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Tenemos que reconducirnos, buscar tiempo y espacio para la restauración física y mental, si en verdad queremos posibilitar el encuentro y salir de este caos en el que nos movemos con espíritu comercial, más que humano, que es lo que favorece el acercamiento con la naturaleza y con nosotros mismos. Sin duda, lo trascendente es brotar cuanto antes con otras energías renovadas para poder salir de este mercado egoísta.
Ciertamente el hombre, como ser humano, poco tiene que desvelarnos sobre su condición, sus apetencias y sus propósitos. Esopo, escritor cuya existencia se inscribe entre la realidad y la tradición de la Grecia clásica del siglo V a. C., entre otras de las muchas enseñanzas que nos legó nos dejó una que podemos considerar como el paradigma de lo que somos las personas. Se trata de la fábula de la rana y el buey.
Amo a los animales, pero mucho más a las personas. Echo de menos titulares por la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte. De cantos al amor a los niños. Aunque nos cueste tiempo, dinero y esfuerzo criarlos. Siempre compensa holgadamente. Pienso horrorizado que mis padres se hubieran conformado con tener un gato de angora en vez de traerme al mundo.
Por un lado, impiden la contundencia, y por otro, permiten las percepciones imprecisas un tanto acomodaticias; en una adaptación ventajosa o perjudicial, según las intenciones de quienes se aproximen a los recuerdos.La mente nos conduce por trochas insospechadas, con el morbo del grado de voluntariedad, las actitudes espontáneas o el arrastre involuntario por esos andurriales enigmáticos de las neuronas.
El mismo libro resume en pocas palabras Quien es la sabiduría: “El principio de la sabiduría es el temor del Señor, los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza” (1:7).Las personas tocadas por la sabiduría divina no pueden comportarse como lo hace keisuke Matsumoto que sigue en el convento porque “pretende liberar a los líderes religiosos de las ataduras de la religión institucional”.
Sin embargo, en ocasiones la blasfemia se pronuncia sin plena intención de ofender a Dios, cuando una determinada persona está movida por la ira o por el mal hábito culpablemente contraído, pero contra el que se está luchando; pero, si no se ha retractado de ese mal hábito, no disminuye la culpabilidad, sino que la aumenta.También rechazamos las palabras irreverentes tan frecuentes en famosillos en entrevistas, películas y galas, además de las imágenes, que mezclan lo sagrado con lo mundano e incluso erótico.
Lo más importante que tenemos es nuestra herencia cultural, que nos transmite lo transcendente que es nuestro quehacer diario, sobre todo aquel que nos vincula a trabajar unidos y a ser promotores de dos elementos claves, lo auténtico a la hora de mostrarse y ese espíritu solidario que nos convierte en donantes perpetuos. Ahí radica ese gran deber que, entre todos, tenemos que llevar a buen término; el de poner en el centro a la persona y al planeta.
Según dicen los diccionarios, feminismo es la doctrina y movimiento social que pide para la mujer el reconocimiento de unas capacidades y unos derechos que tradicionalmente han estado reservados para los hombres. Por otra parte, machismo es la actitud de prepotencia de los hombres respecto de las mujeres.
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