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Humanismo

Elevar el alma para acabar con las armas

Necesitamos despojarnos de conflictos, ponernos a trabajar cada uno de nosotros en la cultura del abrazo cada día; ilusionarnos también por forjar de la concordia un quehacer artesanal, que precisa disciplina y orden. Hoy más que nunca, requerimos ser consolados bajo la mirada acariciadora del pecho, sentirnos acompañados para poder acompasar el itinerario de las alegrías.

Que la incomprensión no nos limite

Todos estamos en la barca de la vida, pero muy pocos nos atrevemos a navegar. La existencia del ser humano es un misterio infinito que se da desde su concepción: el niño, el joven, el adulto y el anciano no han llegado a comprender la grandeza y la inmensidad de su existir.

Oleajes vitales

En las actividades cotidianas nos vemos sometidos a un sinfín de exigencias de variados calibres; junto a numerosas banalidades, afrontamos disyuntivas inquietantes, ni los conocimientos ni las fuerzas nos permiten resoluciones plenamente satisfactorias. En esta vida somos menesterosos por naturaleza, la lógica apuntaría a un decidido afán de colaboración en busca de las satisfacciones oportunas.

Lo armónico comienza por uno mismo

El mejor partido existencial es el que uno juega consigo mismo. Todos deseamos la paz, pero apenas trabajamos la justicia para defender la vida, ni tampoco abrazamos lo armónico que germina de lo auténtico y se desarrolla con un ánimo autónomo, despojado de intereses mundanos.

Ante una creación cambiante, una recreación en ejercicio

Nos movemos en la sorpresa que, nos sacude creativos, para recrearnos en la esperanza. Sin duda, es justo el momento de repensar los tiempos y la época de un cambio global transformador, que hemos de compartir de modo equitativo en su prosperidad, sin dejar a nadie atrás.

​Sobre la potencialidad transformadora de la gratitud

"Una cosa se llama necesaria o por razón de su esencia o por razón de la causa. En efecto, la existencia de una cosa se sigue necesariamente o bien de su misma esencia y definición o bien de una causa eficiente dada. Y por estas razones se dice también que una cosa es imposible, a saber, o bien porque su esencia o definición implica contradicción, o bien porque no se da ninguna causa externa que esté determinada a producir tal cosa", dice Spinoza en su Ética.

Anclajes perniciosos

No es infrecuente encontrarnos con personas que alardean de una determinada fijación en torno a sus convicciones o maneras de actuar. Si esa postura está basada en serios razonamientos pueden albergar un buen talante e incluso tratarse de la mejor solución. Sin embargo, los ambientes evolucionan y las circunstancias se mantienen en una constante efervescencia.

La eterna novedad del combate

En cada amanecer entramos a la vida, tras reponernos del cansancio y de los tormentos diarios. Lo cruel es dejarse envolver por el aislamiento y la búsqueda enfermiza de los placeres mundanos. Hoy más que nunca, necesitamos despertar, salir de nuestro territorio cómodo, activar la conciencia del acompañamiento y sonreír a corazón abierto, por una tierra de todos y de nadie en particular.

Por un cielo azul y una tierra fecunda

Somos una sociedad enferma. Tenemos que mejorar aires, tanto los del cielo como los de la tierra. Cuánto más claro esté el horizonte, mejor podremos divisarlo y acudir a que nos envuelva de entusiasmo. La contaminación, el mero soplo corrompido, nos deja en el desaliento y sin ganas de vivir.

Tiempo de prueba, momento de opción

Nuestro mundo se ve afectado por un aluvión de crisis, que debe hacernos repensar y cuestionar nuestros modos y maneras de vivir, empezando por los sistemas económicos, sanitarios y sociales para acabar exponiendo nuestra fragilidad como criaturas en un orbe turbulento. Estamos, pues, en el momento de la opción.

