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Humanidad

Los orígenes

Los evolucionistas se vuelven locos intentando descifrar el enigma del origen del hombre. Los evolucionistas no creen en la creación. Es por esto que les es un enigma su aparición en la tierra. Cada vez que se descubren nuevos fragmentos craneanos difunden a bombo y platillos el encuentro de un antepasado nuestro.

La "desgracia" de ser rico sin esfuerzo

La evolución del ser humano, en todas sus facetas sociales, va llevándonos hacía escenas bíblicas terribles que nunca soñamos ver tan cerca. El deterioro de las culturas tradicionales de una Europa, hoy común, dentro de poco no sabemos, va tomando tintes escatológicos. La globalización sin moral, ni historia cultural, nos trae lo aquí expuesto de forma mediocre, pero real.

Infinidad

El veloz transcurrir del tiempo parece acrecentarse en pleno siglo XXI. Vivimos en una era líquida y digital en la que infinidad de estímulos y sensaciones nos envuelven y rodean. Todo se supedita a la vivencia intensa de un presente que no tiene término, pero que conduce al futuro y solidifica el pasado de una manera superficial.

En riesgo permanente por necedad

Nosotros, los humanos, tenemos que aprender a complementar nuestras diferencias en un “nosotros” cada vez más cohesionado. Quitemos, luego, los muros que nos separan. Trabajemos el corazón. Pongamos espíritu conciliador en todas las tareas diarias. Reencontrémonos humanamente. Sintamos ese vínculo de caminantes al unísono. Apoyémonos recíprocamente.

Un nuevo modo de proceder por la vida

Cuando todo parece derrumbarse por el odio y la crueldad, nos queda ese último anhelo, el del acuerdo conciliatorio, en miras al acercamiento entre análogos; todo ello, mediante un nuevo proceder más responsable y menos indiferente. Urge entonces entenderse, reavivar otras actitudes y expresiones más afectivas.

Retomar el camino de la ilusión

Nunca es tarde para renacerse y reconfortarse con la vida. Cada uno de nosotros tiene su propio martirio, pero lo importante es no quedarse paralizado o encerarse en el sufrimiento, para poder cambiar esta triste realidad que nos amortaja por dentro. Nadie puede permanecer en el desconsuelo. La humanidad, trabajando hermanada, es la que nutre entusiasmo para que florezca la esperanza.

Prioridades en la reconstrucción del mundo

Indudablemente, antes tenemos que desterrar ese afán destructor de nuestras andanzas. La mejor reconstrucción será, por tanto, el permanecer unidos para propiciar una mutación que la hacemos entre todos, sin tener miedo a soñar en grande, a buscar como quijotes los ideales de justicia y a rebuscar en nuestros interiores esa capacidad de amar, que es lo que nos hace comprometernos a servir y a donarnos mutuamente.

Todos tenemos un horizonte que abrazar

Todos tenemos un horizonte que abrazar, un camino que recorrer y un andar que no puede desembocar en la arrogancia; pues, por si mismos nada podemos hacer. Hemos de conjugar edades con voluntades porque, cada etapa vivencial, tiene su abecedario a compartir. De siempre las personas mayores han desempeñado un papel importante en la sociedad como orientadores.

Urgencia del momento

Solitariamente solos nos hundimos. La propia naturaleza nos llama a la reconstrucción de la familia, a la restauración de los vínculos, y a la reparación de nuestros propios andares. Junto a este fondo tormentoso, permanecen huellas imborrables, historias verdaderamente ejemplares, que son una manera de contribuir a que ese sueño vuelva a ser posible y a no resignarnos a batallar en los campos del pensamiento humano.

Participar el buen ánimo

Frente a multitud de desconsuelos y fuerzas divisorias, nos queda participar el buen talante a través de la amistad, cultivando lazos y fortaleciendo la confianza entre todos. Nunca es tarde para tejer una red de apoyos sociales que nos protejan y lograr, de este modo, un mundo más habitabl.

