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Díaz, Eyenga y Nedovic sostuvieron a sus compañeros, al tiempo que el Real Madrid se atascó dando la mano al descanso: 38-34.
El derbi de Madrid acabó en manos del Real Madrid por obra y gracia de Llull y Doncic.
Superado el ecuador del encuentro, y antes de adentrarse en esos tres minutos de auténtica pasión, Real Madrid y Baskonia intercambiaron golpes y canastas, así como errores y protagonismo con los árbitros: en poco más de un minuto, una técnica a Ayón, otra al banquillo del Real Madrid y otra a Diop.
El esloveno impulsó al Real Madrid antes del descanso; luego el Barcelona, apurado por la necesidad de ganar, se apoyó en Perperoglu (16 puntos) y en Tomic, quién sólo apareció al final para jugarse las canastas decisivas.
Era ya momento de disfrutar y ahorrar energías en el caso del Real Madrid y de tratar de no recibir una sonora derrota en el caso del grupo isleño.
El conjunto de Laso mostró una sobresaliente imagen (especialmente desde el perímetro), como corresponde a un grupo con un indiscutible gen de bloque ganador (les quedaba por imponerse a un rival NBA durante la era Laso) y el público, que llenó el Palacio de los Deportes, disfrutó con una nueva cita del Real Madrid y el baloncesto español con la NBA. La gesta no se quedó en la yema de los dedos.
Y como el balear tiene un coraje inigualable, el Real Madrid se cerró en defensa, Ayón empezó a dominar los aros, Thompkins siguió demostrando que sabe jugarle a los azulgranas (7 puntos en el cuarto) y el marcador se abrió en beneficio blanco: 70-63.
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