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La bandera arco iris está presente estos días hasta el empacho a pesar de ser una pura contradicción. Ignoro si han salido las zafias mojigangas en la que algunos individuos dan rienda suelta a sus más bajos instintos.
Detrás de lo visto e intuido se proyectan infinidad de movimientos a través de dimensiones insospechadas; su incidencia en las vidas particulares se adentra en el abismo sin fondo de lo desconocido, apenas detectamos minúsculas señales.
Pruebe usted a salir a la calle (compartir, pasear, trabajar, comprar, respirar, crecer, vivir) con la conciencia crítica en estado de alerta permanente y vea, también a sí misma, lo que sucede a su alrededor: gentes anónimas que van y vienen, entran y salen, miran y son miradas. Presonas en calidad de sujetos y objetos que se relacionan desde la escala jerárquica superior/inferior, sea aquella de índole o ámbito laboral, social o académico.
A punto de entrar en el problemático campo de una economía maltrecha oigo hablar de renta básica universal y me quedo espantado de la barbaridad que algunos social-comunistas quieren implantar.
Hermanos: hay que ver cómo juegan con nuestras cabezas los mandamases de este mundo. Ahora se ha inventado un término que es incongruente y contradictorio en sí mismo. Pero tiene una carga ideológica muy profunda: la Nueva Normalidad.
El hermanamiento entre mundos diversos es algo esencial, pues únicamente trabajando unidos es cómo podemos subsistir y avanzar. De ahí, que el respeto y la consideración hacia todo ser vivo, deba incluirse en todos los planes educativos.
Y muchas de esas personas mayores fueron lectores que han perdido la vida en residencias bastante alejadas de sus obligaciones de cuidar como es debido a quienes pagaban de sus ahorros los servicios para mitigar el peso de los años.
Muchas buenas gentes piensan que cuando lo más duro de la pandemia pase el mundo entrará en una fase irreversible de amor, solidaridad, armonía y coherencia. Está siendo tanto el dolor que confunden su generosidad con la creencia en la bondad infinita y natural del ser humano. Su postura moral extrema puede ser instrumentalizada con cierta facilidad por líderes y discursos provenientes del arco conservador o fascista.
El gobierno ha anunciado que pronto volveremos a una normalidad nueva lo que me alarma bastante. Volver a la normalidad, para mí, es volver a la forma de vida que teníamos antes de que se declarara la pandemia, pero si la salida de la pandemia es entrar en algo distinto, alguien ha tenido que decidir que ello sea así y lo ha decidido sin explicarlo, sin consultarnos.
Ciertamente, el marxismo como teoría filosófica supuso un cambio sustancial en las teorías políticas del siglo XIX e impulsó una serie de cambios sociales que transformaron el modo de entender la realidad y las relaciones laborales.
La necedad de pensar que uno se basta a sí mismo es una de las mayores torpezas del ser humano, que nos llena de acontecimientos dolorosos, presos por el maldito desenfreno y encerrados en una soledad virtual que no alienta ni alimenta. Todo es confusión.
Así, los modelos cuánticos que utilizan serían tan sólo simulaciones basadas en modelos precedentes, con lo que la inclusión de tan sólo una variable incorrecta o la repentina aparición de una variable imprevista provoca que el margen de error de dichos modelos se amplifique en cada unidad de tiempo simulada hasta exceder incluso el límite estratosférico del cien por cien, de lo que sería paradigma la previsible globalización del coronavirus.¿Es el coronavirus el cisne negro de la Globalización?La teoría del Cisne Negro fue desarrollada por Nicholas Taleb en su libro “El Cisne Negro (2010) en el que intenta explicar “los sesgos psicológicos que hacen a las personas individual y colectivamente ciegas a la incertidumbre e inconscientes al rol masivo del suceso extraño en los asuntos históricos”, lo que explicaría el sentimiento de incertidumbre de la sociedad global ante la irrupción del coronavirus.
Shakespeare, por boca de un asustado Enrique IV expresa el miedo y la impotencia del hombre debido a la ausencia de certezas ante el caos de la mudanza : “¡Dios mío, si tuviésemos la opción de leer en el libro del destino y ver del tiempo las revoluciones, ver cómo la ocasión se burla y cómo llena el cambio la copa de Mudanza con diversos colores”.
En este baúl de experiencias que vamos recogiendo a lo largo de nuestra vida, y que nos ayudan a madurar, nos conviene activar el gozo de los andares, por muy adversas que nos parezcan las circunstancias que nos acorralan; pues al fin, lo trascendente es no darnos por vencidos jamás.
La drástica devaluación del yuan como respuesta del Banco Popular chino (BPC) “a las medidas unilaterales, el proteccionismo comercial y la imposición por EEUU de subidas arancelarias contra China”, provocarán una tormenta bursátil en el resto de mercados mundiales así como una carrera devaluacionista de las economías emergentes y del área de influencia china.
El mundo necesita de otros cultivadores, también de otros guías, que no pongan en peligro el destino de los moradores en un planeta reinventado por los poderosos.
A todos nos gusta viajar. Movernos por dentro o incluso por fuera de España para conocer nuevos lugares y nuevas personas, para sumergirnos en culturas de lo más variopintas y descubrir todo el mundo que nos rodea. El turismo internacional se ha potenciado muchísimo en los últimos años gracias a la globalización y a la pérdida del miedo a volar.
La tercera edición corregida y aumentada del libro de Félix Duque titulado Filosofía de la técnica de la naturaleza está ya publicada. Es una obra o un tratado monumental y amplio de más de 500 páginas en las que este filósofo realiza un recorrido a través de la historia de la humanidad y de los procesos culturales.
No tiene porque ser incompatible la idea que heredamos de la globalización con la eficiencia, con el tan formulado “laissez faire”, la competencia y la justicia social. Pero tal como hoy en día están planteadas las cosas, la respuesta política clara y contundente es que hay que cambiar el modelo económico – neoliberal.
Vivimos tiempos tan confusos como convulsos, dejándonos entumecidos los andares y adormecidos el alma, esclavos de intereses mezquinos, pensando que nos bastamos a nosotros mismos y que la felicidad radica en las loas de un placer posesivo, a través de una vida completamente virtual, crecida en posesiones y desbordada por un poderío que nos lleva a pavonearnos, mediante un tener que es verdaderamente mundano.
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