​El problema del dolor

La humanidad entera se está enfrentando al problema del dolor que se hace presente en nuestras vidas y del que no sabemos el porqué. Cómo es posible que un pequeño virus nos haya descolocado de nuestras apacibles vidas. Quizás cuando proyectábamos nuestras vacaciones, nuestro negocio, nuestro futuro no nos pasó por la mente que todo podía irse al traste.

Inventemos otra realidad

Somos un mundo de contrastes. Hay una incongruencia entre los moradores, sobre todo entre su decir y su hacer. Luego está la desproporción de los caudales entre países pobres y ricos. Nos falta compromiso y nos sobra endiosamiento. Fallamos en todo o en casi todo. De ahí, lo importante que es reconocer nuestra inconfundible debilidad para poder enmendar ciertas relaciones, ya sean entre nosotros y nuestros análogos y también con el hábitat natural.

Año bisiesto

Esta calificación no es de ayer ni de hoy. En un año bisiesto se inventó la guillotina, fallecieron Shakespeare y Cervantes, se hundió el Titanic y otras muchas desgracias hasta llegar a este año 2020 que hasta ahora nada más que nos ha dado disgustos. Muchas coincidencias.

Gerontofobia y gerontocracia

Ellos, si tienen su suerte, podrán llegar a la edad senil y se verán acuciados por la deficiencias propias de la senectud y, si otra pandemia ataca a la Humanidad y, como consecuencia, a los más débiles, la padecerán en primer lugar, y entonces, como dicen ahora, serán los culpables y responsables de su expansión y se verán arrinconados y desatendidos como se está llevando a cabo con los ancianos.Por el contrario existen personas que aman, cuidan y se preocupan por los ancianos a los que les reconocen su valía y dignidad y los colocan en el lugar que les corresponde por el respeto y la estima que se merecen.

Será histórico todo lo que hagamos o dejemos de hacer durante el Covid-19

No todo el pasado es histórico, aunque sí todo lo vivido forma parte de la trayectoria de las personas, esto que parece un juego de palabras es algo digno de tener presente durante los días del Covid-19, porque los hechos se revisten de historicidad en tiempos inflexión por su aportación o repercusión social.

Desafío permanente y propósito común

Tal vez tengamos que poner una mirada más integradora en las finanzas, haciendo valer un espíritu más solidario y el poder de un propósito común, que no es otro que trabajar unidos para reducir la incertidumbre reinante y, de este modo, reforzar los cimientos de la economía mundial, que nos requiere de un sano espíritu abierto y de un buen corazón, al menos para que la excesiva desigualdad decrezca.

¿Rechazo o acogida?

Me indignan las continuas historias de injusticia y crueldad que nos desbordan, el atropello de tantas vidas humanas que son explotadas a diario, los incesantes guiones despreciativos de la gente, la prepotencia de algunos líderes que se sirven de los más desvalidos, la de esos moradores convertidos en auténticos depredadores de las riquezas naturales, los asentamientos israelíes en territorio palestino que son una violación flagrante y que a pesar de haber sido condenados repetidamente por la comunidad internacional continúan activados, o esos países ricos como España, donde muchas gentes viven en la pobreza generalizada...

Viajemos al corazón

El mejor viaje es hacia uno mismo, que es donde verdaderamente se pueden romper barreras, superar fronteras, intimar cambios, compartir y despertar sentimientos, construir horizontes de esperanza. Nunca es tarde para ponernos en marcha con nuevas ilusiones. Nos hace falta propiciar la gran revolución de la ternura, al menos para sentirnos, tras el reposo de la pasión, vinculados a la gran familia humana. Pensábamos que el dinero abría todas las puertas, estimándolo más de lo que realmente vale, porque aniquila más espíritus que, el propio hierro, cuerpos. Demasiadas servidumbres para multitud de catástrofes. Olvidamos que somos vida que da vida, lo máximo, lo importante ahora es no destruirse.

Nada se puede hacer en soledad

Somos muchos, a pesar de estar más solos que nunca, víctimas de estilos de vida profundamente egoístas, pues aunque sabemos que nada se puede hacer en soledad, se constata amargamente como el ser humano ha dejado de donarse y de quererse.

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