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Mientras que en España se hacen anuncios sobre la adjudicación de recursos del Fondo de Recuperación europeo, son muchas las voces que se han pronunciado contra la burocracia que rodea a este fondo y contra la deuda que por ellos llevarán en sus hombros las generaciones futuras.
Se nos están inculcando ideas, actuaciones y comportamientos cuyo único fin es acabar con la valores dela civilización católica y de sus principios, e implantar unos de nuevo cuño que suplan a los religiosos cristianos católicos eliminándolos y dando al traste con los mismos.
La heroicidad es compleja, necesita de intelecto, de orgullo personal y de temor y prudencia controlados. Si la sociedad actual está utilizando la esclavitud, “de facto”, y se debe, simplemente, a la ausencia de pensamiento, de orgullo y de prudencia en el área individual y de grupo. El miedo al futuro, impregna de incapacidad toda posible iniciativa.
“Los tiempos adelantan que es una barbaridad”, la famosa frase de don Hilarión, el personaje de la zarzuela “La verbena de la paloma”, aparte de ser de una realidad incuestionable, nos sitúa en la tesitura de ver en retrospectiva esta parte de nuestra vida que parece que ha transcurrido a mayor velocidad que aquella otra parcela de nuestra existencia que la precedió, visto en perspectiva.
Hablábamos de Afganistán. Juan Bautista Bajo Miguelez, compañero desde 1955, catedrático de Filosofía, escritor. Mi buen amigo hace este breve comentario: "Cuando seres humanos inocentes, trabajadores, pacíficos... se ven obligados por una recua de desalmados a abandonar casas, propiedades, lugares de convivencia... y, quién tiene el deber de defenderlos no les defiende, es el final de una mal llamada civilización".
La filosofía ética y política fichteana nos sirve para pensar que la política de los gobiernos estatales tiene que dirigirse prioritariamente al bienestar general, porque es la tarea principal. Si esto no se hace suficientemente, lo demás no mejora y se refuerza o mantiene la desigualdad, la marginación, la exclusión y la pobreza.
Regir el mundo es un cometido grande, que exige un amor de servicio permanente y de responsabilidad continua en todas las tareas encomendadas. Se asemeja mucho a ese espíritu olímpico solidario que hay que cultivar, porque es servir al bien común sin desfallecer, universalizándolo todo, desde la unión y la unidad más sublime.
Hoy, la sociedad está pasando un proceso o, mejor dicho, le están “procesando”, con el único fin de, como en los alimentos, parecer que es feliz, parecer que está satisfecho, parecer que es él mismo. Ese proceso nos lo están imbuyendo mediante la generación generalizada de “sequedad mental”.
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