Existimos para cohabitar

La vida es un permanente sumatorio de latidos armónicos, que requieren de un hermanamiento inagotable; de ahí, la necesidad de conjugar la amistad entre los pueblos y de activar los vínculos de la concordia entre sí. La rivalidad no tiene sentido, como tampoco lo tiene la desunión, el individualismo y la indiferencia, que genera aislamiento y mil formas excluyentes. La realidad es la que es y nos llama a cohabitar auténticamente.

Dudando del sentido común

Generalmente se entiende por “sentido común” a la facultad natural que tienen los seres humanos para juzgar rectamente aquellas cosas que les son “comunes” a la gran mayoría de los miembros de una comunidad. Visto así, sería como una capacidad que tienen las personas para poder discernir (razonar) y tomar las decisiones correspondientes, las cuales se estiman lógicas y pragmáticas en situaciones cotidianas.

Ante el aluvión de situaciones discordantes

Próximos entre sí, porque de este modo innato nos lo marca el itinerario viviente, hemos de reencontrarnos y querernos. El amor auténtico, es aquel que sale del alma, el único lenguaje que fomenta el hallazgo de los latidos entre el cielo y la tierra, las alianzas entre pueblos y sus moradores. Juntos afirmamos, igualmente, la incompatibilidad entre la esperanza y la violencia. La confianza nace de un corazón sincero, de una entrega generosa.

Saber ver en lugar de solo mirar, es un caudal emocional

La vida es caprichosa y en ocasiones  nos marca de forma decisiva, bien para bien, bien para mal. La realidad es que la vida nunca te golpea, aunque tú te creas que es así. No debemos ignorar que no es la persona y sus circunstancias sino el hombre y sus actitudes.

Incumplimientos y desolación

Salgamos de la tristeza. Es verdad que a veces cuesta despojarse de los condicionamientos del pensamiento común, pero lo que cuenta al fin, es no desperdiciar el mayor bien, que no es otro que una vida sensata. No existe un signo más real de debilidad, que esta nueva era marcada por la desconfianza entre análogos, lo que genera una violación permanente de derechos y obligaciones.

Ante el contagio de los inútiles enfrentamientos

La guerra entre nosotros es una enfermedad a la que hay que poner sanación. No tiene sentido caminar solos, cuando nos mueve el mismo andar y nos conmueve idéntico horizonte. Está bien conciliar aires y reconciliar navegaciones, para sumar remos y abrazar historias que nos fraternicen. Para desgracia nuestra, en diversos territorios resurgen pugnas y viejas divisiones que se creían en parte superadas.

La aceptación viene de comprender que todo es para bien

El estrés es una enfermedad de nuestros días, que no viene de la acumulación de trabajos sino de la pre-ocupación por ellos, es decir la sensación de que hay muchas cosas pendientes por hacer. En cambio, la paz viene de que en lugar de pre-ocuparnos simplemente nos ocupemos de lo que toca ahora, del día a día, pero sin pre-ocuparnos.

El hombre debe ser visto en su historia

Basta con encontrarnos después de algunos años con alguien para saber que el tiempo lo ha cambiado, ha dejado de ser ese pequeño niño con quien jugábamos en el césped de la infancia, entre los piratas y las tierras sagradas de la imaginación. Además, nosotros también hemos mudado similar a una magnífica serpiente que deja su vieja piel en el polvo del pasado.

Lo más cómodo es fragmentar y demoler

A poco que nos adentremos en nuestros recuerdos, observaremos que lo más fácil es romper y destruir. Los héroes, como Nelson Mandela, son los que firman la paz y se reafirman por lo armónico. Indudablemente, cada ser humano tiene la lucidez y el compromiso de forjar un mundo más poético, donde predomine la cultura del abrazo sincero y la palabra auténtica.

Átomos animados

Saber, saber, viene a constituirse como un decir atolondrado con fuerte tendencia a la exageración. Su consistencia está sometida a un sinfín de matices relacionados con causas y efectos, en consonancia con las aplicaciones prácticas de los conocimientos.

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