismo medio que “antes de que esto vaya a más, SÍ es el momento de pedir DIMISIONES. Y la Fiscalía --si no quiere hacer más el ridículo-- ha de entrar de oficio en la cuestión porque la hediondez es ya insoportable”.
Según la patronal Cepyme, entre 2 millones y 2,5 millones de trabajadores podrían verse afectados por un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) en los dos o tres próximos meses a causa de la crisis provocada por la pandemia de COVID-19. Ante una situación sobrevenida y excepcional para millones de profesionales, los expertos de DAS Seguros quieren clarificar a qué se enfrentan los empleados afectados y subrayar qué derechos tienen.
No se puede decir que la pandemia del Covid19 sea algo común, intrascendente y fácil de contrarrestar. Si el Gobierno tiene ya la experiencia de lo que significa un retraso en darle la importancia debida a la prevención contra la pandemia, al error de movilizarse cuando ya el virus se había cobrado 136 víctimas en nuestra nación y el empeño de anteponer sus intereses políticos a adelantarse en tomar las medidas adecuadas.
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