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La necedad de pensar que uno se basta a sí mismo es una de las mayores torpezas del ser humano, que nos llena de acontecimientos dolorosos, presos por el maldito desenfreno y encerrados en una soledad virtual que no alienta ni alimenta. Todo es confusión.
Así, los modelos cuánticos que utilizan serían tan sólo simulaciones basadas en modelos precedentes, con lo que la inclusión de tan sólo una variable incorrecta o la repentina aparición de una variable imprevista provoca que el margen de error de dichos modelos se amplifique en cada unidad de tiempo simulada hasta exceder incluso el límite estratosférico del cien por cien, de lo que sería paradigma la previsible globalización del coronavirus.¿Es el coronavirus el cisne negro de la Globalización?La teoría del Cisne Negro fue desarrollada por Nicholas Taleb en su libro “El Cisne Negro (2010) en el que intenta explicar “los sesgos psicológicos que hacen a las personas individual y colectivamente ciegas a la incertidumbre e inconscientes al rol masivo del suceso extraño en los asuntos históricos”, lo que explicaría el sentimiento de incertidumbre de la sociedad global ante la irrupción del coronavirus.
Shakespeare, por boca de un asustado Enrique IV expresa el miedo y la impotencia del hombre debido a la ausencia de certezas ante el caos de la mudanza : “¡Dios mío, si tuviésemos la opción de leer en el libro del destino y ver del tiempo las revoluciones, ver cómo la ocasión se burla y cómo llena el cambio la copa de Mudanza con diversos colores”.
En este baúl de experiencias que vamos recogiendo a lo largo de nuestra vida, y que nos ayudan a madurar, nos conviene activar el gozo de los andares, por muy adversas que nos parezcan las circunstancias que nos acorralan; pues al fin, lo trascendente es no darnos por vencidos jamás.
La drástica devaluación del yuan como respuesta del Banco Popular chino (BPC) “a las medidas unilaterales, el proteccionismo comercial y la imposición por EEUU de subidas arancelarias contra China”, provocarán una tormenta bursátil en el resto de mercados mundiales así como una carrera devaluacionista de las economías emergentes y del área de influencia china.
El mundo necesita de otros cultivadores, también de otros guías, que no pongan en peligro el destino de los moradores en un planeta reinventado por los poderosos.
A todos nos gusta viajar. Movernos por dentro o incluso por fuera de España para conocer nuevos lugares y nuevas personas, para sumergirnos en culturas de lo más variopintas y descubrir todo el mundo que nos rodea. El turismo internacional se ha potenciado muchísimo en los últimos años gracias a la globalización y a la pérdida del miedo a volar.
La tercera edición corregida y aumentada del libro de Félix Duque titulado Filosofía de la técnica de la naturaleza está ya publicada. Es una obra o un tratado monumental y amplio de más de 500 páginas en las que este filósofo realiza un recorrido a través de la historia de la humanidad y de los procesos culturales.
No tiene porque ser incompatible la idea que heredamos de la globalización con la eficiencia, con el tan formulado “laissez faire”, la competencia y la justicia social. Pero tal como hoy en día están planteadas las cosas, la respuesta política clara y contundente es que hay que cambiar el modelo económico – neoliberal.
Vivimos tiempos tan confusos como convulsos, dejándonos entumecidos los andares y adormecidos el alma, esclavos de intereses mezquinos, pensando que nos bastamos a nosotros mismos y que la felicidad radica en las loas de un placer posesivo, a través de una vida completamente virtual, crecida en posesiones y desbordada por un poderío que nos lleva a pavonearnos, mediante un tener que es verdaderamente mundano.
La crisis económica y la globalización han hecho que cada vez sean más las personas que estudian y trabajan al mismo tiempo. En este sentido, se calcula que casi dos de cada tres universitarios compatibilizan trabajo y estudios.
Vivimos sometidos -intencionalmente- a la crónica funesta de estadísticas siempre lamentables, epónimas del tiempo en el que vivimos, cuando no, también, alienantes en el más amplio sentido marxista de la palabra; porque esa alienación tiene un correlato con la globalidad en un mundo de “daños colaterales”, en un mundo líquido. Sobre esto último, versa éste análisis: cómo nos vemos inmersos en una nueva clase (los desocupados) en un mundo donde el “capitalismo irónico”, no solo llegó para quedarse, sino que también muestra duramente su ironía, a veces rozando lo inmoral.
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