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Esta pasada semana hubiera cumplido 79 años un admirado genio de la literatura sudamericana, Osvaldo Soriano. Y me recordó parte de su obra una admirable columna periodística del intelectual y activista político paraguayo Aníbal Saucedo, sobre la polémica que envuelve a todos los grandes protagonistas de la historia paraguaya.
Es tan fácil...
La defensa de la igualdad es una causa universal que nos ha de mover y nos debe inspirar para promover una sociedad sin discriminación entre hombres y mujeres. Una sociedad más digna y, por tanto, más justa y para ello es imprescindible que la Memoria Histórica también sea igualitaria y no sólo se vista de colores.
Sólo las personas que observan , reflexionan, y la “convivencia social” es su principio fundamental, memorizan la historia. Sólo las personas que han conseguido lo que tienen a base de ilusión, de esfuerzo y corrección del pasado, encontrarán un futuro mejor. Sólo aquellos que saben escuchar y comprobar objetivamente, serán ellos en libertad.
A pesar de la evidencia en sentido contrario, seguimos con los comentarios rotundos sobre los hechos sucedidos. Pronto descubrimos la incongruencia de dicha rotundidad por la gran podadera integrada en la memoria; de manera inocente o manipuladora. No sólo por la sumación de datos, ya de por sí inabarcable; la dinámica de las múltiples peculiaridades es incesante, incluso varía a través del tiempo, evolucionan sus rasgos principales.
Medio siglo tuvo que esperar el reconocimiento público a un héroe a quien todos admiraron siempre en secreto, aunque lo negaran en público. Alguien a quien se abstuvieron de conmemorar, pero a quien jamás nadie pudo olvidar. Realza este acto de justicia el hecho evidente de que ni siquiera sus más enconados adversarios lo pudieron evitar.
Lo peor es querer olvidar por desprecio, por acuerdos políticos y porque, para algunos, las personas en las nuevas sociedades son utensilios de usar y tirar. Una sociedad con memoria podrida, sólo recuerda lo que interesa a sus gobernantes. Creo que nuestro pasado es el presente para muchos. Si olvidamos la historia, el presente es frío, sin sentimientos, indiferente... Así no merece la pena vivir
Recordando hoy, sé que triunfaré y batallaré pasito con pasito hasta el atardecer…
El recuerdo se va, el recuerdo se olvida, mas siempre has estado en mi presencia.
El olvido,
ese viejo nuevo enemigo,tormenta mi alma, tormenta mi vilo.
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