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Juan Guaidó, quien ha sido reconocido por EEUU y 53 gobiernos aliados como “presidente encargado” de Venezuela, se encuentra en una pendiente de caída.
150 es la cantidad tanto de manifestantes como de periodistas que asistieron a la concentración que organizó Juan Guaidó el 11 de mayo para protestar por la detención de su número dos Edwin Zambrano. Esto es lo que reporta Tom Philips, el corresponsal del Guardian en Caracas, quien estuvo allí y es siempre tan duro contra Maduro.
En Venezuela, las fuerzas de seguridad del Gobierno encabezado por el presidente Nicolás Maduro se enfrentaron el miércoles en Caracas con manifestantes antigubernamentales, un día después de que los líderes de la oposición iniciaran un fallido intento de derrocar al Gobierno.
Para el primero de mayo Juan Guaidó prometió que iba a hacer la mayor marcha del mundo o de la historia de Venezuela. Esto debería implicar una movilización de millones o, al menos, cientos de miles de personas.
En la madrugada del 30 de abril aparecieron Juan Guaidó y Leopoldo López, el líder de su partido Voluntad Popular, rodeados de uniformados y reclaman estar en la base aéreo-militar de La Carlota en Caracas, desde donde llamaban a que se les unan cientos de miles de personas y también muchos militares.
El diputado Juan Guaidó, a quien EEUU y otras naciones, reconocen como el “presidente interino” de Venezuela, ha declarado que él está dispuesto a aceptar o solicitar el ingreso a su país de tropas norteamericanas, brasileñas o colombianas. Sostiene que esta posibilidad puede darse para garantizar la “ayuda humanitaria”.
Tras que el 23 de febrero no se pudo consumar el “Día D” que lleve al triunfo de Juan Guaidó y que el 25 de ese mes la cumbre del Grupo de Lima en Bogotá no apoyase una incursión militar de Washington en Caracas, la Casa Blanca baraja nuevas opciones.
Una cosa es hacer ver que, ante una situación evidentemente dramática, intolerable, acadabrante y dictatorial, se reacciona sin prisas, tarde, a contrapelo pero, aparentemente, con contundencia; como fue lo que hizo España ante las insoportables demostraciones de totalitarismo, intolerancia, poco respeto por la Ley y nula consideración para con la oposición venezolana, que viene adoptando el sátrapa Nicolás Maduro.
"España es el lugar preferido" para eso, ha señalado, al tiempo que ha advertido de que quieren "recolonizarlos, ponerle la mano" a Venezuela.
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