Cada vez estamos más concienciados con la Igualdad en la sociedad patriarcal, pero parece que la memoria histórica sigue siendo injusta con la mujer y eso me produce dolor, fustración y rabia, pues algunos siguen anclados en ese ostracismo.
Ahora en plena tecnología, con amplia difusión de lo ebooks y los libros electrónicos, sigue prevaleciendo que el primer precursor del mismo fue Michael Hart con su invento en 1971. Nada más falso e injusto fue la española Ángela Ruiz Robles, una mujer, nacida en León en 1895 y que vivió en el Ferrol y que, en 1949, registró su primera patente bajo el título de “procedimiento mecánico, eléctrico y a presión de aire para lectura de libros”. El aparato también tenía previsto que la página, al mostrarse, se iluminara mediante un pulsador eléctrico (activando una pequeña bombilla alimentada con pila) o mediante fosforescencia.
Triste la ignorancia y el olvido y grande la arrogancia de aquel que se alzó con la autoría y un título que no le correspondía.
Una maestra y pedagoga que falleció en 1975 y hoy esta postergada en esa memoria de la sombra. Por ello alzo mi palabra para revindicar no solo su derecho, sino seguir pregonando a los cuatro vientos la necesidad de reconocer el valor de las personas, más allá de ser hombres, mujeres y variantes diversas y la necesidad de la Igualdad.
La defensa de la igualdad es una causa universal que nos ha de mover y nos debe inspirar para promover una sociedad sin discriminación entre hombres y mujeres. Una sociedad más digna y, por tanto, más justa y para ello es imprescindible que la Memoria Histórica también sea igualitaria y no sólo se vista de colores, ni otras vestimentas que lo único que hacen es que no podamos avanzar en ese camino.
Esto nunca será una realidad objetiva si no se realiza una sensibilización de la ciudadanía, pues en nuestra sociedad aún subsisten estereotipos y roles de género que, en general, ponen en desventaja a la mujer respecto a los hombres y dificultan su pleno desarrollo como ciudadanas hasta en la Memoria. Comencemos a subsanar el pasado y reconocer la verdad, esa verdad que puede doler, que afectará a ese hombre que se ha creído el centro del universo en una sociedad patriarcal que lo propiciaba cuando no se percataba que con ello sólo ratificaba su incapacidad y una clara debilidad frente a una realidad.
La mujer siempre ha sido activa, capaz de dirigir su vida, tomar sus decisiones. Comprometida con su trabajo y su carrera, implicada en la vida política, etc. Las mujeres ganaron gradualmente el acceso a puestos en un mundo de hombres y para los hombres, por eso la Igualdad pasa por reconocer la superioridad de la mujer frente al hombre.
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